Gracias a una alianza conformada por la Fundación Violeta Parra, la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, el Centro Cultural Palacio La Moneda y Minera Escondida (operada por BHP Billiton), hoy se lanzó oficialmente “Violeta Parra: la que viene escondida”, espacio que abrirá sus puertas este domingo 31 de mayo.
![]() Hombre con guitarra
© Fundación Violeta Parra
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La totalidad de los objetos —24 óleos, trece arpilleras y 9 sobrerrelieves en papel maché, todas piezas realizadas entre 1960 y 1965—, componen la totalidad de la colección de la obra visual de Violeta Parra, cedida en comodato en 2006 por la Fundación Violeta Parra al Centro Cultural Palacio La Moneda, para ser exhibida de modo permanente en una sala especialmente habilitada para ello.
“Violeta Parra: la que viene escondida” (nombre que hace referencia a los versos de “Paloma ausente”) será expuesta en un espacio especialmente implementado en el primer nivel subterráneo de este recinto (a un costado de “Artesanías de Chile”) y será organizado en 3 enfoques curatoriales definidos temáticamente. Además, responderá a las condiciones de materialidad de las arpilleras.
El proyecto museográfico —desarrollado por la oficina de diseño Amercanda— incluirá además audio de música y conversaciones, pantallas de video y gigantografías, que actuarán como contexto e introducirán al público en la desconocida faceta plástica de la famosa folclorista, previo al ingreso a las 2 salas en donde se exhibirán sus obras.
Por otra parte, trabajará un equipo multidisciplinario de primer nivel, con el objetivo de lograr resultados de excelencia, con especial énfasis en los procesos educativos.
Violeta Parra como artista visual
Violeta Parra es una de las artistas chilenas más universales y una de las más difíciles de catalogar. Es mundialmente conocida por su producción musical (“Gracias a la vida” fue escogida como una de las 10 mejores canciones de todos los tiempos), pero su creación plástica no es menos descollante. Oleos, arpilleras, cerámica y papel maché; cualquier medio le sirvió para encauzar su torrente creativo. La obra de Violeta Parra es cada vez más valorada y su figura se consolida como pilar artístico y cultural a nivel mundial.
![]() El borracho
© Fundación Violeta Parra
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A partir del año 1958, Violeta Parra, producto de una enfermedad que la tuvo inactiva por varios meses en su casa ubicada en la comuna de La Reina, comenzó con el bordado de las arpilleras. Fue un arte que desarrolló de modo completamente autodidacta, generando obras que surgen espontáneamente, como sus canciones, de su natural talento.
“Las arpilleras son como canciones que se pintan”, dijo una vez Violeta Parra respecto a la técnica de bordar con lana o hilo sobre rústicas telas. En alguna ocasión lo explicó así: "Las cosas son simples. No sé diseñar, yo invento todo, y todo el mundo puede hacerlo. No sé dibujar y no hago dibujo alguno antes de comenzar mis tapices, sino que voy viendo, poco a poco, lo que debe ponerse. Voy llenando espacios en mis tapices... Y con mis pinturas: ellas están todas en mi cabeza, como mis canciones”.
Su pasión por el territorio chileno y su gente la llevó a recopilar, investigar y difundir nuestras raíces más profundas, devolviéndonos las tradiciones olvidadas: "Me esfuerzo por mostrar en mis tapices la canción chilena, las leyendas, la vida de la gente. Y las ideas que tengo, me parece indispensable decirlas, hacerlas".
Es así, que la más emblemática folclorista y cantora de nuestra historia despliega, en forma totalmente autodidacta, su extraordinaria faceta de artesana y artista visual, realizando pinturas y más tarde cerámicas, esculturas en alambre, máscaras hechas de mosaicos de granos y arpilleras bordadas, desbordantes de formas y colores asociados a significados y sentimientos precisos.
Parte de esta obra, es presentada en París en 1964, cuando Violeta Parra se transforma en la primera artista latinoamericana que instala una muestra individual en el Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre, algo que se puede considerar una verdadera hazaña.
Anteriormente, Violeta había mostrado sus trabajos en Chile en 1959 y 1960, en la primera y segunda versión de la Feria Chilena de Artes Plásticas, montada en el Parque Forestal. A la muestra de París le siguen exposiciones en Suiza, en Cuba y, más tarde, nuevamente en el Louvre. Luego vendrían Madrid, Nápoles, Estocolmo, La Haya, Buenos Aires, Washington, además de pequeñas exhibiciones en Santiago y otros lugares de Chile en distintos períodos.
La obra visual de Violeta Parra no es oficialmente reconocida en el país hasta 1992, cuando, en el Centro Cultural Estación Mapocho se realiza, por primera vez, una retrospectiva de su trabajo con una muestra de 33 cuadros y tejidos, con una afluencia masiva de público. En el año 2000 el Museo Nacional de Bellas Artes expone sus pinturas y en el año 2006 se expone un grupo de trabajos en la Biblioteca de Santiago, con motivo de su inauguración.
![]() Niños en fiesta
© Fundación Violeta Parra
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La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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