Por Marisol García para Emol
Aunque nunca ha levantado un álbum puramente autorreferente, obra y autobiografía se funden en muchas de las mejores canciones de Patricio Manns. Sus discos pueden, por eso, escucharse como depósitos de claves existenciales, y no sólo en experiencias sino en relación a sus paisajes, sus causas y sus preocupaciones como creador. La tierra entera, el primer disco del cantautor y escritor en siete años, es registro de imágenes e inquietudes en torno a la Naturaleza del Sur de Chile, ésa que acogió la rica infancia de Manns en Chiloé y alrededores, y que viene poblando sus composiciones desde los años '60 (Entre mar y cordillera se titulaba, de hecho, su primer disco, hace 44 años). Éste es un disco poblado de imágenes de lunas, lagos, ríos, montañas y valles; y no como elementos de una acuarela idealizada sino como parte constitutiva de la personalidad de quien canta.
El paisaje chileno es ancla para que Manns se explaye aquí sobre asuntos diversos vinculados siempre a la tierra, sea un viejo amor ingrato (La tierra entera), una pasión romántica homologable a la fuerza de los elementos (Déjame ser) o el periplo de una joven mapuche
«ofendida por las pasiones y la codicia
huyendo de las venganzas y el egoísmo
desde Temucho hasta Ginebra
del Chile tuyo, del Chile abismo
de la vergüenza de tu ostracismo»
Acaso por primera vez en su discografía, la Naturaleza es, también, motivo de indignación, y dos de estas diez canciones se explayan sin timideces sobre la depredación medioambiental. En Los ríos de Chile tienen dueño se nos habla de una vida acompañada por la libre circulación de las aguas, y a la cual el negocio de desconocidos separó de su fuente. Es el propio Manns quien lamenta su regreso al Sur para encontrar que sus cauces de niño son hoy aguas de lucro ajeno:
«Y aunque no conozca tu historia reciente
pues me echaron lejos de tu oriella riente
y aunque vengo viejo, duro y muy gastado
para mí eres todo lo que fue el pasado»
En el tema Pascua Lama no caben las metáforas. Con el nombre completo de la mina nortina amenazada por la empresa canadiense Barrick-Gold, el autor acusa que
«el agua es para el hombre
la bienamada
pero podría hacerse copa vaciada
si no alzamos el puño contra el abuso
de cambiar los glaciares por oro sucio»
Si la marca autoral de Manns ha sido la vehemencia poética, su fuerza es hoy, a los 72 años de edad, un músculo tonificado y de asombrosa vigencia. Podrán gustar más o menos los arreglos en los que hoy se acomoda su canto: un fresco sonido de vínculo jazz, con diez instrumentistas invitados y dirección del pianista Gonzalo Palma; que abrillanta muchas canciones pero que en otras deja en deuda una mayor solemnidad. Lo significativo es el traspaso intacto de una identidad autoral que cruza nuestra historia cultural y que produce una inevitable nostalgia por los tiempos en que la canción chilena forjaba a figuras así de portentosas.
Después de siete años sin publicar nuevo material, Ana Belén lanza Vengo con los ojos nuevos, un álbum compuesto por once canciones originales en el que autores como Pedro Guerra, Vicky Gastelo o Víctor Manuel aportan letras centradas en la mujer, la memoria y la mirada vitalista hacia el presente. La producción corre a cargo de David San José.
A sus 94 años, Omara Portuondo publica Eternamente Omara, un nuevo trabajo discográfico en el que revisita grandes canciones del repertorio cubano acompañada por artistas como Nathy Peluso, Pablo López, Angelique Kidjo y Silvio Rodríguez, quien cantará Demasiado, tema incluido originalmente en Segunda cita (2010).
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