Después de su exitoso concierto en Cuba, Maria del Mar Bonet recala en dos poblaciones catalanas con el mismo espectáculo que presentó en la isla caribeña. "Le añadimos a la música de María lo que no necesitaba", define la experiencia Jorge Reyes.
![]() De izquierda a derecha: Enrique Pérez-Mesa, Maria del Mar Bonet, Jorge Reyes y Pere Camps.
© Xavier Pintanel
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Maria del Mar Bonet acaba de llegar de Cuba. Está exultante, se la ve contenta. Y no es para menos: su recital en el emblemático Teatro Lázaro Peña de la Central de Trabajadores de Cuba, con Jorge Reyes Quinteto de Cuba y con la Orquestra Sinfónica Nacional de Cuba ha sido un éxito. "Era un sueño cantar en Cuba", nos dice. Más éxito aún el cantar en catalán, su lengua materna, y obtener este reconocimiento. Este viernes y sábado, el público catalán podrá gozar de una repetición del mismo con los mismos protagonistas y con la Orquestra de Cambra de Vila-seca.
Desde que el año pasado recibió el prestigioso Premio Internacional Cubadisco por su disco sinfónico Bellver y en reconocimiento a su enorme trayectoria como artista mediterránea, Maria del Mar Bonet medio en broma medio en serio cocinó una idea junto con sus managers Yanni y Laura: hacer un concierto de agradecimiento en Cuba. Y de la idea a la realidad. En tiempos difíciles económicamente hablando, la artista mallorquina junto con su equipo ha conseguido tejer una red de complicidades para hacer realidad este bonito proyecto de cantar en Cuba y con músicos cubanos. "No quiero bajar el listón [de exigencia y excelencia, añadimos nosotros] aunque estemos en un contexto de crisis económica", dice la cantante mallorquina.
Y así se tejieron complicidades musicales. La primera con el músico y enorme contrabajista cubano Jorge Reyes y con su Quinteto. El concierto se preparó en Cuba, un ambiente ideal para trabajar: "veinte días han pasado muy rápidos" nos cuenta Bonet. Nos explica como "Jorge Reyes ha transformado mi música". El repertorio estaba pensado, y Reyes trabajó en ello pero como nos cuenta "la música de Maria era perfecta, no teníamos nada nuevo que aportar, así que añadimos a su música lo que no necesitaba". Y añade: "hasta que ella no vino, no nos encontramos musicalmente". La complicidad se hace latente entre los dos, y también con el resto del quinteto. Y también con el maestro Enrique Pérez-Mesa, director de la Orquestra Sinfónica Nacional de Cuba, que nos destaca la rápida empatía que surgió: "Maria es una cantante muy dócil".
Y no terminan aquí las complicidades en la difícil producción de estos conciertos. Complicidades con el Festival BarnaSants y su director Pere Camps. Con auditorios catalanes, el Teatre Auditori de Sant Cugat y el Auditori Josep Carreras de Vila-seca. Complicidades cubanas con el Instituto Cubano de la Música. Con la colaboración económica institucional (que aún la hay) del Institut Ramon Llull para la lengua y cultura catalana. Y el inestimable patrocinio privado por parte de la marca Ron Varadero. Y digo inestimable porqué el mecenazgo del empresario privado hacia la cultura y la música se nos hace hoy día imprescindible para llevar a buen puerto proyectos como éste.
En medio de tiempos complicados económicamente, la cantante mallorquina ha conseguido preparar una producción de lujo; que ya en Cuba ha dejado perlas como un dúo con Omara Portuondo, diva de la música cubana, cantando un Quiéreme mucho con sólo el acompañamiento del contrabajo de Jorge Reyes. "Fue una maravilla musical" lo define el mismo Reyes.
Y una segunda perla: se atrevió a cantar por primera vez en público —en privado lo había hecho muchas veces— una canción de Violeta Parra, el Gracias a la vida, que todavía no sabe si repetirá en sus conciertos del BarnaSants.
Advertimos, al hablar con la cantante mallorquina, que mantiene intacto este espíritu joven y aventurero característico de Bonet: estas ganas de renovar, de aprender, de descubrir y de disfrutar de la música. ¿Y de desembarcar en Hispanoamérica? ¿Podría ser el concierto en Cuba un puente de playa para conquistar el público latinoamericano? "Pues claro, ¿por qué no?", nos responde ella. "He cantado en Canadá, Estados Unidos, varios países del mundo árabe, incluso en Japón; y en todos ellos, igual que en Cuba estos días, la reacción del público ha sido una explosión de sentimientos difícil de explicar. Es ahí donde te das cuenta que el lenguaje de la música penetra y llega independientemente de la lengua con que se canta". Y continua: "ya estuve el pasado año en Ecuador en el Festival de Música Sacra, donde hice dos conciertos en Sucre y Quito, y la acogida fue muy buena".
Sin que se sepa aún si se va a grabar a posteriori esta colaboración cubana con Maria del Mar Bonet, os invito a escucharlo en directo y grabarlo en nuestra memoria musical. Sino nos pasará como cuando Bonet cantó con Milton Nascimento: si no se pudo escuchar en directo, no se podrá escuchar en ninguna grabación. O quizá sí...
![]() Maria del Mar Bonet paseando por Las Ramblas de Barcelona con Enrique Pérez-Mesa y los miembros del Jorge Reyes Quinteto de Cuba.
© Xavier Pintanel
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