Uno de los grandes representantes de la canción de autor de Centroamérica pasó por Barnasants. El costarricense nos dejó una imagen confusa. Los que le conocían quedaron algo extrañados y los que no, siguen sin conocerle.
Me hacía una ilusión enorme ir a ver y a escuchar a Adrián Goizueta. Hace ya algún tiempo que conozco algunas cosas suyas cantando con el Grupo Experimental, formado por los mejores músicos del país y cuyo resultado es espectacular. Su canción Compañera inspirada en la carta encontrada en una celda de un prisionero político uruguayo me parece simplemente una joya.
Este costarricense-argentino no es un desconocido, al contrario, me consta que es un músico de extraordinario prestigio, como compositor, intérprete y arreglista y sé que ha actuado en grandes espacios con un público compuesto por muchos miles de personas en conciertos compartidos con los más grandes del género.
Así pues está acostumbrado a nadar en grandes océanos y quizás por eso le faltó espacio para poder flotar en la pecera de la Sala Harlem de Barcelona, con escaso público y con ambiente frío. De la formación numerosa que le acompaña pasó a estar solo con Nelson Álvarez en el teclado y Orlando Ramírez en percusión.
Estando mal gestionada la parte técnica en cuanto a su sonoridad me quedó la impresión que podían haber actuado desenchufados y el resultado habría sido mejor. Las primeras canciones sonaron con una intensidad demasiado elevada y en todo el concierto, en general, la batería estuvo por encima de la voz, que sonó oscura, tapada y algo ininteligible. Si a eso añadimos que Adrián estuvo todo el tiempo pendiente de su atril para seguir la letra de sus propias canciones llegamos a la conclusión de que hubo un distanciamiento a todos los niveles entre lo que debe ser una comunión entre artista y público.
Así fue la presentación de su último trabajo Soy, que nos dejó un cierto mal sabor de boca y la impresión de que no habíamos visto a quien esperábamos. No se entendieron bien las letras, y ni la parte más sensible del concierto personificada en la canción Puente de abrazos ni la interpretación de Libertango de Piazzolla consiguieron elevar los ánimos ni las ánimas. Tampoco sus canciones más legendarias sonaron como esperábamos y así quedo en el ambiente un aire de cierto desconsuelo.
En fin, un concierto con muchas cosas en contra del que el cantautor no supo salir airoso.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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