El grupo catalán Manel ha presentado hoy Benvolgut, el segundo videoclip de su último disco 10 milles per veure una bona armadura.
El grupo Manel, —lo decíamos en un artículo del pasado mes de marzo—, se ha convertido en un fenómeno: el cuarteto barcelonés no para de batir récords. Mientras su segundo álbum, 10 milles per veure una bona armadura (Discmedi / Warner 2011) no ha bajado del Top-20 desde la semana de salida superando con creces la certificación de Disco de Oro, el primero, Els Millors Professors Europeus rebasa ya las 40.000 copias vendidas.
Acostumbrados a colgar el cartel de "Entradas Agotadas" en la inmensa mayoría de sus conciertos, Manel han robado tiempo a su maratoniana gira española para rodar el videoclip de la canción que abre su nuevo disco y, no por casualidad, cierra el cuerpo central de su repertorio en directo.
Rodado en 16 milímetros y localizado en un bosque de Abetos Douglas situado en el parque natural del Montseny, Benvolgut certifica el talento de Sergi Pérez, quien ya dirigió para el grupo Dona estrangera, una de las piedras de toque de su álbum de debut. Protagonizado por la propia banda, éste clip con hechuras de gran cine clásico ilustra metafóricamente una canción que habla de esa presencia tácita en la vida de todos que es la expareja de tu compañero/a sentimental.
Benvolgut
Benvolgut, permet-me suposar que, malgrat que no haguem gaudit de presentació oficial, més o menys, així com jo, estàs assabentat de la meva existència, de les coses que faig. Benvolgut, jo ho reconec, què hi faré, covard de mi, no és que siguis cada tarda el meu tema preferit, vostres són les promeses que ningú ja complirà, vostres les nits que els telèfons no paraven de sonar. Però sí que et vaig veient en discos que al final no et vas endur i alguns quina meravella, i alguns que mai tindràs prou lluny, benvolgut, i en un somriure que fa sola caminant i en aquella foto antiga oblidada en un calaix: heu parat una furgoneta aprofitant la vista privilegiada d’una ciutat. Tu assenyales l’absis romànic d’una catedral i sou joves i forts! I sentiu l’eternitat al vostre davant! I, benvolgut, ni sospiteu que gent com jo estem esperant.
I que simpàtics que se us veu, i quin mal devia fer, i m’ho imagino -o ho intento- i t’asseguro que comprenc que encara avui, sense remei, tot trontolli un segon quan un amic, amb bona fe, pronuncia el vostre nom. Però vull pensar que tot va bé i que no enyores aquells temps, que fins i tot en recordar no saps per què però estàs content i vas veient coses pel món que t’estan agradant tant i agraeixes que entre els dos em féssiu créixer amagat. Amagat en mentidetes, en dubtes emprenyadors, en cada intuïció fugaç d’una vida millor, amagat en “som molt joves per tenir res massa clar”, amagat en “no sé què és, però, nena, no puc respirar”. Ai, benvolgut, que estrany si un dia et van fer mal el meu amor, la meva sort, les meves mans o el meu dit resseguint-li la columna vertebral! Benvolgut, que ha arribat i es vol quedar! Ai aquests dits, no són senzills, de gent com jo que estava esperant.
Benvolgut, ho deixo aquí, que sé que ets un home ocupat. Suposo que és moment d’acomiadar-me esperant no haver-te emprenyat massa, no haver semblat un boig, que la força ens acompanyi, adéu, fins sempre, sort! Per si un dia ens creuem ja em disculpo, que em conec, faré d’home seriós, esperaré darrere dret mentre tu li fas brometa, “veig que ara els busques alts”, mentre tu et reivindiques com molt més elegant. Farem adéu i marxarem i ella em dirà que t’ha vist vell i, pas a pas, ja estaràs tan lluny com el cretí que abans d’entrar a Història li tocava el cul arrambant-la contra els arbres del costat d’un institut. Ai, pobrets meus, com s’haguessin espantat, si entre els matolls, sortim tu i jo dient “ei, aquí els senyors, estem esperant. Xicots, aneu fent lloc, que estem esperant”. |
Estimado
Estimado, permíteme suponer que, a pesar de que no hayamos disfrutado de presentación oficial, más o menos, así como yo, estás informado de mi existencia, de las cosas que hago. Estimado, lo reconozco, qué le vamos a hacer, cobarde de mí, no es que seas cada tarde mi tema preferido, vuestras son las promesas que ya nadie cumplirá, vuestras las noches que los teléfonos no paraban de sonar. Pero sí te voy viendo en discos que al final no te llevaste y algunos qué maravilla, y algunos que nunca tendrás suficientemente lejos, estimado, y en una sonrisa que hace sola caminando y en esa foto antigua olvidada en un cajón: habéis parado la furgoneta aprovechando la vista privilegiada de una ciudad. Tú señalas el ábside románico de una catedral y sois jóvenes y fuertes! Y sentís la eternidad delante vuestro! Y, estimado, ni sospecháis que gente como yo estamos esperando.
Y qué simpáticos se os ve, y cuánto daño debió de hacer, y lo imagino, o lo intento, y te aseguro que comprendo que todavía hoy, sin remedio, todo tiemble un segundo cuando un amigo, de buena fe, pronuncia vuestro nombre. Pero quiero pensar que todo va bien y que no echas de menos esos tiempos, que incluso al recordar no sabes por qué pero te alegras y vas viendo sitios por el mundo que te están gustando tanto y agradeces que entre los dos me hicierais crecer escondido. Escondido en mentirijillas, en dudas molestas, en cada intuición fugaz de una vida mejor, escondido en “somos muy jóvenes para tener algo demasiado claro”, escondido en “no sé qué es, pero niña, no puedo respirar”. Ay, estimado, qué extraño si algún día te hicieron daño mi amor, mi suerte, mis manos o mi dedo resiguiéndole la columna vertebral! Estimado, que ha venido para quedarse! Ay estos dedos, no son sencillos, de gente como yo que estaba esperando.
Estimado, lo dejo aquí, que sé que eres un hombre ocupado. Supongo que es el momento de despedirme esperando no haberte molestado mucho, no haber parecido un loco, que la fuerza nos acompañe, adiós, hasta siempre, suerte! Por si un día nos cruzamos ya me disculpo, que me conozco, haré de hombre serio, esperaré detrás de pie mientras tú bromeas un poco, “veo que ahora los buscas altos”, mientras tú te reivindicas como mucho más elegante. Diremos adiós y nos iremos y ella me dirá que te ha visto viejo y, paso a paso, ya estarás tan lejos como el cretino que antes de entrar a Historia le tocaba el culo arrimándola contra los árboles al lado del instituto. Ay, pobrecitos míos, cómo se hubiesen asustado, si entre los matojos, salimos tú y yo diciendo “eh, aquí los señores, estamos esperando. Chavales, id haciendo sitio, que estamos esperando”.
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El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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