Diversas son las circunstancias socioeconómicas que llevan a las personas a emigrar de su país nativo hacia países donde poder mejorar sus condiciones de vida. Ahora no nos detendremos a detallar las causas de este movimiento de personas; pero sí haremos una mirada al inmigrante y a su país de acogida en el marco de la región Mediterránea.
El fenómeno sociocultural que supone la inmigración de personas de diferentes etnias y culturas en un mismo territorio genera espacios de convivencia que suponen un enriquecimiento importante tanto de la cultura y sociedad de acogida, como de la comunidad inmigrante. A lo largo de la historia, los territorios del noroeste mediterráneo han sido países de acogida de mucha inmigración: por ejemplo, España ha recibido población latinoamericana y magrebí; y Francia ha acogido mucha población africana procedente de sus antiguas colonias.
Esta convivencia intercultural también ha generado sus frutos a lo largo de la historia de la música mediterránea: por un lado, han surgido nuevos estilos y géneros musicales que con los años han sido asimilados e incluso reconocidos por el país de acogida como propios, como el caso de las músicas procedentes de la cultura gitana (la rumba catalana, el flamenco…). Y por otro lado, ha eclosionado el fenómeno del mestizaje musical, con la fusión de estilos musicales tradicionales de diferentes culturas con estilos modernos.
La música etiquetada como “mestiza” es aquella donde hay una importante hibridación cultural. Distinguimos diferentes tipos de mestizaje: por una parte, los grupos que mezclan diferentes estilos en sus canciones, con bandas que están compuestas a menudo por músicos de diversas procedencias y/o con instrumentos tradicionales de diferentes zonas del mundo. Dentro este mestizaje musical, cabe señalar que en los guettos de algunas ciudades mediterráneas francesas, como Marsella, nació durante el tercer tercio del s.XX un nuevo estilo de rock, el rock mestizo, mezcla entre los estilos modernos de música popular y las músicas tradicionales de los inmigrantes de las antiguas colonias francesas.
Por otra parte, diferenciamos también otros dos tipos de música mestiza: los grupos con formaciones musicales de origen inmigrante que viven en otro territorio de acogida; y los grupos y artistas etiquetados como formaciones de sonoridad mediterránea donde la hibridación les ha hecho crear un estilo diferenciado, el caso de Maria del Mar Bonet (Islas Baleares), Miquel Gil (Valencia), el grupo L’ham de Foc (Barcelona), Juan peña “El Lebrijano” (Sevilla) o el grupo Radio Tarifa (Cádiz); para poner algún ejemplo en el ámbito de la Península Ibérica, donde el mercado musical mestizo está en auge desde hace unos años.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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