Emocionado regreso del trovador vasco, nacido en Madrid, que compaginó sus temas clásicos con los de su último disco Porvenir en el Festival BarnaSants.
Tuvo muy mala suerte Patxi Andión aquel 2 de marzo 1974 cuando le tocó actuar en el Palau de la Música de Barcelona, el mismo día que el régimen de Franco ejecutaba —asesinaba— a Salvador Puig Antich. Aquel concierto mezcla de rabia y de miedo —materiales altamente inflamables— no tuvo nada que ver, afortunadamente, con el que nos ofreció ayer.
Madrileño de nacimiento y vasco por convicción —los vascos nacen donde quieren, dice un chiste—, Patxi Andión es uno de los trovadores hispanos más importantes de los setenta. Actor, profesor, trovador maldito, censurado por la derecha y criticado por la izquierda ortodoxa que no aceptó que fuera el primer actor español que enseñara el detrás en una película, El libro del buen amor, y que se casara con una Miss Universo, Amparo Muñoz.
Quizás por eso, quizás porque creía que ya no tenía nada que decir, decidió hace once años que necesitaba un descanso y se retiró a sus clases en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, hasta que recientemente se dio cuenta que cuando un trovador “se rinde, miles de personas se rinden con él”.
Y Patxi Andión ha vuelto. Y lo ha hecho de la mano de un disco Porvenir, del que ayer interpretó en la Sala Luz de Gas de Barcelona sólo siete temas: Siempre es nunca, Es tan difícil dejar de pensar, Nacido el 10 de abril, Nada tiene que ser verdad, Saleema, La luz debida y María en el corazón.
Voz de siempre, ronca, oxidada, profunda y penetrante, se paseó también por sus viejos temas como 33 versos a mi muerte, Con toda la mar detrás, Padre o Una, dos y tres; dando la sensación que nunca se hubiera ido o que, en todo caso, lo ha retomado desde donde lo dejó.
Recordó a José María Iparraguirre, trovador vasco del siglo XIX, que sufrió prohibiciones, cárceles, exilio y, según cuenta la leyenda, murió envenenado por “la autoridad” con Guitarra zahartxo bat.
También hizo mención a la censura. Su tema, que también interpretó, La Jacinta, primera canción que grabó y primera canción que le prohibieron, fue censurada, según reza el auto de la época al que ha tenido acceso recientemente, por la “evidente mala intención del autor en hacer creer que existe la prostitución en España, cuando todo el mundo sabe que está prohibida”.
Mucho ha llovido desde aquella noche de 1974. Ni el país, ni nosotros somos los mismos. Por fortuna tenemos los trovadores que nos salvan de la desmemoria.
![]() Patxi Andión y su grupo
© Xavier Pintanel
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