Quizás porque nací en un país donde Francisco Franco era el Caudillo por la gracia de Dios, siempre he sido muy crítico con los dioses. Y es quizás por eso que me gusta ver equivocarse a estas personas que con frecuencia uno tiende a sentarlos a la derecha —o a la izquierda según se mire— de Nuestro Señor. Eso los hace más humanos y menos divinos. Más falibles y, por lo tanto, mucho más cercanos a mí y a la gente que quiero.
Creo sincera y humildemente que Serrat —muy poco dado a equivocarse— no debió pasearse por La Monumental de Barcelona, en tendido cero y con sombrero Panamá de la mejor manufactura ecuatoriana, dando el cante con gente de malvivir, conociendo como conoce la trascendencia pública de sus acciones.
No obstante, seguramente si hubiera sido otro, lo habría vestido de acto de "solidaridad con el pueblo español" y la estúpida quema de sus CD's en el exterior, como "acto de agresión contra la Cataluña plural". Fue porqué le dio la gana. Esto no lo exculpa de dar soporte a actos tan salvajes, pero como mínimo nadie puede darse a engaños.
No creo que un error como éste, inhabilite una carrera como la de Serrat, ni justifique —como afirma mi amigo Fran Espinosa— un descrédito hacia los valores de nadie. Al fin y al cabo todos perdimos la inocencia con una corrida.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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