Era un día de febrero de 1997. Corría una "noche de pingüinos" tal como la catalogó Vicente Feliú. Era a él a quien íbamos a ver y escuchar en la Sala Apolo de Barcelona. Llegando a la puerta del local nos encontramos con un cartel donde se decía que "el Tinto" venía acompañado de dos jóvenes trovadores cubanos que formaban una suerte de "dúo" llamados Carlos Lage y Karel García.
He de confesar que en un principio no me gustó la idea de haber salido de casa en una noche que invitaba a meterse debajo de las sábanas para ver a dos tipos de los que no había oído hablar nunca. Al empezar el concierto Vicente se disculpó por la ausencia de Karel —a mí me sonaba a nombre de chica— por problemas con la siempre jodida visa cubana. Menos mal —pensé—, uno menos. Lo cierto es que el que quedaba —Carlos— acaparó el concierto llegando a tomar todo el protagonismo, siempre bajo la sonrisa complaciente que aparecía esculpida en los labios de Vicente de aquel maestro que ve volar a su discípulo.
Terminó el concierto, nos fuimos a casa, comentamos el inmenso futuro de este chico y ahí terminó todo.
Así fue hasta finales de ese mismo año, cuando empecé a colaborar en una discográfica en donde una de mis misiones principales era la "captación de talentos". Fue entonces que me puse en contacto con Carlos Lage y él insistió en que sin Karel García no había nada de qué hablar y me mandó "De otra manera" un disco que acababan de grabar en Cienfuegos.
De toda esta historia nació el "Souvenires de futuro", un CD que sin duda ya forma parte de la Antología Musical de Cuba.
Ayer, diez años después, Karel García presentó su primer disco en solitario en el marco del BarnaSants en Barcelona. Su "pareja de hecho" con Lage ya hace tiempo que se deshizo —cosas de la vida— pero aun así Carlos y su grupo Cubaneando quisieron estar con Karel acompañándolo en el escenario y "vistiendo de gala" sus canciones.
Ese disco recibe un hermoso nombre, "Hambre de quimeras" y cuenta no sólo con el genio de Karel, sino con las manos de Frank Fernández y Pepe Ordaz y las voces de Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Yhosvany Palma y Aurora de los Andes Feliú. Este CD está llamado a ser algo grande. No es sólo una "novedad" más del 2007. Es la esencia pura de la trova, es la palabra y el gesto. Es un mecanismo para arrojar los fantasmas internos y es el homenaje a esta ciudad. Es el amor y la miseria. Es el manifiesto esencial y el compromiso.
Y es hermoso. Por dentro y por fuera. Y está bien hecho y suena bien. Y tiene hermosas canciones. Yo he visto nacer muchas de estas canciones y ahora que han crecido y vuelan libres se me dibuja en el rostro aquella tranquilidad que da el tener una edad y saber que las cosas al fin han servido para algo.
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