El grupo Toldería lanza su último disco años después de su disolución

Que los amantes de la música sudamericana somos pocos en este país es cosa sabida. Sin embargo, los hay que de una manera u otra intentamos difundirla con nuestros propios medios. Unos lo hacemos mediante artículos y programas de radio, otros mediante blogs, y otros dando nueva vida a clásicos de siempre, gracias a la más puntera tecnología digital. Este ha sido el caso de Juan José Martín y el último disco de Toldería, Nuestra Música.

Toldería nació de la mano del músico valenciano Gonzalo Reig, quien durante años fue miembro de Los Calchakis, el grupo de música latinoamericana más importante de toda Europa. Con la experiencia adquirida en París con Los Calchakis se trasladó a Madrid, donde fundó la sala Toldería, junto a Shary Mendoza, así como el grupo del mismo nombre. Grupo con el cuál tuvo la oportunidad de compartir escenario de nuevo con Los Calchakis en 1980, y que abandonó posteriormente para dedicarse de lleno a sus negocios y a producir a otros artistas como Rafael Amor.

A finales de los 80 el grupo estaba formado por César Cossío, Faustino Porras, Teddy Tudela y Tacún Lazarte.

El Disco, un buen exponente de la Nueva Canción Latinoamericana

Si hay algo que define bien a este disco es su compromiso con la Nueva Canción Latinoamericana, dado que en este te funden los universos cercanos de la canción de autor y el folklore. Pero vamos a adentrarnos un poco más en este trabajo.

El disco comienza con Cueca negra, una alegre cueca de corte instrumental compuesta por Faustino Porras que nos traslada a los más recónditos y mágicos escondites de Chile.

Seguimos con Volver en vino, un tema de Horacio Guarany arreglado por Porras, que ocupa tres ritmos bien diferentes: la chaya, la vidala (ritmo del norte argentino) y la baguala. Las siguientes canciones son un sentimental takirari de César Cossío llamado More y un chamamé bellamente cantado, llamado Qué Jangada la Vida, cortesía de Tacún Lazarte.

El sabor chileno se recupera de nuevo con Aukasiriji, una canción de Teddy Tudela bajo ritmo de trote (derivado chileno del huayno peruano) y tarqueada (conjunto de varios músicos ejecutando la tarka). El siguiente tema es una encantadora versión de Rosaura Lindaura, de Genaro Ganoza. Esta vez, esta versión tiene un arreglo que yo definiría como genuinamente peruano, ya que se han incluido guitarra, charango, quena y violín.

El disco se adentra en territorio boliviano con una morenada de Teddy Tudela llamada Copagira, interpretada con matraca, sikus (zampoñas), bombo, guitarra, charango y quenas. Como tiene que ser. La canción que le sigue es un tema en parte recitado, a ritmo de Rin, del chileno Santiago Alcalá y el argentino Tacún Lazarte llamado Villancico Campesino.

La parte boliviana de Nuestra Música termina con el popurrí tradicional boliviano Tres Bailecitos y la tonada Tinkupaj, de César Cossío.

Inmediatamente después, el disco toma su cariz más criollo con el tema, a mi parecer, más bello de todos cuanto lo componen, Indio, de Alicia Maguiña Málaga, con excelentes arreglos de Porras. Para terminar, concluye con un danzante ecuatoriano precisamente del citado arreglista, Danzante del Adiós.

Una edición redonda

La parta gráfica y la maquetación de esta edición ha recaído en las sabias manos de un viejo conocido de los amantes españoles de la música sudamericana en España, Manuel García Reátegui, miembro del grupo Alturas y experto en estas lides (ya había hecho lo mismo con el recopilatorio Huaynos de Oro, de Los Campesinos).

El disco incluye un libreto con información sobre Toldería y sus miembros, además de diversas fotografías. Pero es en el plano sonoro donde verdaderamente deslumbra esta edición, elaborada, si la memoria no me falla, a partir de una cinta de casette. Con precisión milimétrica, Juanjo Martín ha reducido el ruido de fondo y —si el oído no me engaña— ha procedido a reecualizar cada una de las canciones. El resultado no ha podido ser mejor, ya que además el CD goza de un amplio margen dinámico, cosa muy rara hoy en día.

Imprescindible.