![]() Miquel Pujadó
© Xavier Pintanel
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Miquel Pujadó está conformado, entre otras virtudes viciosas, por un elemento imprescindible en esta “rara avis” que responde, respondonamente, (como corresponde) a la nomenclatura de “artista”: la pasión por el oficio de construir canciones.
Ni más ni menos, canciones, esos “monstruitos” de-generados, mitad palabra, mitad música, esos monstruitos que tienen la misión de transgredir sentimientos e ideas, ni más ni menos.
Pujadó, está en esa pelea del pensamiento y el sentimiento a través de la palabra y la música. Educado por la “Chanson”, y muy específicamente por Georges Brassens, entiende la canción como una arquitectura donde la palabra es la argamasa y la música, el espacio. Y su lengua catalana, la vida que habita sus hermosas estancias.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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