Joan Carles Doval, según Salvador Sostres

Siempre te he conocido igual, Joan Carles Doval. Este hombre, presidente de PICAP, no se diferencia de nosotros por sus gustos ni por sus preferencias artísticas: más bien diría que somos iguales y que estos gustos y estas preferencias son las mismas. La diferencia que hay es que él un día decidió jugarse la cara por sus gustos y por sus preferencias, y ponerse al frente de una empresa como PICAP que en tiempo de multinacional y unisonido defendía y defiende la música de autor contra la música en serie, la música artesana contra la música industrial, la buena música contra la música sólo rentable, e incluso la música contra el simple ruido inútil. Por PICAP han pasado artistas de primera fila como Maria del Mar Bonet, Paco Ibáñez, Raimon, Pep Sala o Lluís Llach, a la vez que esta discográfica se ha caracterizado siempre por dar oportunidad a los jóvenes talentos inéditos. Si Espriu dijo que había vivido para salvarnos las palabras, yo estoy en disposición de asegurar que Doval ha vivido y vive para salvarnos la música.

Si Joan Carles Doval se hubiera dedicado a la música comercial y estúpida, todo el mundo le habría reprochado que se hubiera dedicado a la música comercial y estúpida. Y bien, eso podría ser razonable, sobre todo si las críticas vinieran de artistas catalanes que vieran como una de las pocas discográficas catalanas que hay con cara y ojos les hace el vacío. Lo que me parece el colmo es que Joan Carles Doval se haya dedicado a la artesanía, a la música de calidad, y que los artesanos y los músicos de calidad hayan acabado —de momento con las altas excepciones de Raimon y de Pep Sala— marchándose a las multinacionales. Me explico.

El primer caso es el de Lluís Llach, que en 1991 decide, después de dos discos de ventas más bien escasas, dejar a la multinacional donde estaba e ir a PICAP. Entonces PICAP lo acoge y lo trata bien, lo introduce en un mercado que a menudo las multinacionales olvidan, y el Torna Aviat es ya un pequeño éxito sobradamente mejorado por el l'Ara, 25 anys en directe, y definitivamente multiplicado por Un pont de mar blava (100.000 copias vendidas). Después llegan los discos Rar, Porrera, Nu, 9 y Temps de revoltes. Cuando Lluís Llach ya está consolidado en su mercado, entonces su mánager se lo lleva a la multinacional BMG. ¿Dónde queda, entonces, el discurso de Lluís Llach contra la globalización o contra el dinero como medida de todas las cosas, etcétera? PICAP le había demostrado que era capaz de vender tantos discos como fuera necesario si el trabajo es de calidad. Y la respuesta del artista y del mánager del artista —sobre todo del mánager del artista— es marcharse a una multinacional aunque después sigamos haciendo discursos contra el poder del capital. ¿Que no habíamos quedado en que el dinero no era la medida de todas las cosas? ¿Qué se ha hecho de tus discursos ahora que tienes que ponerlos en práctica, querido Lluís Llach? No sabes cómo me cuesta decirte estas cosas, porque tus canciones han sido la banda sonora de mi vida y sin ellas no me podría entender. Pero, y ¿qué tenemos que hacer de la coherencia, de la honestidad de vivir una vida que se parezca a las lecciones que das a los otros?

El otro caso es el de Maria del Mar Bonet, mucho más fácil de explicar. Maria del Mar, artista de PICAP, buscaba mánager. Yanni Munujos, amigo de Doval, buscaba representada. Doval, amigo de los dos, los pone en contacto. ¿Cuál es la primera decisión de que toma Yanni Munujos? A ver si lo adivinan, venga. Pues sí: lo han adivinado. La primera decisión es llevarse a Maria del Mar a otra discográfica. Extraordinario. Ni Lluís Llach ni Maria del Mar Bonet, tenemos que decirlo todo, han experimentado ningún aumento de ventas con el cambio de discográfica. Quizás, y digo sólo quizás, nos tendríamos que preguntar qué aumento de comisión han sacado los respectivos mánagers.

Joan Carles Doval creyó como yo también lo creía cuando era más joven —mucho más joven— que los artistas se parecían a su arte y que alguien capaz de hacer canciones tan hermosas tenía que ser incapaz de actitudes tan miserables. Y te equivocaste, Joan Carles. Apostaste y perdiste. No es que me parezca mal que el señor Llach y la señora Bonet tengan cuidado —o mucho cuidado— de sus haciendas, lo que me parece mal son los discursos de esta izquierda fingida que venden después, estas inacabables lecciones que pretenden darnos entre canción y canción cuando en el fondo ellos se comportan yo no sé si bien o mal, pero en todo caso de la misma manera que después tienen el morro de criticar.

Paco Ibáñez, Raimon, Gato Pérez, Sau, Sangtraït, Manel Camp, Albert Fibla o Quilapayún son algunos otros autores que también y todavía figuran en el catálogo de PICAP, que este año celebra su 20º aniversario. Un presidente que ha hecho más esfuerzo que el mercado que había y se ha ganado la parte de suerte que ha tenido, y un presidente que ha creído igual en el arte que en los artistas y se ha ganado también la parte de desastre que eso siempre comporta.

Sea como sea, muchas felicidades y muchas gracias, Joan Carles Doval.

(Nota de CANCIONEROS.COM. Este artículo fue escrito en junio de 2004. Actualmente Maria del Mar Bonet ha vuelto a PICAP y ha cambiado de mánager)