El sábado 12 de julio cantó en Sevilla Javier Ruibal, le dio el color de Cádiz a la noche sevillana. Se trajo Cádiz, pero también se trajo un poquito de La Habana y de todos esos lugares del mundo que nos acerca siempre mezclados con sus aires flamencos. Es cierto lo que dice Xavier Pintanel en su artículo “el francotirador de la trova” , se ha labrado una carrera sólida, sin imitaciones, ni imitadores. Sus formas y sus canciones son tan propias y originales que no admiten comparaciones. También es cierto que su estrategia de marketing es el “boca-oreja”, tiene un público tan fiel y entregado que no hace falta publicidad para que sus conciertos estén a rebosar.
El concierto formaba parte de la programación organizada por la Diputación de Sevilla en el propio patio de la Diputación, antiguo cuartel de artillería enclavado en pleno centro de Sevilla, en un ciclo llamado Asómate al Patio. Y bien que se asomó el artista, lo hizo con gracia, con esa naturalidad que tiene para comunicarse con su público, como si estuviera en una reunión de amigos, entró preguntándose como se diría en inglés: Asómate al patio, sumándose así a las risas y jaleos del público, porque una voz en off había presentado el concierto en una especie de espanglish, que seguro que Javier Ruibal se pensó que no estaba en Sevilla sino en Gibraltar.
Fue entrar el artista, y se acabaron las formalidades, se deshizo ese orden establecido del artista en el escenario y el público en las gradas. De la manera más simpática invitó a los asistentes a romper esa distancia de seguridad que había impuesto la organización en el patio; y fue dicho y hecho, todo el graderio más lejano se plantó bajo el escenario, no hacían falta sillas, todos sentados por el suelo. Y así se desarrolló el concierto, casi tres horas incluyendo los bises, paseó por su último disco pero también por los anteriores, creo que sus seguidores estaban tocando el cielo, es el segundo concierto de Javier Ruibal al que he podido asistir y puedo asegurar que en ambos su compromiso con el público era total.
La banda que lo acompañaba era de lujo, José Recacha a la guitarra, Munir Hossn al bajo y Javi Ruibal a la percusión, era lo anunciado, pero a ellos se sumaron otros dos artistas, Joaquín Calderón, cantautor sevillano, que en esta ocasión lo acompañaba al violín, y un músico que por sí sólo es todo un espectáculo y al que yo he podido ver en más de una ocasión como líder de Son de la Frontera, Raúl Rodríguez, virtuoso del tres cubano.
Terminó el concierto y se fue el artista; tengo que seguir dándole la razón a Xavier Pintanel, Javier Ruibal es un seductor, en sus conciertos tiende su red invisible, atrapando al público desde el primer momento. Es realmente el guapo que pesca atunes en el paraíso, y así acompañado de la admiración de los asistentes, recogió esa pinza que lleva para sujetar las canciones en el atril…por si salta el Levante... y se fue ….hasta el próximo concierto.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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