El arquitecto, musicólogo y compositor chileno Juan Orrego Salas (Santiago 1919) ha publicado el libro Encuentros, Visiones y repasos. Me acerqué a este libro solo por el hecho de que he escuchado una sola obra del autor, una que se incluye en el disco La Revolución y Las Estrellas de Quilapayún del año 1982.
Si el libro de Carrasco —que comenté en un artículo reciente— te deja un gusto a que está escrito desde la “crudeza”, por otra parte el libro de Juan Orrego Salas está escrito desde la sabiduría, es un libro que avanza como el río Valdivia, es decir raudamente pero con ese volumen, esa inmensidad que parece que te bendice en cada palabra. Es un libro luminoso, generoso, asumiendo desde un principio ciertas limitantes que puede tener el relato mirando la vida desde hace tanto tiempo.
Este libro de adentra en varios pasajes sobre lo que podríamos llamar ciertas teorías o ideas sobre el procese compositivo, sobre como esto se vio influenciado por sus estudios en Arquitectura. El libro en varios pasajes se adentra sobre el génesis de varias de sus obras, lo cual daría el marco perfecto para una audición más acabada; pero acá nos encontramos con un “disparate”. Es más accesible leer el libro autobiográfico de este compositor, que poder escuchar su música. Es un cosmos que queda cojo; y esto por cierto no es culpa de don Juan Orrego Salas, es culpa del medio podríamos decir, del mundo cultural en que globalmente nos desenvolvemos, porque incluso al revisar por Internet la disponibilidad de esta obra en otros mercados también es casi nula, considerando que un gran porcentaje de su vida este compositor chileno la vivió en Estados Unidos.
Un libro que pasa por sus interpretaciones obre la educación de composición, por su interés de mejorar la condición de la música chilena, la incomprensión por parte del medio, su oportunidad de abrir nuevos horizontes en Estados Unidos, la nula entrega de conocimientos en las escuelas de música chilena sobre el universo y las historia de la creación musical de nuestro continente, su constantes dudas y recriminaciones por dejar sola a su familia, la temporal separación que tuvo, los cruces con figuras históricas, sus viajes a nuevos mundos, los nuevos sonidos, y como siempre tenía a Chile en mente, a pesar de la lejanía, a pesar de que era mejor recibido en otras universidades que en su alma mater.
Si el libro de Carrasco está escrito desde una mirada personal, desde una bestia solitaria gritando sus verdades, con un desarrollo personal, que no necesariamente puede generar una complicidad con el lector; el libro de Don Juan Orrego Salas está generado desde una visión social, como un maestro que nos lleva de la mano a descubrir su vida, a iluminar conjuntamente ciertas ideas, conceptos y críticas sobre los que aún nos toca vivir.
¿Como es posible que en Chile no se enseñe formalmente en las escuelas de música la historia o el desarrollo de la música de nuestro continente?, ¿por qué es mas natural saber de los Clásicos europeos que de los latinoamericanos?, ¿por qué esa diferenciación entre lo popular y lo clásico?, ¿por qué tuvo una mejor recepción sus ponencias en la Católica de Valparaíso que en la Católica de Santiago?, ¿será por el tipo de principio que guía la enseñanza de cada una de estas escuelas, una que respeta, valora y educa desde lo popular, mientras la otra se basa desde Europa y lo docto?.
Este es un libro esencial para cualquier interesado en la música chilena, en la historia de Chile del Siglo XX, o para cualquier estudiante de composición musical, acá encontrará tanto o mas luz que en los largos libros llenos de técnica o de pentagramas…
Solo un fragmente de este libro… con el cual me sentí totalmente de acuerdo, después de asistir a tanto concierto de música contemporánea, a los que cada vez mas difícil es acercarme:
“Después de escuchar estas obras (de compositores chilenos nacidos a partir de 1960)… uno queda con la impresión de haber asistido a la repetición de la misma obra, en diferentes transcripciones, una cantidad lastimosa de veces.
Al término de mis charlas decidí dirigirme a los jóvenes que habían asistido a estas y darles mi opinión al respecto, como también a los profesores, incitándolos a revisar sus métodos de enseñanza, a examinar si no estaban enseñando recursos en lugar de abrir caminos a otros, limitando el desarrollo de expresiones individuales, si el dogma no era lo que estaba prevaleciendo sobre la observación de las percepciones de cada uno de sus discípulos. Lo hice, porque sentí que se lo debía al país donde me inicié como músico y al lugar en que me encontraba.”
No sé si este libro habrá llegado a los maestros de composición de la actual música chilena, o a los estudiantes de ella; pero por una obligación ética, conceptual, de enseñanza, deberían tenerlo: Es introducirse a un mar de sabiduría, recorriendo la fructífera vida de este compositor chileno.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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