Extraño sentimiento. Lluís Llach forma parte de mi educación sentimental de tal forma, que seguramente ha conformado algunos de los recuerdos más bellos de los años de la locura adolescente. Después, con la serenidad, ha quedado aquello que el tiempo no decapita, y muchas son las cadencias de Llach que han conseguido acompañarme a lo largo de la vida, más allá de la nostalgia. Probablemente por ello, por la densidad de algunos sentimientos, este artículo me resulta enormemente incómodo. Nace del disgusto que sus palabras –y sus “olvidos”- me han creado, pero también parte de la estima a muchas de las pieles emocionales que me ha regalado con sus canciones. Sin embargo, y mucho más allá del Llach personal que palpita en el interior de muchos de nosotros, lo que ha ocurrido con la película “Salvador” y con la ausencia de la “Margalida” de Joan Isaac, es feo, es necesariamente triste y sitúa Llach en un punto de mira que se ha trabajado, incomprensiblemente, a conciencia. Podía tener dudas, pero la entrevista del Avui al propio Llach, donde intentaba justificar su comportamiento y donde llegaba a decir que “Margalida no tiene trascendencia en la película”, me convenció de dos cosas: una, que el responsable de que la canción no estuviera, es de Llach; y dos, que los motivos por los que no está, parecen bastante poco presentables. Parecería como si Llach no hubiera entendido nada, ya no de lo que decía Joan Isaac o la misma Margalida Bover en estas páginas, sino del papel del propio Salvador Puig Antich en la memoria de este país. Como me siento apelada por motivos diversos, tanto por “la bandera negra en el corazón” que palpitó fuertemente en mi juventud, como por el amor a una canción que ha marcado generaciones enteras que nunca conocieron a Salvador, pero lo recordaron cantando, intentaré una respuesta serena y a la vez crítica a Lluís Llach.
Estimado Luís, lo primero es la generosidad. No hay tantas oportunidades para rendir homenaje a la memoria musical de este país, y tu, que tienes la suerte de estar situado en una atalaya privilegiada, tienes también la responsabilidad de situar en su lugar a aquellos que lo merecen. ¿Ha existido una oportunidad mejor que esta, para situar a Joan Isaac en el podio de respeto, estimación y agradecimiento que se ha ganado? Lo veo difícil. Era la película, era el mito, era la canción, era el cantante, era el recuerdo. No es que Joan Isaac haya cantado tozudamente “Margalida” durante años, es que miles de catalanes hemos cantado tozudamente “Margalida” gracias a Joan. Y gracias a él, hemos vivido la tragedia de Salvador. Lamentablemente, ni tu que tienes una biografía musical tan excelsa, has conseguido formar parte del mito. Porqué no es fácil, y porqué Isaac lo consiguió, la canción era un acto de justicia. Sabes muy bien, tu que tanto te preocupas de los valores morales, que la generosidad de los grandes es su grandeza. ¿Has tenido grandeza en este caso? La pregunta, tendrás que hacértela algún día.
La segunda cosa que quisiera decirte es que Margalida no solo fue una alegría carnal de una noche de verano. Fue un amor vivido en plenitud, y, sobretodo, el amor que llegaría hasta el final, la última chispa de emoción, el último aliento de un joven Salvador que tenía una vida, tenía unas ideas, tenía un amor, y todo se lo quitaron. La propia Margalida, en unas sensibles palabras que me escribió, me recuerda aquellas cartas desde la cárcel, la última el día del asesinato... ¿Todo esto, no tiene valor en la película? Entonces, ¿qué habéis hecho? ¿Tendrá razón Margalida cuando hacía, en el Avui, está decidida afirmación: “es una película yanqui que utiliza una historia real para hacer un panfleto”? No se, Luís. Que no consideraras la canción me pareció triste. Pero que desprecies el amor que los dos se tenían, me resulta lamentable. Y todo ello se relaciona con la cuestión final, quizás la de fondo, el perfil ideológico de Puig Antich. Estoy convencida que ni Manuel Huerga, ni Jaume Roures, ni, por lo que parece, tu mismo habéis puesto la ideología anarquista de Salvador, en el lugar que se correspondía. ¿Demasiada “modernidad” yuppi por parte de Manuel? ¿Demasiado troskismo por parte de Jaume? ¿Y en tu caso? No nos engañemos. La memoria de la resistencia también ha sido escrita por los vencedores, e incluso entre las víctimas hubo vencedores. Los anarquistas perdieron todas las batallas, incluso la del recuerdo. Hoy se está reescribiendo la historia de los luchadores, con tinta falsa...
¡Qué lástima, todo ello! Un mito, y se le despoja de contenido. Una canción que marcó la melodía del mito, y desaparece. Un cantante que merecía un pequeño espacio, nada, unas notas, y se le desprecia. Y un gran cantante, tu, que en un momento de oro, no tiene la grandeza que cabría esperar. ¿Ha valido la pena, Lluís?
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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