Abel Pintos: «La vida tiene que ver única y exclusivamente con el amor»

Abel Pintos acaba de pasar por Madrid donde ha actuado en el emblemático local Libertad 8 ante 80 personas. A principios de mayo actuará siete noches en el Luna Park de Buenos Aires donde ya ha agotado los boletos y no se descartan nuevas fechas. El Luna Park tiene un aforo de 11.290 localidades. Si echan cuentas hallarán una perfecta metáfora del largo camino recorrido por este "niño prodigio" —lanzó su primer disco a los 13 años de la mano de León Gieco— en su país y, también, del largo camino que le queda por recorrer fuera de él.

Abel se lo toma con deportividad y dice que para él es una gran oportunidad. No le falta talento. Curiosamente para alguien de su popularidad de momento tampoco le falta ni humildad, ni simpatía, ni ilusión.

Y si algo le sobra es experiencia. Con solo 29 años da la sensación de todo lo que hace lo ha hecho ya cientos de veces. Pero eso sí, con el mismo amor por la música "que la primera vez que subí a un escenario". De eso hace ya muchos años.

Tú tienes 29 años, eres muy joven y sin embargo ya tienes nueve discos. Has ganado todos los premios que se pueden ganar en Argentina, convocas a miles de persones —seguramente serás el artista argentino más convocante—. ¿Cómo se lleva este asunto con 29 años?

Con mucha felicidad y con mucha emoción porque son 15 años ya de carrera discográfica y algunos años más de conciertos y, si bien mi carrera adquirió mucho más impulso popular y de convocatoria en los últimos cinco o seis años, todo el vértigo que hoy me presenta la carrera y todo lo que digo lo puedo disfrutar porque siento que tengo mucha experiencia. Siento que anduve mucho y que todo lo vivido anteriormente a toda esta etapa me permite hoy poder sentir el vértigo que representa pero también disfrutarlo y divertirme y que esto no se convierta en una presión.

Tú empezaste muy joven, grabaste tu primer disco, Para cantar he nacido, a los 13 años y nada más y nada menos de la mano de León Gieco. ¿Cómo se dio ese encuentro con León? ¿Cómo fue posible que un grande como León ser fijara en un niño de 13 años?

A León Gieco lo producía un manager muy importante en Argentina de nombre Pity Yñurigarro que había recibido un demo mío de manos de un cantante argentino de tangos que se llama Raúl Lavié y que me había visto cantar en la ciudad donde nací y me crie que es Bahía Blanca en la provincia de Buenos Aires. Yo le di un demo en mano a Raúl Lavié, Raúl se lo dio a Pity, a Pity le gustó y me contrató para su productora y entonces le propuso a su artista más importante que fuera el productor de mi disco.

Y luego a los 17 años grabas nada menos con Mercedes Sosa que, además, ha sido siempre tu gran referente. ¿Qué se siente cuando a esa edad estas cantando a dúo con alguien como Mercedes?

La más grande de las emociones porque a mí de niño me gustó siempre mucho la música pero la primera vez que pude conectarme emocionalmente con la música fue a través de Mercedes Sosa. Fue la primera vez que la música me divirtió y me emocionó al mismo tiempo. Entonces para mí significó algo mucho más grande que lo artístico, significó algo espiritual, muy importante.

Hace poco vi una entrevista tuya en la televisión argentina en donde tú te emocionabas muchísimo cuando Fabián Matus, el hijo de Mercedes, hablaba del cariño que te tenía La Negra y tú decías: "la echo mucho en falta". ¿Se echa mucho en falta Mercedes Sosa en la música argentina?

Sí, y creo que en la música del mundo porque era una voz única, una intérprete única, una imagen única, pero por sobre todas las cosas todo lo que transmitía a través de la música que elegía. No olvidemos que ella nunca escribió una canción. Creo que debe ser la única artista en el mundo —o una de las pocas artistas— que haya logrado la carrera que logró interpretando las palabras de los demás. Esto habla de una sensibilidad fantástica y maravillosa, sobrenatural.

Volvamos a tu carrera. De alguna manera desde la distancia da la sensación que en tu carrera, en tu discografía, hay dos grandes etapas. La primera formada por tus tres primeros discos, en los que tú no eres el autor de las canciones, tienes una raíz mucho más folklórica y dónde cantas al estilo de Mercedes Sosa. Luego, a partir de tu cuarto disco que es cuando empiezas a cantar tus propias composiciones y en el que empiezas tomar un estilo distinto, más personal seguramente.

Sí, es como vos decís. Sucede que hay dos cosas fundamentales. Primero que yo en mi primera época cantaba como Mercedes porque normalmente los músicos siempre en nuestras primeras épocas tenemos mucho de nuestra influencia más grande y del motivo por el cual hayamos decidido hacer nuestra música. Y yo escuché a Mercedes muchos años siendo un niño y me costó mucho poder quitarme las costumbres que ella tenía, y que yo había adquirido de escucharla tanto.

Y a partir del cuarto disco suceden dos cosas: primero y fundamental que empiezo a escribir mis propias canciones y eso empieza a aportar mucho a la causa de querer crear mi propio estilo y personalidad dentro de la música. Y sucede algo más que no es casual, que cuando yo grabo mi primer disco como autor yo tenía 21 años, es decir, empezaba a ser un adulto.

Entonces los seres humanos de una manera u otra, de niños y adolescentes somos pura influencia pero luego cuando comenzamos a ser adultos, empezamos a tomar partido propio de la vida y empezamos a crear nuestro propio idioma y nuestro propio estilo y personalidad. Y eso se trasladó a la música.

Visto ahora en perspectiva ¿qué grandes diferencias hay entre aquel Abel Pintos de Para cantar he nacido al Abel Pintos de Abel, tu nuevo disco?

Todas las diferencias que plantean el paso del tiempo y el crecimiento de un ser humano. El crecimiento desde lo físico hasta la curiosidad que tenemos que nos permite desarrollarnos, aprender y crecer en la vida.

Pero luego el amor que siento por la música, que es lo que me motivó siempre a querer elegir este estilo de vida, es el mismo que la primera vez que subí a un escenario.

¿Tú te sigues considerando un cantante folclórico?

Sí, porque en realidad cuando yo empecé escribir mis canciones comienzo a hacerlo con esta intención, de componer canciones folclóricas, pero justamente con una nueva impronta para aportarle una nueva característica a un género de por sí muy ecléctico y muy amplio. Entonces empiezo a escribir canciones en subdivisiones folclóricas pero no con estética tradicionalista.

Eso me permite que, por ejemplo, el otro día cuando di mi concierto en Madrid en Libertad 8 canté una canción que se llama Solo que es de mi autoría y que es una zamba en su división musical pero no tiene la estética tradicionalista con lo que el público de aquí pudo sentir la canción más cercana.

Tus canciones hablan básicamente de amor y desamor. ¿No te has planteado ir hacia una temática un poco más comprometida, un poco más social, como lo hace León Gieco o hizo Mercedes Sosa?

Yo pienso que Mercedes Sosa y León Gieco y todos los artistas que se encuentran y se muestran más comprometidos con causas sociales lo hacen justamente porque tienen un compromiso muy grande con el amor.

Mis canciones tienen contexto e historias de amor pero el mensaje es mucho más universal porque luego la vida, para mí, tiene que ver única y exclusivamente con el amor.

Luego, hay cuestiones de estética. Yo no elijo la estética de las canciones sociales porque a mí me gusta hablar a la sociedad y nutrir a la sociedad desde otro lugar. Me gusta, por ejemplo, en vez de hablar de las cosas que me indignan, a mí me gusta hablar del amor que me motiva para luchar por los derechos humanos.

Abel Pintos por las calles de Madrid.

Te encuentras ahora promocionando Abel, tu nuevo disco, fuera de las fronteras de tu país y concretamente ahora en Madrid. ¿Cómo convencerías a alguien que no te conoce para que escuchara y comprara tu nuevo disco?

Le diría que soy parte de la nueva camada de músicos y sobre todo de autores y compositores argentinos y latinos. Que si alguien quiere conocer un nuevo compositor, canciones nuevas y sobre todo música en orden universal puede comprar el disco.

Tu último disco, Abel, se va a editar en España, luego en México y después en todo el mercado latinoamericano. ¿No te da un poco de vértigo volver a empezar de cero en estos países?

No. Es una gran oportunidad para mí y por otro lado procuro llevar adelante todo el trabajo pero sin abandonar la dinámica de los conciertos que tengo en Argentina. Entonces de alguna manera no siento estar comenzando de cero, simplemente siento estar llegando a países que de alguna manera sé que hay gente también esperando por mi música.

¿Cuál ha sido tu impresión con la primera toma de contacto con el público español? ¿Cómo reaccionó el público en el Libertad 8?

Reaccionaron de la mejor manera. Pero respecto a las sensaciones, es obvia la relación y la influencia entre España y Argentina. Uno va Argentina y encuentra apellidos españoles al por mayor. Obviamente culturalmente hay una influencia muy grande y tenemos una relación muy grande. Poder venir a España, dar un concierto y sentir por parte del público español el mismo respeto y la misma euforia que caracteriza al público argentino me hizo sentir esa conexión, esos puentes que nos unen.

Hay una cosa respecto a la música argentina que sorprende muchísimo que es que hay un grupo músicos con un poder de convocatoria extraordinario en tu país, del cual tú serías seguramente el mejor de los ejemplos, pero en el que también podríamos incluir a Los Nocheros, Soledad Pastorutti, el Chaqueño Palavecino y Jorge Rojas, solo por citar algunos; gente que llena estadios, muy popular, muy querida, muy apreciada y que fuera de las fronteras argentinas son prácticamente desconocidos. ¿A qué crees tú que se debe este fenómeno?

Yo creo que, con la excepción de los discos que se explotan comercialmente en todo el mundo, cuando uno quiere ser conocido en otros países, cuando un artista hace su camino dando paso por paso, trabajando disco a disco, para poder llegar a otros países y ser conocido y lograr la misma popularidad que goza en su país, necesita de tiempo. En mi caso, para lograr la comunión con el público español, necesito regresar muchas veces, dar muchos conciertos, dar muchos reportajes, estar cara a cara con el público.

Y luego sucede que en Argentina el mercado de la música y sobre todo el circuito de conciertos son tan grandes que uno puede vivir toda su vida y desarrollar toda su carrera sin salirse de ese mercado. Entonces muchas veces hay muchos artistas que eligen simplemente desarrollar toda su carrera en ese mismo mercado y no buscar otros lugares.

Y por otro lado, bueno, no todos tenemos las mismas oportunidades, porque para un argentino que estamos en el sur del mundo —somos el país más austral— también llegar a todo el mundo es todo un acontecimiento y tiene sus dificultades.

Cuando regreses a Argentina te esperan siete conciertos en el Luna Park con todos los boletos vendidos…

Bueno, es una emoción muy difícil de expresar con palabras porque para mí es muy importante el éxito comercial por supuesto, pero lo más importante es poder saber que hay tanta cantidad de gente que tiene ganas de poder compartir algo tan sensible para mí como es la música, como son las canciones.