El exilio es un camino de dos direcciones. Y se suele hablar demasiado de la presunta generosidad de los pueblos de acogida y muy poco de aquello que los recién llegados aportan a sus nuevos vecinos.
En la década de los setenta llegaron a Europa una oleada de músicos latinoamericanos —especialmente argentinos, uruguayos y chilenos— huyendo de las condiciones de sus respectivos países y nos obsequiaron con aquello que mejor sabían hacer.
Gracias a ellos pudimos escuchar las primeras canciones —ahora ya leyendas en el imaginario colectivo— de la Nueva Canción Chilena, del Cancionero Argentino o de la Nueva Trova Cubana. Nos enseñaron que había otras formas de hacer y decir canciones. Se quedaron con nosotros hasta que nos las aprendimos.
Más tarde, cuando nos cansamos de ellos, cuando los creímos juguetes rotos, los condenamos a un segundo exilio: el de la desmemoria.
Un hermano trovador dice que la muerte tiene la llave de todas la casas y entra y sale cuando quiere, pero que el olvido sólo entra en donde se deja la puerta abierta. Fernando González Lucini es hoy el sereno que va cerrando las puertas para que no corran tan impunemente los vientos del olvido.
El músico cubano José Luis Quintana Fuentes, conocido como "Changuito", falleció este lunes en La Habana a los 76 años. Fundador de Los Van Van y creador del Songo, deja un legado fundamental en la historia de la música popular cubana y la percusión a nivel internacional.
La cantautora colombiana presenta un nuevo trabajo grabado en vivo en un patio de San Telmo, como homenaje íntimo a la ciudad de Buenos Aires, donde interpretó cinco canciones en formato acústico junto a un trío de músicos.
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