Iniciamos hoy un ciclo de tres artículos sobre la música en Venezuela, su presente, su futuro y sus planes de proyección internacional. Y empezamos con una entrevista a Pedro Colombet, presidente del Centro Nacional del Disco (CENDIS).
![]() Pedro Colombet en el stand del CENDIS en el EXIB Música de Bilbao.
© CENDIS
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La música venezolana es seguramente una de las más desconocidas fuera de sus fronteras y, sin embargo, una de las que tiene mayor potencial en un mercado mundial tan globalizado. Quizá gracias al Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela del maestro Abreu, que tan buenos músicos ha generado; quizá también a la Ley de responsabilidad social en radio, televisión y medios electrónicos, que obliga a destinar al menos un 50% de la programación musical diaria a la difusión de obras hechas en Venezuela; o simplemente a su enorme, variado y tan personal patrimonio musical; este país caribeño se ha convertido en una enorme olla a presión que, a corto y medio plazo, exportará —además de petróleo— mucho talento.
Para tratar de explicar y analizar todo este fenómeno iniciamos un ciclo de tres artículos que iniciamos hoy con una conversación con Pedro Colombet.
Pedro Colombet (Caracas 1970), se define como "principalmente músico, guitarrista y hacedor de canciones", y ahora se encuentra desempeñando una labor en el gobierno bolivariano, específicamente en el Ministerio del Poder Popular para la Cultura presidiendo una institución que se llama Centro Nacional del Disco (CENDIS).
¿Qué es el CENDIS?
Es una institución un poco extraña, inédita, porque se dedica a generar contenidos discográficos, asesorar artistas en materia técnica, legal y gráfica; pero además de eso tenemos dentro de nuestras instalaciones una fábrica de discos. Entonces hay una parte industrial, una parte sustantiva, una parte legal. He averiguado y en ninguna parte del mundo existe esto así tal cual.
¿Cómo nace el CENDIS?
El ministro de Cultura para aquel entonces —que además es gallego de nacimiento— Francisco Sesto Novas, conocido como Farruco, hizo una gira por todo el país en asambleas populares para conocer la opinión de los cultores sobre qué era lo que hacía falta. Y resulta que uno de los clamores más grandes era por parte del sector musical y tenía que ver con el sector discográfico porque durante toda la cuarta República —para los que no saben que fue la cuarta República, fueron 40 años de falsa democracia— la empresa privada y la lógica mercantil fueron los que dominaban el negocio del disco que, por supuesto, no tenía otra intención que alienar, que aplanar iniciativas que tuvieran que ver con la identidad nacional, que tuvieran que ver con el talento nacional.
Casos muy puntuales se vieron como Franco de Vita y Yordano. Pero el resto de los músicos venezolanos estaban condenados al anonimato. Y es cuando surge la idea que el presidente Chávez apoya y aprueba los recursos para crear una fábrica de discos con estudios de grabación y así nace el Centro Nacional del Disco. Nace entonces con la misión de saldar una deuda no sólo de 40 años de falsa democracia sino también de los gobiernos anteriores: la dictadura de Pérez Jiménez y todas las anteriores.
En 100 años los artistas venezolanos tuvieron sistemáticamente negado el acceso al tema discográfico.
Sin embargo el venezolano consume mucha música venezolana
Claro, nosotros los venezolanos fuimos víctimas de las disqueras privadas en los años 50, 60, 70, 80 y 90 porque somos un pueblo muy musical e inclusive los artistas fueron víctimas de esas disqueras porque tuvieron que sucumbir a contratos leoninos donde ellos tenían que entregar los derechos de sus obras y de sus discos por 50, 60, 70 años cobrando una miseria. Era la única posibilidad de tener un disco en mano y darse a conocer.
Entonces sí, es un pueblo que ha consumido discos, casi que estafados, por los sellos disqueros de esas épocas.
¿Qué tipo de música produce el CENDIS? ¿Tocáis todos los estilos y épocas?
En un principio en el texto de la gaceta oficial de creación del CENDIS reza expresamente que no debe haber distingo entre género musical de ningún tipo. A partir de esa base nosotros hemos ido desarrollando una política editorial a partir de esa idea. Nosotros tenemos una línea reactiva, una línea que responde a la demanda y tenemos una línea positiva donde nosotros también generamos contenido y le decimos al pueblo: "nosotros creemos que debes escuchar este artista o esta producción".
Entonces, la línea reactiva se llama "Plan de apoyo al artista" y las otras líneas editoriales están conformadas por varias colecciones: "Patrimonio musical", para grabaciones o reediciones de creadores que tienen valor patrimonial, como la colección completa de Alí Primera, que es una reedición con el arte original; tenemos "Apoyo a la creación" donde tenemos colecciones como "Canciones venezolanas" donde apoyamos a los nuevos creadores, los nuevos artistas que están dando un mensaje nuevo; tenemos una colección "Insurgente" donde apoyamos a todos aquellos que estén haciendo un trabajo en pro de los valores socialistas; y tenemos la colección "Educativa".
Pero en todas estas colecciones no hay distingo de forma musical. ¿Cuál es el criterio para decidir apoyar o no a un proyecto? Tiene que haber una calidad musical mínima que lo define una Comisión artística, tiene que haber un contenido lírico en el caso de que haya texto que no sea lesivo de los valores de nuestra constitución. No estamos pidiendo que hagan discos que digan "viva el socialismo", lo que no podemos hacer es apología del delito, el racismo o el sexismo. Y luego analizamos la calidad técnica del producto cuando ya está grabado y terminado.
Lamentablemente algunos artistas que desconocen la materia técnica pagan muchísimo dinero en unos estudios que los estafa y que les hacen un mal trabajo, con una mala mezcla con un mal master y traen proyectos que musicalmente son muy buenos pero técnicamente no están bien y hay que reorientarlos, hablar con ellos y buscar la manera de ayudarlos. Pero tal cual como lo presentan, si técnicamente no está bien, no los podemos sacar.
Y finalmente está el tema socio-cultural. Hay propuestas, que si bien están en el límite de estos tres criterios, hay un contexto socio-cultural. Por ejemplo, un caballero que tenga 78 años que nunca nadie supo más allá de los linderos de su pueblo que él hacía tal o cual música, y de repente ya no canta tan bien como hace 50 años, pero tiene un contexto socio-cultural que hay que dignificar. Ese es un criterio que también valoramos para darle el apoyo.
La Comisión artística que antes te mencionaba, somos parte del equipo ejecutivo del CENDIS sumado a varios invitados especiales que son músicos de una amplia trayectoria de distintos géneros musicales para que haya pluralidad: gente de la salsa, de la tradición, del rock; que son personas muy respetadas en todo el país y pueden darle un análisis plural a cada uno de los proyectos.
Una vez el disco producido ¿cómo se distribuye, que acceso tiene el pueblo a este disco y cuánto cuesta?
El Ministerio del Poder Popular para la Cultura desarrolló durante los siete u ocho años que tiene desde su creación una cadena de librerías en todo el país, que se llaman Librerías del Sur. Son más de 60 en todo el territorio. Nosotros enviamos a las Librerías del Sur, a través de otra fundación que se llama Distribuidora de la Cultura, los discos y, además, hace tres años tomamos la iniciativa piloto de firmar con un distribuidor privado, y nos ha ido muy bien porque nos ha colocado los discos en más de 120 tiendas en todo el país, sumadas a la 60 de las Librerías del Sur.
Asimismo estamos a uno o dos meses de tener una plataforma bien sólida de distribución y venta digital que complementaría el sistema.
En cuanto los precios, para hacerse una idea al cambio, un disco cuesta aproximadamente el 1% del sueldo mínimo.
¿Y cómo puede comprar alguien no venezolano un disco de vuestro catálogo?
En este momento, lamentablemente, sólo en Venezuela. En este momento nos encontramos en el proceso de buscar distribuidoras en Sudamérica que puedan estar interesadas en nuestro catálogo. Y, por supuesto, también estamos interesados en Europa.
¿Qué balance, ya no como presidente de CENDIS, sino como músico y como venezolano, me puedes hacer de la obra hecha hasta ahora?
Como músico una felicidad, como diría uno de mis poetas favoritos, indecible. Ver por ejemplo que en Caracas, en Venezuela entera, haya personas que hayan podido conocer agrupaciones de otras regiones que si no fuera por el CENDIS no habrían podido conocer. Que estos artistas se estén dando a conocer y que el pueblo se reconozca en sus artistas.
Eso lo que da es, sencillamente, ganas de seguir luchando y la tranquilidad de que nos podemos morir tranquilos porque hicimos lo que había que hacer.
Me gustaría que recomendadas tres discos para alguien que quiera conocer por primera vez la música venezolana.
De los estrictamente tradicionales sería muy difícil pero puedo recomendar algún grupo de proyección, que son grupos que se dedican a aprender las manifestaciones en los pueblos y luego las proyectan, por ejemplo Candela.
Si buscas música venezolana hecha desde lo académico, puedo recomendar a El cuarteto.
Y si tengo que recomendar una fusión, Amaranta Pérez.
Permíteme que vaya a lo personal. El hecho de que tú seas músico, ¿en qué medida ayuda a tu trabajo como presidente del CENDIS?
Habría dos elementos que serían fundamentales: primero en la sensibilidad de haber hecho mucho trabajo durante 25 años de carrera y eso te genera la necesidad de que tus compañeros no pasen por eso y segundo en tener un poquito de criterio como para saber qué va bien, que no va tan bien, qué necesita mejorar un poco.
Tú eres venezolano y no puedo no preguntarte que está pasando de verdad ahora en tu país, más allá de lo que nos cuentan los medios de comunicación occidentales.
Yo te voy a dar una respuesta sencilla. Te voy hablar como hablaba Chávez que decía que Dios habla por las matemáticas. En 15 años hemos hecho 19 elecciones, hemos ganado 18. Tenemos 10 millones de estudiantes. Venezuela ha sido declarada territorio libre de analfabetismo. El programa de la FAO contra el hambre lo han denominado Hugo Chávez. Son cifras.
De 335 municipios que tiene el país en esta última arremetida de la derecha, que arrancó el 12 febrero, hubo en un principio 19 municipios con manifestaciones violentas y dos meses después, desde la disciplina que tiene el pueblo revolucionario de no haber caído en la provocación violenta, hay apenas dos municipios —de hecho, dos calles de dos municipios— haciendo cualquier cosa para llamar la atención de la CNN y de la BBC. Esa es la realidad venezolana.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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