La XIV Edición del Festival BarnaSants llegó a su final con un concierto de Vicente Feliú, con Quintín Cabrera en la memoria.
El recién desaparecido trovador uruguayo, luchador empedernido, solidario, comprometido y revolucionario fue recordado por Pere Camps con visible emoción y cariño. Nunca es buen momento para despedirse de alguien y en este caso la casualidad quiso que cuando el BarnaSants daba sus últimos coletazos el bueno de Quintín se nos fuera para siempre y por este motivo el concierto fue dedicado a su memoria. Y ¿quién podría homenajear mejor a un trovador como él que Vicente Feliú? Simplemente nadie.
Y es que Vicente es uno de esos raros especímenes que quedan de esa antigua canción trovadoresca. Es el “TROVADOR” con mayúsculas, el cantor intimista, el que dispara al corazón con su sensibilidad, su cariño, su humildad, su ternura. Nadie sabe hacer eso como lo hace el cubano, porque siempre ha cantado lo que le ha salido de las entrañas.
Siempre tengo la impresión de que Vicente no actúa para los demás sino para sí mismo y que el compromiso que tiene con el público no es más que el ánimo de compartir, en intimidad y en voz baja, emociones y sentimientos con amigos conocidos o no.
Vicente regala siempre honradez y transpira autenticidad por los cuatro costados. Por todo eso, dentro de lo triste que es una despedida como la de Quintín Cabrera, creo que los dioses se pusieron de acuerdo para que un trovador como el primero fuera homenajeado por otro de los más grandes y por supuesto y sin ninguna duda, el más auténtico de todo el amplio programa que nos ha ofrecido BarnaSants 2009.
Cantor del amor y de la revolución, Vicente no posee ni una voz maravillosa ni tampoco una gran virtud con la guitarra y sin embargo nadie de los que disfrutan la canción de autor debería quedarse sin saber quien es Vicente, que en mi opinión ha hecho una aportación importantísima a la trova. No en vano fue uno de los fundadores de lo que se llamó “Nueva Trova Cubana” que aún hoy sigue siendo referente y espejo obligado para todos los que un día deciden coger la guitarra.
Nunca fue y nunca será un trovador para el gran público. Ni lo pretende, ni sería bueno que así fuera, pero desde aquí reivindico una canción de Vicente como de lo mejorcito que se puede escribir en lengua castellana: “Créeme”.
En su concierto repasó su andar por este mundo trovadoresco y lo hizo recordando en voz y guitarra algunos de sus referentes más importantes: Federico García Lorca, Mario Benedetti, Silvio Rodríguez (de quien cantó “Monologo”), Sindo Garay, y por supuesto dedicó una de sus canciones, “Canción de ombligo”, a la memoria de Quintín Cabrera, a quien lo incluyó en la lista de “esos trovadores de raza”
A propósito de Quintín dijo que cuando conoces las canciones de uno de esos trovadores, conoces ya a la persona aunque no la hayas visto nunca y del mismo modo, cuando conoces a la persona, eres capaz de identificar sus canciones. Eso le pasó con Quintín Cabrera y eso amigo Vicente, también pasa contigo.
A sus 62 años sigue emocionando a quienes le conocen, le siguen y le admiran. Los que han tenido la suerte de tratar con Vicente Feliú saben de su calidad como persona y de su solidaridad con gentes y países, con la música en general y con la trova en particular, con el mundo, con Cuba, con la revolución, con los pueblos y con los que en esta tierra habitamos. No podía finalizar mejor este BarnaSants que con tu exquisita y noble presencia.
Si no has cambiado ya, dudo mucho que lo hagas y me alegro, porque te queremos así.
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