El dúo argentino Juan Quintero-Luna Monti celebró una década de recorrido con la edición de su quinto álbum Después de usted, presentado anoche en el ND Teatro (Buenos Aires, Argentina), en un concierto que revalidó un estilo forjado por un exquisito perfil interpretativo, austeridad de formas y claridad estética para bucear en los repertorios de la tradición.
Télam/Mariano Suárez - Esos atributos, distantes de los postulados de los mercaderes de la industria, poblaron cada butaca de la sala del ND Teatro para refrendar una vez más que el hecho artístico bien presentado no necesita adornos ni fuegos de artificio para movilizar las inquietudes del público.
No hubo, en algún sentido, sorpresa artística: Quintero y Monti, juntos y por separado, ya habían puesto sus saberes, investigaciones e impulsos estéticos, según el caso, al servicio de la prosapia de la tradición folclórica, las citas a la canción latinoamericana o la originalidad compositiva.
Los 15 registros que conforman Después de usted anidan en ese cruce y, al mismo tiempo, conmueven por el peso propio de cada obra, sin necesidad de relatos ni explicaciones; aunque las haya; porque en este álbum los músicos eligieron tributar a los artistas y amigos que colaboraron en sus formaciones y crecimientos y, en ese punto, cada pieza se descubre detrás de una excusa o anécdota.
La zamba El cumpita, de los Hermanos Pepe y Gerardo Núñez, inauguró el concierto como un modo de afirmar aquellas sonoridades norteñas y —aquel movimiento renovador dentro de nuestra tradición— tan afines al propio Quintero.
A través de la antigua Caramba el dúo evocó la figura de Eduardo Lagos pero también la caligrafía de los compositores contemporáneos con Ir yendo, de Edgardo Cardozo; o Antofalla y la chacarera Curativa, de Nacho Vidal.
En ese punto Quintero ratificó su propio camino como compositor, acaso el rasgo más revulsivo de su perfil como músico, que se reflejó en Bandera o Regalitos, una suerte de canción de cuna.
Entre las elecciones inusuales hubo una versión acomodada de Tríptico Mocoví (Ariel Ramírez y Guiche Aizemberg) del que no hay muchos más registros que aquel que Mercedes Sosa incluyó en 1974 para Todavía cantamos.
La noche continuó mucho más allá del repertorio reunido en el disco y, en la hora de las yapas y con la presencia de Mariano Cantero y Andrés Beeuwsaert (Aca Seca), a capella y a cuatro voces, hubo una versión de La canción de las cantinas, de Manuel Castilla y Rolando Valladares; aquella que reza "Qué se amontona en la noche/Qué canción vuelve a crecer/Qué vino por las cantinas/Florece al anochecer".
En medio del recorrido, a modo de invitados, fueron subiendo al escenario Facundo Guevara, Juan Berbín, Mariano Cantero, Manuel Rangel, Santiago Michaël, Coqui y Pajarín Saavedra, Uriel Fernández, Juan Pablo Di Leone, Santiago Segret, Jorge Bergero, Coco Quintero, Leticia Bibiloni, Malena Zuelgaray, María Birba y Sebastián Guevara.
Quintero y Monti volverán a presentarse en el ND Teatro (Paraguay 918), el viernes 2 de agosto desde las 23.
La actividad del dúo continuará el sábado 10 desde las 21 en el Auditorio de Bellas Artes de La Plata, en diagonal 78 y Plaza Rocha.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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