«Ahora sentimos que comenzaron a caer los prejuicios en el folclore»

Por Mercedes Mosca para El Tribuno

Semanas atrás conquistaron al público del Festival Nacional del Folclore en Cosquín con un show rockero aunque con ritmo folclórico y se llevaron el premio mayor del encuentro más importante de Latinoamérica, la Consagración. Tras asimilar este gran reconocimiento y después de su recital en el Cosquín Rock, Arbolito será uno de los números artísticos de la primera noche de la tradicional Serenata a Cafayate, que comenzará mañana lunes y se extenderá hasta el domingo 20.

En una charla con El Tribuno, Ezequiel Jusid, voz y guitarra acústica y eléctrica de Arbolito, habló sobre la experiencia de haber ganado la Consagración en Cosquín, su interés por combinar el rock con el folclore de una manera desprejuiciada, el hecho de haber elegido trabajar con una compañía discográfica después de haber sostenido una carrera independiente durante varios años, y la importancia de saber mantener intacta una ideología musical.

Fueron elegidos Consagración en Cosquín. ¿Cómo se sienten con este reconocimiento tan importante después de 14 años de carrera?

Estamos muy contentos y orgullosos porque fuimos a Cosquín a mostrar lo que hacemos siempre y fuimos reconocidos. Además, nuestra propuesta nunca estuvo pensada para ganar premios en festivales, ni siquiera para estar en grandes eventos, porque es independiente y original. Hacemos música que tenemos ganas de tocar, en la que se mezcla el folclore con un montón de otras músicas que venimos escuchando y tocando desde chiquitos, y el hecho de haber sido galardonados con la Consagración en el festival más grande de la Argentina nos indica que estamos en el camino correcto. En estos casi 14 años de carrera nos sentimos bien, por más que durante mucho tiempo tuvimos que ir inventando el camino. Ahora sentimos que comenzaron a caer los prejuicios en el folclore y en otros géneros. Lo que hay que saber es que la música es una sola y para que crezca tiene que haber más apertura. Eso es lo que siempre pensamos y vemos que ahora se está dando, así que estamos muy contentos de haber persistido en este camino, de seguir haciendo nuestras canciones y diciendo las cosas que tenemos ganas de decir.

Cosquín es un festival muy tradicional, que se está abriendo a nuevas propuestas...

“Sí, que sea Cosquín el que nos premia es como que se abre una puerta a un montón de propuestas y anima a muchos músicos a hacer lo que sienten sin estar atados a ciertos condicionantes sólo para llegar a los festivales. Lo importante siempre es hacer lo que uno siente y quiere, y eso es lo que nosotros sostenemos desde la música y el contenido de las canciones. A veces decimos cosas que por ahí no son del agrado de los que organizan los festivales, pero siempre nos animamos a cantar lo que queremos y lo que nos sensibiliza. Es muy lindo que pase esto no sólo por nosotros sino para que la música popular siga creciendo”.

Arbolito resume lo que son sus integrantes, que transitan por el folclore pero vienen del rock...

Sí, la mayoría de nosotros somos de Buenos Aires, que es una ciudad rockera por más que el tango sea la música que más nos representa. Además, creo que toda la gente de nuestra edad (pasamos los 30 años) vivió escuchando bandas de rock nacional y de afuera. Fue natural que esas dos vertientes se juntaran, porque nosotros crecimos escuchando rock, tocamos en bandas de rock y nos enamorados del folclore, de la música de nuestra tierra.

¿Qué es lo que los atrapó de este género musical y les despertó la necesidad de probar y fusionar?

Por un lado, los ritmos tan poderosos que tiene el folclore argentino y latinoamericano; también los colores de los instrumentos que dan una posibilidad rítmica. El sonido de un sikus, charango o una quena, combinado con la fuerza que tienen las sayas, chacareras, cuecas y huaynos es impresionante. Además, el hecho de viajar mucho a lo largo y ancho del país, participar de festivales y tener la posibilidad de tomar contacto con los pueblos originarios nos abrió muchísimo la cabeza, nos hizo aprender un montón y eso es lo que nos va enamorando cada día. Los grandes músicos del folclore también tuvieron una gran influencia sobre nosotros. Es un lujo escuchar a alguien como el Cuchi Leguizamón, Peteco Carabajal, Chango Spasiuk y otros artistas que realmente son músicos impresionantes y que, cuando éramos escolares, no sabíamos que existían.

Todos ustedes coinciden en expresar que “son una banda de amigos que hacen música y que proponen un replanteo de la historia”...

Sí, eso tiene que ver más que nada con sensibilidades y cuestiones individuales de nosotros, como personas, que van más allá de la banda; con estar interesados en lo que pasa y valorar la historia, porque realmente la que nos contaron en la escuela siempre fue una mentira. Somos un grupo de amigos que a través de la música y de nuestras canciones sentimos que podemos contar algunas cosas que vamos aprendiendo en el camino.

La música es una ventana muy grande para que mucha gente pueda expresar lo que siente. Más allá de ser músicos también somos personas sensibles a lo que nos pasa a nosotros y a un montón de gente.

La música es una gran ventana para que la gente pueda expresarse, pero ¿cómo vive y siente Arbolito la música?

La vivimos con plenitud y mucha alegría. Somos cinco amigos que hace 14 años venimos juntos, ensayando, haciendo canciones, grabando, viajando y compartiendo momentos con mucha gente. Es por eso que en nuestra vida nos sentimos agradecidos de lo que tenemos, porque además hacemos la música que nos gusta, con total libertad. El hecho de ser reconocidos por el público y por colegas que admiramos nos da mucha fuerza.

¿Cómo ven ustedes, con años de carrera pero que están en esto desde hace mucho más tiempo, la situación de la música en un país que vivió diferentes etapas desde el punto de vista artístico?

Nosotros la venimos remando desde siempre y la seguiremos peleando porque vivimos en un país donde culturalmente no se respeta al músico, cosa que sí pasa en otros lugares. Acá, por más que te vaya bárbaro, tenés que trabajar de otra cosa. Eso le pasa al 80% de los artistas. Pero es un momento en el que hay mucha música, el panorama se está abriendo alentadoramente, no hay censura. Lo único que pasa es que acá, en Buenos Aires, cada vez hay menos lugares para tocar, se cerraron muchos espacios. Supongo que eso va a cambiar, porque si las bandas siguen sintiendo que no tienen lugares para ir a tocar, en algún momento van a explotar y van a aparecer cosas nuevas por todos lados.