La película Violeta se fue a los cielos de Andrés Wood basada en el libro homónimo de Ángel Parra ya se ha estrenado en Chile con un gran éxito de taquilla en todo el país.
Me vine a sentar a esta sala del sector de Puente Alto exclusivamente a ver esta película, solo con el deseo de ver como realmente había sido llevada a la pantalla grande la vida de esta creadora nacional. Muchos comentarios y notas de prensa halagaban la obra. Lo que tienen las películas de Andrés Wood es que son cuidadosamente producidas, con una buena banda sonora (incluyendo en esto no solo la música y las canciones sino todo lo que se escucha en el film), una imagen cuidadosamente tratada, buenas caracterizaciones. También lo que ha caracterizado un par de veces la obra de Andrés Wood es llevar al cine previamente un resumen de obras mas elaboradas, como fue el caso de El Desquite, una miniserie televisiva que tuvo una versión previa en la pantalla grande, y ahora este caso: el Largometraje Violeta se fue a los cielos un antecedente extractado de la miniserie que se vería en las pantallas de televisión chilenas durante el próximo año.
El relato viaja como en una nebulosa, que no se define nunca, vemos viajar a Violeta por los distintos planos de su vida, pero sin entrar en profundidad sobre los conflictos, intereses, amores y desamores profundos que llenaron su vida. La película, no hay que dudarlo, sirve como una biografía novelada (basada bastante libremente en el libro homónimo de Ángel Parra) nos muestra una Violeta Parra “pasteurizada”, resumida, volátil, para lo cual la historia no escatima en tomar demasiadas licencias históricas a la hora de plasmar la vida de la Violeta.
La primera parte de la película hasta la muerte de Rosita Clara está tratada con profunda hermosura y simpleza, me llegaron a caer lágrimas de los ojos en la secuencia que Violeta se acerca a los cultores, y uno de ellos no quiere cantar debido a que su ultimo canto se lo había dedicado a la muerte de una nietecita… me emocionó en el sentido del rescate de ese hermoso momento que ha sido retratado en varios textos de Violeta, pero después me dejó la sensación amarga al chequear que esta secuencia mostrada en la pantalla, fue un resumen de dos situaciones vividas con dos cantores distintos: Don Juan de Dios Leiva de 85 años, de Barrancas Santiago era el cultor que había jurado no cantar mas después de la muerte de su nieta, y que revocó su juramente al decirle Violeta “que la patria necesitaba sus cantos”. Por otra parte fue Gabriel Soto de Las Vizcachas, Puente Alto, el cultor que no quería cantar, y que fue desafiado por otro cultor advirtiéndole que no sería ser mas su amigo si lo que quería era “llevarse los versos pa’l cementerio”, después Violeta supo que el cultor no quería entregar nada debido a un juramente hecho a su esposa, y a través de la esposa Violeta pudo hacer que el cultor entregara sus tesoros.
Posteriormente la película, entra en una serie de mezclas temporales de sus viajes, de sus amoríos con Gilbert Favre, el cual también está ubicado en una situación completamente falsa… lo que se muestra en pantalla no fue la situación real bajo la cual se conocieron Violeta y Gilbert. Está narrado que Gilbert llegó a los estudios de Canal 9 de la Universidad de Chile en donde Ángel e Isabel tenían un programa, llegó el suizo preguntando por Violeta, y ellos le dieron los datos de cómo llegar… cuando los hijos llegaron a la casa, ya Gilbert y Violeta tenían su fiesta privada…
También ubican la entrevista con Rosa Lorca en Radio Chilena, después que Violeta Parra cantara el Rin Del Angelito, algo que temporalmente era imposible… la canción fue compuesta casi 10 años después que Violeta realizará los programas en Radio Chilena.
También la entrevista televisiva se edita la respuesta final sobre qué medio prefería Violeta para expresarse, sí bien es cierto que en una entrevista Violeta dice que prefiere la gente, pero también dice finalmente que prefiere la pintura, ya que ahí plasma todos sus dolores,
Dolores que no quedan bien plasmados en el film, ¿solo se mató Violeta porque no había público en La Carpa y porque no estaba Favre? ¿Dónde quedaron esos dolores por la desigualdad social?, ¿esa indignación? Acá sale una Violeta con demasiadas palabras para el bronce, demasiado idealizada ¿dónde quedó Alberto Zapicán, que fue el hombre que la acompaño en sus últimos días? ¿En dónde están todos aquellos grupos que la acompañaron en la carpa? ¿En dónde está su participación partidaria, sus contactos con los intelectuales chilenos de la época, su trabajo universitario en Concepción? ¿En dónde el tremendo tesoro musical que le entregó su madre? Por supuesto que no conocí a Violeta, pero todo lo leído, y todo lo escuchado sobre ella me hacen sentir que la Violeta es un ser mucho más denso, más complejo, con mas contradicciones que las entregadas en este resumen, en donde el público puede llegar a sentir y expresar “realmente no sé por qué se mató Violeta”.
La música y la interpretación de Violeta por parte de Francisca Gavilán es sorprendente, buena voz, buen ímpetu, tal vez le faltó mas contenido al guión y a la producción.
Se agradece el rescate de Carmen Luisa, la hija olvidada de Violeta, también parece extraño que la caracterización de Isabel en el film sea casi cero, se agradece el rescate de la imagen de los cultores, y tal vez por el desafío que se entrega a los espectadores de saber más de Violeta, y que descubran por sus propios medios, lo libre y lo sesgado de esta interpretación de su obra. Violeta es mucho más que estas dos horas, y será mucho más que la miniserie, que los comentarios, que estas líneas, y que todos los que alaben el film de Wood, olvidando que a la que hay que alabar es a la siempre olvidada: Violeta Parra.
PS: Se me cruzó una idea al ver las letras finales del film: ¿Qué pensaría Violeta al saber que su film es financiado por una empresa Minera de capitales extranjeros, y que la editora de sus canciones sea Warner Music Chappel Argentina, una editora transnacional norteamericana?
Marta Gómez presenta Seré guitarra, un álbum inspirado en la infancia y el miedo ante un futuro incierto, y que cuenta con colaboraciones de lujo como Liuba María Hevia y Piero, entre otros.
Nano Stern y Luis Emilio Briceño presentan en Europa, En septiembre canta el gallo —ganador del festival In-Edit Chile—, un documental sobre la Nueva Canción Chilena, desde sus inicios hasta el golpe de estado de Pinochet; todo ello narrado a través de las voces de sus protagonistas y de imágenes, algunas de ellas inéditas hasta la fecha. Esto será hoy 2 de noviembre en el marco del festival In-Edit de Barcelona.
Notas legales
Servicios
• Contacto
• Cómo colaborar
• Criterios
• Estadísticas
• Publicidad
Síguenos