Lucía Pulido y Fernando Tarrés enlazan folclore y jazz en una ambiciosa trilogía

Télam - "No es un grupo de músicos de jazz parodiando a un grupo de folclore sino todo lo contrario: se trata de artistas de distinta extracción que se expresan con honestidad buscando los puntos en común entre el folclore y estas otras músicas", advirtió Fernando Tarrés en diálogo con Télam.

"Ese punto de encuentro no es necesariamente lingüístico, sino que se expresa, por ejemplo, en la libertad rítmica, la organicidad, el lirismo melódico, lo visceral del sentimiento, la austeridad poética, según sea en cada caso", aclaró.

Tarrés conoció a Pulido en 1994 cuando la colombiana viajó a Nueva York, donde el argentino entonces residía; pero recién en 2004, en el marco del Festival de Jazz de Medellín, alumbraron la idea que luego fue Songbook.

"A Medellín Lucía había llegado sin su banda, y mi sexteto (que incluía a Ernesto Jodos y Rodrigo Domínguez, entre otros músicos) se convirtió en el suyo. Poco después la situación se repitió en Nueva York y la música fluyó maravillosamente. Esa misma noche, caminando por la ciudad, pensamos que era el momento de hacer algo", evocó Tarrés.

Así, Tarrés y Pulido editaron la trilogía Songbook donde interpelan, con instrumentaciones inusuales, obras de Atahualpa Yupanqui, Chacho Echenique, Gustavo Leguizamón, Ramón Navarro, Raúl Carnota, Iván Benavides y Violeta Parra, entre otros.

Entre los músicos que participaron figuran Rodrigo Domínguez (saxo, clarinete), Juan Pablo Arredondo (guitarra eléctrica), Jerónimo Carmona (contrabajo) y Carto Brandán (batería), además de un numeroso elenco de invitados.

"Definitivamente, la mayoría de los músicos que grabaron o tocaron en vivo Songbook tienen poco contacto con la música folclórica. Por supuesto que esto determina un sonido y ensancha la senda. Pero lo importante es que aquí nadie está pretendiendo ser lo que no es", afirmó Tarrés.

¿Con qué criterios se seleccionó el repertorio y cómo se trabajó en vista de la distancia geográfica?

Los proyectos, como Songbook, que se gestan a lo largo de un período de tiempo extenso -y en este caso con tanta distancia geográfica- permiten otros tiempos de reflexión. Eso, que puede tener consecuencias problemáticas como que la energía se diluya o la consistencia estética se quiebre, tiene como ventaja la posibilidad de ir viendo como el proyecto busca su propia identidad.

Pienso que esa es parte de la razón por la que Songbook es un proyecto tan rico y diverso al tiempo que todo guarda coherencia y balance. A eso se suma algo que fui aprendiendo al escuchar cantar a Lucía, y que es el delicado entendimiento entre canción y cantante. Una relación por momentos bastante más compleja que la que tenemos los instrumentistas con la música.

La tímbrica de las canciones aparece resuelta de modo muy disímil, del formato intimista de voz y un instrumento a esquemas orquestales. ¿Qué climas y texturas sonoras se propusieron lograr?

La idea, para ponerlo en términos menos abstractos, era mostrar una misma idea conceptual desde distintos puntos de vista. Como si miraras un objeto desde diferentes ángulos y bajo diferentes luces.

Así, el primer disco es claramente un disco de grupo; el segundo explora sonoridades más grandes; y el tercero es, sin duda, el más diverso y ambicioso, algo así como la proyección más audaz de lo que los dos anteriores prefiguraban. Allí se mezclan cantos a capella, orquestas, cuartetos de cuerda, música electroacústica, pequeños experimentos sonoros y más.

Han abordado canciones que tienen muchas versiones como Alfonsina y el mar, La Arenosa, Juan Panadero, ¿El enfoque les imponía la necesidad de darles un color diferente a lo ya grabado?

No como un pre-requisito o una posición tomada. Lo que indudablemente ocurre es que uno ni siquiera siente la necesidad de visitar esas canciones si eso no va de la mano con una visión diferente de lo que ya se ha hecho. Quiero decir: no es que la motivación sea "hacer algo diferente", pero si uno no imagina algo diferente el deseo de hacer esas canciones ni siquiera se presenta.

El cineasta Jean-Luc Godard decía que era importante para todo artista no mostrar todos los costados de una idea: dejar zonas sin explorar (o mínimamente, si se exploraron, no presentarlas abiertamente). Inversamente, uno puede asumir que toda obra tiene costados no mostrados y entonces son precisamente esos costados los que hay que salir a buscar y explorar.

¿Existe la posibilidad de realizar algún concierto o presentación en vivo del proyecto?

Los primeros dos discos se presentaron en vivo e incluso hubo algunas giras. Tocamos en Argentina, Estados Unidos y Europa. Pero este último disco de la trilogía es tan diverso que para llevarlo al vivo habría que re-concebir la música, con lo cual dejaría de ser lo que es.