Los argentinos Sandra Rehder (voz) y Gustavo Battaglia (guitarra y arreglos) presentaron en la sala Luz de Gas de Barcelona Tangos de la resistencia, un extraordinario programa de tango y poesía.
![]() Sandra Rehder y Gustavo Battaglia presentaron «Tangos de la resistencia» en el festival BarnaSants.
© Isabel Llano
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En estos tiempos de diario desencanto político, con un horizonte muy poco entusiasta respecto a nuestras expectativas sociales, cobran renovada vigencia tangos de los años 1930 como Camuflaje y ¡Se viene la maroma!, o algunos otros de años más recientes como Bronca, tango de crítica política que describe el momento vivido en Argentina en 1962, y que casa perfectamente con lo que viene proponiendo últimamente Sandra Rehder, según expresó la propia cantante.
Pero como es bien sabido, el tango también le canta a las perennes tribulaciones y desencantos amorosos y a las dolorosas pérdidas del ser amado. Para la muestra Sandra Rehder interpretó en esta ocasión tangos y milongas como Arrabal Amargo de Carlos Gardel, Milonga triste y Fruta amarga de Homero Manzi y Apología Tanguera de Enrique Cadícamo.
No obstante, también hicieron parte de esta presentación de Tangos de la resistencia canciones que nos hacen reflexionar y cuestionarnos sobre nosotros mismos, sobre las circunstancias a las que nos enfrentamos en la vida, algunas difíciles y otras incluso graciosas. Entre estas canciones escuchamos la divertida Milonga del holandés de Sandra Rehder y Enrique de Lausen, Tango de Jorginho Gularte y, de la gran Eladia Blázquez, Prohibido prohibir, A un semejante y El precio de vencer.
Entre los textos que iban acompañando las canciones, figuraron poemas como El Bienaventurado, de Armando Tejada, que nos hace pensar sobre la tremenda situación que viven millones de personas que no tienen empleo en España y muchos otros lugares del mundo. Muy emocionante el momento en que Sandra Rehder recitó de Julio Cortázar El árbol, el río, el hombre, acompañada por Battaglia, y que había introducido contando que Cortázar entregó el poema a Atahualpa Yupanqui para que lo musicalizara. Yupanqui nunca lo musicalizó sino que lo acompañó con la música de la que hablaba Cortázar: El testamento de Amelia, un antiguo canto popular catalán armonizado para la guitarra por Miguel Llobet Solés.
Un poco después de la mitad del concierto, con buen humor Sandra Rehder dijo que la gente salía de sus conciertos fortalecida, porque si no se mató durante el concierto luego aguantaría lo insoportable. Es verdad, hemos salido fortalecidos, con muchas ganas de volver a esos tangos y milongas y a los poemas, porque para incorporar la fuerza del mensaje hay que oír sus letras y sentir una y otra vez la intensa pasión de la música.
Con Tangos de la resistencia le tocó el turno al tango en el BarnaSants. En esta presentación, además de Sandra Rehder en la voz y el imprescindible Gustavo Battaglia en la guitarra y los arreglos, estuvieron como músicos invitados, también argentinos, Pablo Jiménez en la flauta travesera y Pablo Cruz en la percusión. Con pasión tanguera seguiremos resistiendo.
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