Los griots, los trovadores que mantenían viva la historia de su pueblo transmitida oralmente se han convertido en los cantautores africanos del siglo XXI.
Un griot tradicional, acompañándose de la «kora»
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El griot es un miembro muy importante dentro de la sociedad africana subsahariana y de su cultura. Es el guardián de la historia, quién explica las historias del pasado, el presente y futuro de un pueblo que le son transmitidas oralmente por sus antepasados griots de generación a generación.
Su rol social es más que notorio: intervienen en las fiestas, bodas y bautizos para rendir cuenta del pasado de cada familia o grupo humano; y cantan y animan el trabajo del campo animando a los campesinos en su trabajo. Además, son un elemento de cohesión social a través de sus mensajes en pro de la solidaridad, del respeto a la naturaleza y el entorno, de homenaje a las madres y de veneración a los antepasados; incluso habiendo de intervenir directamente para apagar fuegos en conflictos y rencillas.
Éste es el perfil del griot, el trovador e historiador oral africano. Cabe señalar que la oralidad ha sido el vehículo mediante el cual la cultura africana ha avanzado por los caminos de la historia hasta hace relativamente poco. Es ahora que se está tomando conciencia del enorme saber de la oralidad africana y que se están creando bibliotecas y centros de información para almacenar y preservar este grandísimo saber africano esparcido entre las historias de tantos griots. Y es que con la llegada de la escritura, primero, la radio y el teléfono, y más recientemente, el internet, la figura del griot y su función de preservador de la historia se van diluyendo.
Aun así, su función de trovador sigue con gran vigencia en el siglo XXI. Sus cantos continúan queriendo agradar y ser agradados, conmocionar a la sociedad y remover conciencias. Hay ciertos temas recurrentes en sus mensajes: la solidaridad humana y los Derechos del Hombre, el llamamiento a una África unida, el amor a su patria y su país de origen, la veneración a la figura de la madre (y por extensión a la Madre Naturaleza).
A menudo son cantantes que se acompañan de un instrumento, ya sea algún idiófono como una maraca o una calabaza, o un cordófono como una guitarra o una kora. Así pues, nos encontramos que los actuales griots están mutando su esencia ancestral de historiador y cohesionador social para convertirse en cantautores africanos que con su música quieren hacer llegar su mensaje, un oficio tan antiguo como universal.
Nino Galissa, un griot del siglo XXI
© Pol Ducable
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