Habría que vivir varias vidas para devolverle a Serrat todo lo que él me ha entregado. Y una sola de estas vidas ya sería para agradecerle el haber generado la chispa que luego se convirtió en el incendio de compartir sueños y quimeras con Henry Martínez.
Henry Martínez es un hombre limpio de sonrisa y franco en el gesto. Es sabio porque sabe escuchar y escucha con los ojos. Y lo hace con tal intensidad que a alguien le podría parecer que está inventando melodías para ponerle a tu voz. Como buen compositor administra con la misma delicadeza tanto sus silencios como sus palabras. Y sus palabras, cuando llegan, llegan preñadas de amor y como si llevaran años envejeciendo —mejorando— y te atraviesan como un buen vino carnoso y largo en boca que aún las llevas encima después de haberte despedido de él. De su paso un tanto cansado se deduce que más de un palo le ha dado la vida y lleva consigo la soledad de aquel que no sabe cuánto es querido. Y es muy querido porque cuanto ser humano he conocido honrado por su amistad, ha sido seducido por la bondad de un hombre bueno.
Serrat —siempre Serrat— el mensajero de esa puta vestida de verde que es la Fortuna, no te regala nada si no es puro, si no es grande, si no es bueno.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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