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Trova joven

Olga Andrés: por las veredas de la sensibilidad, de la libertad y de la ternura.

por Fernando G. Lucini el 23/08/2012 

Relacionado con un nuevo libro que estoy escribiendo para la Editorial Milenio —creo que es el que hace el número treinta—, vengo soñando y diseñando —desde hace más de seis meses— la posibilidad de crear y de montar un recital-espectáculo centrado sobre la "joven canción de autor", que, coincidiendo con la salida del libro, pudiera ser presentado en gran parte de España y, muy posiblemente, en algunos países latinoamericanos.

Olga AndrésSueño que me gustaría poder hacer realidad luchando —¡claro está!— contra la "crisis", la "prima de riesgo", los "rescates" y otras "losas" similares tan decidida y torpemente utilizadas por los nuevos "enterradores de la cultura".

 

Digo esto, porque dentro de ese sueño y de ese proyecto —si pudiera hacerse realidad— me gustaría contar —por supuesto, si ella quiere— con una "cantautora" gallega a la que he llegado a admirar profundamente: OLGA ANDRÉS.

 

A Olga la conocí —no personalmente, sino a través de sus poemas y de sus canciones— gracias a un buen amigo, también "cantautor", llamado Paris Joel... No sabe muy bien Paris el regalo que me hizo permitiéndome conocer a una mujer que tiene la sensibilidad necesaria para escribe cosas como ésta:

 

«Si vienes a dibujarme paisajes en el alma

y a herirme las mejillas con tus besos,

si vienes con los brazos sin remedio

a ser raíz longeva entre mis brazos,

si vienes a curarme la cordura

y a fortalecer mi paso débil y desequilibrado,

si vienes porque nadie te ha indicado direcciones,

si vienes a tomarme la pisada

y unirte a mi vereda,

a estrechar mi mano,

traspasar mi piel

y ser la parte interna que me falta...

...entonces

quédate...».

 

Después de leer esto y de haber escuchado cantar a Olga, hoy, frente al teclado de mi Mac, me gustaría ser capaz de dibujarle —con palabras— algún paisaje en el alma; paisaje del alma que me permitiera poder unirme de verdad a sus veredas de sensibilidad, de libertad y de ternura.

 

Ella misma se autorretrata diciendo:

 

«Soy una tauro gallega que hace tiempo vivo unida a la música, pegada a una guitarra. Los primeros recuerdos musicales vienen de la mano de las aulas del colegio, donde empezaba a disfrutar cantando. Luego vendrían los escenarios de festivales infantiles, los que me dan a conocer los nervios al ponerse tras un micrófono, la pasión por entregarme en una canción.

 

Tentada por el clarinete, la flauta, la gaita... descubro que definitivamente lo mío no es soplar y crezco enamorada de las cuerdas, del sonido de la guitarra y termino por rendirme a sus pies. A los catorce años cuando puedo hacerme con una (que alguien se dejó olvidada en un local de ensayo) empiezo, de una forma premeditada, mi relación con los trastes. [...]

 

Mi guitarra ha terminado por convertirse en una prolongación de mí misma, me ayuda a reflejar aquello que surge de mi forma de ver la vida. Cantar es ya una necesidad y una manera de sentirme viva, la única que encuentro para dar rienda suelta a melodías que buscan hacerse un hueco entre el pequeño público.

 

Mi música pasa por la sencillez de las historias cotidianas, el compromiso con la persona y la intimidad de una guitarra, tú y yo, la fórmula para pasar una bonita velada».

 

Os lo aseguro, escuchar a Olga tocar la guitarra y cantar, es mucho más que disponerse —como ella dice— a pasar una "bonita velada"; es sencillamente disponerse a disfrutar de una verdadera borrachera de sensibilidad y de belleza a "años luz" de lo que podría ser un alejamiento con la realidad..., ¡no!..., ¡sino todo lo contrario!...

 

Lo que Olga quiere y es capaz de hacer y de transmitir con su música y con sus canciones es sumergirnos en la realidad —en su realidad— a través de una mágica y muy cuidada síntesis entre lo real de sus sentimientos, lo irrenunciable de su libertad radical, y su extraordinaria capacidad literaria; todo ello aderezado con hermosas melodías y con una voz potente y muy cuidada.

 

Olga Andrés

 

«Yo no soy reina ni tengo un trono,

no tengo futuro ni tengo memoria,

soy más bien poca cosa y que

me forjo por dentro y es lo que tengo

para crecer, para crecer, para crecer...

 

Yo no soy diosa de ningún cuadro

no hago milagros ni vendo sermón

soy más bien filosofía barata

me vuelco hacia dentro y eso me basta

para viajar, para viajar, para viajar...

 

De capitán marino

quiero navegar sin rumbo, en soledad,

y de toparme sólo espero tu ribera,

que es la verdadera causa

de este viaje un poco a ciegas.

 

Y hacer que embarques

sólo por seguir mis ojos y pedirte

que pases conmigo la vida entera,

es la forma más hermosa

de heredarme y ser perfecta.

 

Yo no soy dama ni negra ni blanca,

ni guardo reservas para subsistir,

tampoco tengo coraza de acero,

me muero de miedo, me tiemblan las piernas

e intento no huir, intento no huir, intento no huir...

 

Soy ambulante de palabra inquieta,

chula postiza de verse adoquín,

serenidad en mi tiempo de guerra,

voy al abordaje buscando el veneno

para ser feliz, ser feliz, ser feliz... ».

("De viaje")

 

Esta es la canción que cierra el LP que Olga Andrés grabó, en el año 2007, con el título de Mujer; disco que, por supuesto, recomiendo:

 

Porta del disco «Mujer» de Olga Andrés.

 

En Mujer han colaborado musicalmente con ella, Javier Abreu, Diego Pacheco y Alex Villar; así como Nacho Sánchez en el diseño y Raquel Probanza en la fotografía.

 

El disco se compone de 10 canciones que giran en torno al amor, a la solidaridad y a la ternura; canciones entre las que me gustaría resaltar dos:

 

Amar que, por una parte, pone de manifiesto la calidad poÉtica y literaria de Olga y la fuerza expresiva de su canto —reforzada por Alex Villar al piano—; y que, a su vez, nos ofrece una visión del "amor" en la que no se produce ni la más mínima concesión a ningún tipo de "tópicos"; y en la que, por el contrario, se nos abren experiencias, horizontes y expectativas amorosas absolutamente fascinantes; pocas veces he sentido y he descubierto una visión del "amor" tan real —pese a las metáforas que Olga utiliza en la construcción de su pensamiento— y, a la vez, tan bella.

 

«Amar, verbalizar, en cuerpo a cuerpo lo indecible

simplificar tus latitudes en mis dedos.

Amar es ignorar el mundo externo en silencio

desde una cama de domingo mañanero.

Amar sincronizar un par de almas que se buscan

y que se elevan de la mano hasta la cima.

Amar es conjugar un beso a beso y asfixiarlo

y tan solo dejar entre tus piernas su rastro.

Sentir que al desnudarte yo me quemo y me congelo

que nacen flores secas en mis pechos.

Dejar hervir la sangre en mis rincones más ocultos

y ser la enredadera que cubre tus espacios, atar todos tus cabos

y no amanecer y no amanecer y no amanecer hasta encontrarlos.

Amar es derivar mis afluentes en tus montes

verter caudales de agua en tus entrañas.

Amar es olvidar que existe un nombre en nuestro rostro

que lejos de nombrarnos nos libera las alas.

Amar pacificar todas tus líneas, sumergirme

lavar en tu saliva impurezas.

Amar es indagar en tus rosales más profundos

y herirme en tus espinas para sanarme la vida».

("Amar")

 

Olga Andrés

En segundo lugar destacar Mujer es el verbo, tema dedicado por Olga a todas las mujeres del mundo... ¡Hay que escucharlo!... Y después ya me contaréis...; Olga es sencillamente extraordinaria... O, al menos, a mí me lo parece.

 

«Mujer que me dejas entrar en tu casa

Mujer en tu mesa encuentro mi pan

Mujer que adormeces que voz que amamanta

Mujer en tu sombra te veo

Mujer en tus venas comulga silencio

Mujer que te escapas en tu propio regreso

Mujer que del alma haces versos de miedo

Mujer que levantas pancartas de presentimientos

 

Mujer te dejaron hacer tu camino

Mujer que te enlazas a otra mujer

Mujer aunque a piedras levanten un muro

lo salvas con sabiduría

Mujer que despliegas y nombras y hayas

las formas de ir hacia adentro

De beberte el miedo existes de nuevo

Es mi mandamiento, tu piel, mis corazas

Mujer que transformas, inventas y te multiplicas

Encuentras manera de estar en el cielo y estar en la tierra

Te debo lo vida y no encuentro el tiempo

Más mujer es el verbo

 

Mujer en tu rostro hicieron paredes

Mujer eres madre de otras mujeres

Mujer de tu cuerpo deriva la carne

Mujer con palabras que van a salvarme

Mujer sin candados que apresen tu cuerpo

Mujer que banderas te exilian mujer

Mujer engañada te miro y aprendo

Mujer que coartan tu vida a base de dinero.

 

Mujer que espliegas y nombras y hayas

las formas de ir hacia adentro

De beberte el miedo existes de nuevo

Es mi mandamiento, tu piel, mis corazas

Mujer que transformas inventas y te multiplicas

Encuentras manera de estar en el cielo y estar en la tierra

Te debo lo vida y no encuentro el tiempo

Más mujer es el verbo

 

Mujer que te dejaron hacer tu camino

Mujer que te enlazas a otra mujer

Mujer aunque a piedras levanten un muro

Lo salvas con sabiduría

Mujer en tu rostro hicieron paredes

Mujer eres madre de otras mujeres

Mujer de tu cuerpo deriva la carne

Mujer con palabras que van a salvarme

Mujer es el verbo».

("Mujer es el verbo")

 

Nota a pie de página: OLGA ANDRÉS además de cantar, trabaja como profesora... ¡Una cantautora más que se une al gremio de los "maestras y maestros músicos y cantores"!... Ya veréis, al final nos juntaremos —yo también soy maestro aunque no canto— y haremos la revolución por las veredas que mejor conocemos: "Las veredas de la sensibilidad, de la libertad y de la ternura".






 
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