Soledad Pastorutti, con su segundo embarazo avanzado, fue el atractivo principal sobre el escenario Martín Fierro, en la octava velada del 48 Festival Nacional de Doma y Folclore de Jesús María.
Télam - La cantante Soledad Pastorutti brindó su espectáculo que cerró la franja televisiva, junto a su hermana Natalia, y tuvo como invitado al cantor de tangos Miguel Ángel Rodas surgido del “reality” “La Voz Argentina”
La Sole interpretó Vivir es hoy, Chacarera para mi vuelta, Tren del cielo, Endechas, Cariñito, Déjame que me vaya, entre otras y, en yunta con Natalia, se escucharon Hermanas, Lejos de ti y El Bahiano.
El segmento tanguero permitió que Rodas entonara Pasional y luego compartieran Garganta con arena, el tributo de Cacho Castaña a Roberto Goyeneche.
La 8ª jornada del tradicional encuentro logró vender 16.000 entradas y se convirtió en la segunda de mayor convocatoria de este año.
La velada se inició con Los Alonsitos quienes, a partir de Si ya no estás, entregaron chamamé y sapucays en una festiva performance que luego sumó títulos como Astilla del interior, Mi luna azul, Soy chaqueño y Vienes y vas.
Mención de honor en Jesús María 2007, la aerofonista salteña Mariana Cayón presentó su último trabajo titulado Tawa, Mario Álvarez Quiroga aprovechó para mostrar su novedad: el álbum La galería de los sueños y también se destacó la rítmica La Callejera.
Esta noche estarán Los Manseros Santiagueños, Reencuentro soñado de los Cantores, Los Huayra, Los Cantores del Alba (Carlos Brizuela), Izquierdos de la Cueva, Saúl y los Palmareños, Paola Arias, Los de Cabrera, Ivan Camaño, Ariel Rojas, Voces de Provincia, Hugo Nikel y su conjunto.
Mañana en el cierre del Festival, actuarán Jairo, Raly Barrionuevo, Canto 4, Los Guaraníes, Néstor Garnica, Daniel Altamirano, José Galante y el humor del trío Buena Onda.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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