Quizás porque nací en un país donde Francisco Franco era el Caudillo por la gracia de Dios, siempre he sido muy crítico con los dioses. Y es quizás por eso que me gusta ver equivocarse a estas personas que con frecuencia uno tiende a sentarlos a la derecha —o a la izquierda según se mire— de Nuestro Señor. Eso los hace más humanos y menos divinos. Más falibles y, por lo tanto, mucho más cercanos a mí y a la gente que quiero.
Creo sincera y humildemente que Serrat —muy poco dado a equivocarse— no debió pasearse por La Monumental de Barcelona, en tendido cero y con sombrero Panamá de la mejor manufactura ecuatoriana, dando el cante con gente de malvivir, conociendo como conoce la trascendencia pública de sus acciones.
No obstante, seguramente si hubiera sido otro, lo habría vestido de acto de "solidaridad con el pueblo español" y la estúpida quema de sus CD's en el exterior, como "acto de agresión contra la Cataluña plural". Fue porqué le dio la gana. Esto no lo exculpa de dar soporte a actos tan salvajes, pero como mínimo nadie puede darse a engaños.
No creo que un error como éste, inhabilite una carrera como la de Serrat, ni justifique —como afirma mi amigo Fran Espinosa— un descrédito hacia los valores de nadie. Al fin y al cabo todos perdimos la inocencia con una corrida.
El músico argentino Milo J lanza La vida era más corta, un álbum doble donde se cruzan el folklore argentino y los sonidos urbanos contemporáneos, en una obra que reúne a varias generaciones y cuenta con colaboraciones destacadas como las de Mercedes Sosa y Silvio Rodríguez.
Miguel Poveda hizo suyo el Gran Teatre del Liceu de Barcelona —uno de los grandes Teatros de la Ópera del mundo— en su concierto Distinto del 15 de Octubre, en el marco de la edición de 2025 del "Festival Jazz Barcelona".
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