El grupo de rock chileno afincado en México, Los Bunkers, acaban de editar Música libre, un disco con doce versiones de canciones de Silvio Rodríguez al que pretendían "actualizar y modernizar".
![]() Los Bunkers en la presentación del disco «Música libre»
© Ricardo Flores
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Los Bunkers han dicho que querían "actualizar y modernizar" la obra de Silvio Rodríguez. Craso error. Parafraseando a Vinicius de Moraes, Silvio —como el amor— será infinito mientras dure, y las cosas infinitas son intemporales y eternamente modernas. Pretender actualizar a Silvio es como dividir por cero, sacar la raíz cuadrada de un número negativo o alcanzar el último decimal de 10 partido por 3. Pura matemática.
Pero más allá de la incontinencia verbal, más allá de la mítica arrogancia rockera, del "somos más famosos que Jesucristo" de Lennon; allá donde Los Bunkers debían hablar, es decir sobre el papel —o sobre el policarbonato—, ahí sí les ha salido el respeto y la admiración por el Maestro.
Porque una cosa es pretender "modernizar" a Silvio y otra cosa muy distinta es versionarlo y brindarle un homenaje. Y ahí los chicos de Los Bunkers han estado ciertamente acertados.
Doce versiones de otras tantas canciones del trovador cubano, pasados por el filtro del pop-rock casi sesentero, beatlístico, de los Bunkers; con ciertos tonos tacvbeantes de la mano de su productor Emmanuel "Meme" del Real, guitarrista, tecladista y cantante de la banda mexicana Café Tacvba; incluso con notas de funky que le dan a los temas de Silvio otro aire no mejor pero sí distinto al de la versión original.
Es posible que los chilenos se hayan tomado ciertas licencias melódicas y armónicas y que le hayan dado preponderancia a la parte rítmica sobre el discurso original de Silvio, pero al cabo esto es el rock y —si está bien hecho y no pretende substituir al original—le da otra lectura que quizás pueda acercar el universo creativo del cubano a otras generaciones.
Acercar la obra de Silvio a la generación del politono, del fast food musical, y del reciclaje creativo —como si la creatividad fuera una materia prima finita de la naturaleza que debiera preservarse—, es por sí solo un aporte meritorio y digno de reconocimiento para la banda chilena.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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