El espacio A guitarra limpia, que acoge el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, celebrará el próximo día 30 su decimoquinto aniversario, y dedicará la jornada a la recién desaparecida cantautora Teresita Fernández.
![]() El emblemático edificio del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau situado en la calle Murallas de La Habana vieja.
© Xavier Pintanel
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El tradicional espacio A guitarra limpia, que acoge el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, celebrará el próximo día 30 su decimoquinto aniversario, y dedicará la jornada a la recién desaparecida cantautora Teresita Fernández.
Víctor Casaus, director de la institución, dijo hoy a la prensa, que en la cita, prevista para las cinco de la tarde, estará como invitada la argentina Teresa Parodi, considerada una de las cantantes más representativas de la música popular de su país y latinoamericana.
La ocasión será propicia, además, para entregar el Premio Pablo, máxima distinción que otorga el centro, a la revista El Caimán Barbudo, así como también la beca de creación Sindo Garay, concebida como una ayuda para el desarrollo de la obra de jóvenes trovadores, al dúo matancero integrado por Lien Rodríguez y Rey Pantoja.
En el patio del Centro Pablo se presentará además el último número del cuaderno Memoria, dedicado a ese espacio de la trova, al tiempo que ediciones Vigía de Matanzas dará a conocer una plaquette que incluye los textos de Defensa del trovador, de Silvio Rodríguez, y Detrás de la voz del trovador, poema de Víctor Casaus.
A guitarra limpia, creado en noviembre de 1998, reúne a trovadores cubanos de diferentes estilos y generaciones en conciertos que se realizan en el patio de la institución, ubicada en el centro histórico de la ciudad, en La Habana Vieja.
![]() Patio del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, donde se suelen celebrar los conciertos «A guitarra limpia».
© Xavier Pintanel
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El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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