A propósito de la participación de Migdalia Hechavarría como invitada especial del I Festival del Bolero que se celebra en Barcelona, del 13 al 18 de junio de 2013, hemos tenido la fortuna de reunirnos con ella para conocer más detalles de su trayectoria.
Migdalia Hechavarría
© Juan Miguel Morales
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Criada por su abuela paterna en Santiago de Cuba, inició su carrera de cantante junto con La Lupe. Después del Triunfo de La Revolución se trasladó a vivir en La Habana. Ha cantado con el acompañamiento de los más grandes músicos cubanos como Bebo Valdés, Rolando Laserie y Cachao. Ha compartido escenario con Chucho Valdés y Celia Cruz y ha seguido la huella de Olga Guillot, Elena Burke y Moraima. Su canto ha llegado a medio mundo: Angola, Etiopía, Nicaragua, Noruega, Italia, entre muchos otros países. En su extensa trayectoria se cuenta haber sido invitada al Festival de Jazz de San Remo y haber sido primera figura del famoso Cabaret Tropicana.
En los años 60 grabó su primer disco con la EGREM. En 1999 grabó el CD Son y bolero, con la Agencia Artística "Clave Cubana". Posteriormente ha grabado un CD patrocinado por la firma Paladium de Italia.
Migdalia está cumpliendo actualmente 58 años de vida artística y hoy en día sigue haciendo gala de su belleza, elegancia y gran carisma. No es de extrañar que muchos quieran cortejar a la "Reina del Bolero y el Son".
A propósito de su participación como invitada especial del I Festival del Bolero que se celebra en Barcelona, del 13 al 18 de junio de 2013, hemos tenido la fortuna de reunirnos con ella para conocer más detalles de su trayectoria.
Migdalia nació en Santiago de Cuba, en las lomas del Caney. De familia musical, es nieta de Ángel Almenares, famoso trovador santiaguero. Su tío, Alejandro Almenares, es cantante de trova en Santiago y su primo hermano es David Calzado "El charanguero mayor", que siendo muy niño viajó por primera vez con Migdalia a Angola. Su abuelo paterno era vasco, quien al llegar a Cuba se enamoró de una negra, la abuela de Migdalia, y tuvieron cuatro hijos, el mayor de ellos fue el padre de Migdalia. Su hermana también fue cantante, era dos años menor que Migdalia, pero ya falleció, de nombre artístico Ibis del Sol.
¿Cómo fueron tus inicios en la música?
Comencé muy niña, a los 7 años. Yo vivía cerca de la Cadena Oriental de Radio, una emisora muy popular en aquel entonces en Santiago, y un día iba para el zoológico con un primito mío y vi un grupo de niños y quise saber qué pasaba, pregunté y me dijeron que era un concurso infantil de una cerveza que se llamaba La cabeza de perro, entonces el concurso se llamaba Pandilla Cabeza de Perro, pandilla por la cantidad de niños que iban, entonces yo dije "apúntame ahí" y me apuntaron. La pianista que acompañaba era Nené Valverde, ahora recién fallecida, y ella me preguntó "¿qué vas a cantar?" y yo le dije Frutas del Caney, y canté. Me dieron una camisetica con la cabeza de perro, me la puse, canté y quedé en primer lugar. De premio me dieron 10 pesos de aquella época, que serían como 1000 pesos de ahora. Cuando llegué a la casa mi abuelita me quería matar, porque tú sabes que había personas que en aquella época tenían un concepto erróneo de los artistas. Yo estaba en la escuela, en el colegio de monjas María Auxiliadora, entonces mi abuela se negaba totalmente, pero me dejó al final. En ese mismo concurso hicimos un trío con 2 compañeritas mías del colegio, nos llamábamos Las tres M, por Marcia, María y Migdalia. Ellas se retiraron y yo seguí, aunque tenía poco tiempo para dedicarme porque estaba en la escuela y no me dejaban salir, estaba muy chiquita. Pero seguí. En la casa, una prima hermana mía mayor que yo me enseñaba y me decía "canta esto, canta lo otro", y yo ensayaba y cantaba, hasta que a los 13 años seguí en un programa de aficionados que se llamaba La escala de la fama, que patrocinaba el profesor Chan Ly. De ese programa salimos La Lupe y yo.
¿Todo esto ocurría en Santiago?
Sí, hasta el año 1958 que me traslado a La Habana con mi mamá y mi abuela materna que vivían allí. Claro que no fui a quedarme sino de visita. Allí en La Habana, le avisé que estaba en la ciudad a un señor que se llamaba Ñico Gelpí "El Gallinito", que era español y que cuando me había visto cantando en Santiago me había dicho "si tu vas a La Habana, me localizas, porque yo te voy a llevar a cantar". Para suerte mía, él me llevó al Hotel Sevilla, que está en El Prado, allá en La Habana, y trabajé en el piano-bar de ese hotel, acompañada nada menos que por Bebo Valdés, Laserie en la batería y Cachao en el bajo. Trabajé en ese hotel, pero volví a Santiago y pronto regresé y me quedé en La Habana, porque vi que tenía opciones de trabajo. Siempre tuve trabajo y sigo teniendo hasta el sol de hoy. De allí vinieron los años 60 y fui a trabajar a Varadero, a un lugar que se llama El Caguama. Canté una noche, fue fabuloso y me quedé trabajando mucho tiempo, me llamaban "La triunfadora de Caguama", porque el lugar tenía un bar muy acogedor, era un night club y había un grupo del pianista Servía, que eran buenísimos. Allí estuve con ellos y después comencé a recorrer toda Cuba. Y en el año 1978 hago mis primeros viajes, fui de las primeras artistas cubanas que fue a Angola, en aquel año en plena guerra. Estuve seis meses allá, trabajando en ocho provincias y diecisiete municipios, cantando para los combatientes cubanos. Después fui a Etiopía y luego a Nicaragua, cuando el primer sistema sandinista, asistí con un grupo de artistas de Pepe Ramírez al congreso de la UNAP, esos eran viajes comprometidos. De ahí fui a Noruega.
¿Viajabas sola o con tu propio grupo? ¿Qué músicos te acompañaban?
No, a estos lugares yo iba con unos músicos que no eran mi grupo. A Noruega, por ejemplo, me llamó Jesús Hernández "Chucho", que era un director artístico muy bueno en Cuba, fallecido ya, quien siempre me llevaba de la mano, por decirlo de alguna forma, y quien me decía cuando yo había enviudado en 1973, teniendo yo ventipocos años: "tú no puedes dejar de cantar nunca, estás joven, estás linda, uno no se puede quedar ahí". Él fue quien me mandó a ese viaje: estuve en Oslo, en Bergen, en Stavanger. Fuimos por 10 días y estuvimos 45, porque la música cubana no tiene idioma, cuando suena le gusta a todo el mundo. También he estado en Panamá, en Las Bahamas, en México donde he estado tres veces, y en Italia, donde fui contratada para cantar en Roma, desde 1998 y por cinco años, por Mansur Naciri, un empresario que quiero, que adoro, al que yo le digo "mi padrino". Él me había visto cantando en El Gato Tuerto, cuando fue la reapetura en 1998, porque el local estuvo desbaratado por mucho tiempo, entonces lo reformaron se hizo la reapertura. Antes de trabajar en El Gato Tuerto estuve trabajando, por unos quince años, en el Hotel Nacional de Cuba, en El Parisién. Pero en 1998, Raquel Mayedo, quien era la que iba a conducir El Gato Tuerto y era la encargada de relaciones públicas me llamó para que cantara allí, y yo fui con mi pianista del Parisién y desde entonces sigo cantando en El Gato Tuerto hasta hoy. Quince años llevo, pero entrando y saliendo, porque ese empresario Naciri me contrató para cantar en Italia, de manera que yo cantaba una semana en El Gato Tuerto y me iba a Roma, y así por cinco años. Estando allá en Roma, Naciri me dijo: "yo la voy a mandar a cantar al Festival de Jazz de San Remo". En ese momento yo me quería morir, estuve con unos cólicos, de los nervios, hasta que se dio. Para suerte mía, esa noche en que yo cantaba iba a estar Chucho Valdés y cuando lo vi en el cartel me entró una paz y una tranquilidad. Fíjate lo que es la cuestión cubana. Yo me había quedado en el Hotel Nacional de San Remo para descansar, porque había trabajado la noche anterior en Roma, y cuando fueron a hacer la prueba de audio Chucho dijo "¿qué le pasa a Migdalia, cuáles son los nervios si estamos aquí? Eso fue espectacular, aquella presentación fue en el año 2000, y en 2003, en una mañana que yo estaba durmiendo, descansando, suena el teléfono y era Naciri: "Migdalia, tiene que venir a San Remo de nuevo, la están pidiendo", así que regresé en 2003. De Italia pasé a España, estuve en Málaga, un lugar que quiero muchísimo porque me sentí como en casa. Me quedé con mis músicos, los Cuba Son, en casa de un amigo, Javi, que nos dio su apartamento. Allí tocamos en el primer día de la Feria de San Pedro de Alcántara, también hice un programa para la televisión de Málaga, me entrevistaron y canté dos números en directo, y además trabajé en una playa de la que ahora no recuerdo el nombre. Me la pasé de maravilla. Tengo muchos amigos españoles, bastantes de ellos van al Gato Tuerto, los quiero muchísimo por el cariño y todo ese amor que me brindan cuando van allá.
Realizaste varias giras internacionales como figura invitada del Cabaret Tropicana en Europa y América. Cuéntanos un poco de esa etapa con Tropicana.
Yo fui primera figura del espectáculo de Tropicana. La primera vez que estuve en Tropicana fue en los años 70. De ahí fue cuando pasé a trabajar al Hotel Nacional, en El Parisién, y en el año 1992 volví por segunda vez a Tropicana hasta el año 1995, y fue cuando realicé dos giras en México.
Se puede decir que aunque hagas giras internacionales tu sitio de base es El Gato Tuerto en La Habana.
Sí, yo estoy trabajando en El Gato Tuerto y en un lugar también muy espectacular que se llama El Tablao de Pancho, que está también en La Habana, cerca de los ferrocarriles, y lo dirige Roberto Alpisar, una persona que quiero mucho. Allí hay un elenco enorme de grandes figuras de Cuba.
Hemos sabido que vienes de hacer una gira en Colombia. ¿Cómo fue esta experiencia?
Fui el año pasado a un Festival de Son que se realizaba por primera vez en Barranquilla y hace un mes volví a un evento organizado por una Fundación llamada Espíritu de Amor, que trabaja por los niños desfavorecidos y que antes de contratarme habían ido a verme actuar en La Habana. Hice unos conciertos espectaculares y conocí la fundación, porque yo quería ver los niños. Los últimos dos conciertos en Barranquilla los hice con Maylú, otra artista cubana. Cantamos con una orquesta de allá que tiene muchos músicos cubanos y los conciertos salieron espectaculares. Uno de esos conciertos fue en el piso 26 del hotel Barranquilla Plaza donde yo estaba, el otro fue en el Moy’s, ese concierto fue extraordinario, había muchísima gente y fueron la televisión y las emisoras, grabaron y salió todo en la prensa.
Migdalia Hechavarría en Barcelona.
© Juan Miguel Morales
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Y ahora que estás en este I Festival del Bolero en Barcelona ¿cuáles son tus expectativas?
Estoy muy nerviosa. Las expectativas que tengo son los nervios, esas son las expectativas, es que soy muy nerviosa.
¿Cómo puede ser que una mujer con una trayectoria tan grande como cantante se encuentre nerviosa?
Ya te lo dije, cuando fui al Festival de Jazz de San Remo estuve una semana con cólicos, de los nervios que me dan, pero se me quitan cuando pasa el primer día. A mi me dicen "pero usted es la mejor cantante", sí, pero para ustedes. Hasta que no se de el concierto yo voy a estar muy nerviosa.
Quizá esos nervios son parte del respeto que tienes por tu público, además vienes acompañada por grandes músicos, con José Luis Cortés El Tosco.
Sí, no sé por qué le dicen El Tosco, porque él es un amor de persona, de verdad te lo digo. Aparte de que es mi amigo, lo quiero mucho por la clase de persona que es, a él le gusta ayudar a los demás. Él siempre está en mis actuaciones en El Gato Tuerto, además tiene una camerata de flautas y ahora tiene una escuela de canto de la que están saliendo unos cantantes maravillosos, muchos de los que yo he evaluado, porque yo pertenezco al Consejo de Cultura que hace las evaluaciones de los cantantes. De manera que es un músico espectacular, uno de los grandes músicos que tiene Cuba.
¿Se ha pensado hacer una grabación que salga de tus actuaciones en este I Festival de Boleros?
Eso lo decidirá mi manager, que es quien me trajo, el causante de todo esto.
Sería una oportunidad, pues se echa de menos que con una trayectoria tan grande no existan más discos tuyos, porque Son y Bolero se grabó en 1999, ya hace unos cuantos años.
Esa grabación, que incluye 14 temas, entre boleros y sones, la hice en 1999, y te voy a decir más: en una sola noche le puse la voz a los 14 temas. Increíble, pero cierto. Porque el empresario necesitaba material. Porque yo grabé en la EGREM de Cuba en el año 1965 y desde ese disco "si te visto no me acuerdo". En esa grabación la voz que tengo es de niñita. Así que ese empresario no tenía nada para promocionarme y con ese disco no solo fui a San Remo, también estuve en Cerdeña, en Milán. Incluso me sirvió para promocionarme en Cuba, porque antes de ese disco solamente podían decir: "yo tengo una señora que canta así", solamente dando explicaciones. También hay una grabación que se hizo en directo en El Gato Tuerto.
Te hemos oído decir que para ti Armando Manzanero es el bolerista por excelencia. ¿Qué es lo que destacas de él?
Me fascina Manzanero como cantante, además como compositor. Porque mira: el problema del cantante es que canta cualquier cosa. Yo escojo las canciones que me lleguen, que me duelan, que me hagan sufrir, para poder transmitírselo a la gente. ¿Tú sabes lo que me pasó a mí en San Remo? Yo hago una trilogía de boleros cubanos, de José Antonio Méndez, Frank Domínguez… y yo bajé a cantar en medio del público y había personas que lloraban y me preguntaban cómo podía cantar y conmoverlos así.
Y ¿cuál ha sido tu referente como cantante femenina de boleros?
Olga Guillot, santiaguera por excelencia como yo. Yo empecé cantando los temas de ella, igual que La Lupe, que también iba por esa línea. De ese programa que salimos La Lupe y yo, las dos cantamos canciones de Olga Guillot. Yo canté En Nosotros, de Tania Castellanos. La Lupe cantó No me quieras así. Yo creo que todo el mundo de aquella época quería cantar como Olga Guillot, ¡Ay, sí! También tuve la oportunidad de trabajar con Celia en dos oportunidades en Roma, en el Festival Latinoamericano de Capanelli. Yo le decía "mi reina, qué dice la reina", con el respeto que ella se merecía, porque hay que respetar, porque la juventud de ahora que está subiendo no tiene esa costumbre, pero hay que respetar, a los grandes hay que respetarlos. Porque no se llega a 58 años de vida artística así como estoy yo, los cumplí ahora el 5 de junio, o sea toda la vida he vivido para esto nada más, así que hay que respetar. A Olga Guillot hay que respetarla y recordarla, como a Elena Burke, a Moraima, que eran las cantantes grandes de Cuba. Olga se fue estando yo ya en La Habana y Celia también. Al yo tener la suerte, la dicha de jovencita de trabajar al pie de esas cantantes aprendí mucho de ellas, sobre todo de Elena aprendí mucho. Ella decía "que Migdy haga mis canciones". Ella nunca faltaba, y yo veía aquello y uno va aprendiendo y va respetando. Yo tengo diplomas del Hotel Nacional que he trabajado más de 2 años sin ausencia, sin faltar al espectáculo, porque para mí mi trabajo es lo primero. Yo a veces me he sentido mal, he tenido un dolor y yo misma me he inyectado vitamina D, me he acostado media hora y luego me he ido a mi trabajo, y he cantado 2 y 3 horas. Mientras la gente esté allí yo disfruto, de ver al público como disfruta, y saber que espera tantas horas para verme, uno no lo puede defraudar. Eso me alimenta, me da fuerza para seguir, porque ya a esta edad mi público es lo que me hace feliz. La gente va temprano al Gato Tuerto, para conseguir mesa porque yo empiezo a las 2 de la madrugada a cantar y los sábados está repleto, de manera que así sea llego ahogándome, pero les digo "estoy aquí".
¿Para el manejo de tu voz has recibido formación?
No, yo soy empírica. Yo no fui nunca a una escuela de canto, ni a una escuela de música, pero me pueden tocar lo que quiera que yo digo: "esa nota no va ahí".
¿Te cuidas la voz de alguna forma?
Sí. Como digo yo "ya los callos estos hay que cuidarlos", oye es que 58 años…y cantando donde quiera, en la ciudad, en los montes, donde quiera. Cuando fui a Angola iba a cantar a donde estaban los negros y me decían "te va a pasar algo", y yo contestaba "no me va a pasar nada". Y la gente me tocaba, me decían "cubanita linda"…y mira no me enfermé de nada, lo único fue que me mordió un mono, hasta el mono se enamoró, niña casi me muero, ¡qué susto que me dio!, nadie podía conmigo ni con el mono, para quitarme ese animal de encima. Me tuvieron que sacar sangre y me vacunaron.
Después de finalizar tu participación este festival ¿qué planes tienes?
Vuelvo a mi Gato y a mi Tablao de Pancho y luego voy a Colombia, que ya me están pidiendo de nuevo, no solo a Barranquilla sino también a otras ciudades.
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