María José Hernández, cantautora aragonesa, acaba de publicar su último disco titulado Las uvas dulces en el que interpreta trece canciones de José Antonio Labordeta. «Este disco —nos dice— no es un disco homenaje, ni un recopilatorio, es mi manera personal de manifestar el profundo respeto y admiración que siento por un hombre excepcional que supo como nadie ponerle voz a los sin voz, y estremecernos con cada una de sus palabras».
María José Hernández
© Juan Miguel Morales
|
A este nuevo disco —nuevo e imprescindible— María José Hernández le ha puesto como título el nombre de uno de los poemas más hermosos de José Antonio Labordeta. Quizá no es uno de sus poemas más conocidos; pero, sin lugar a duda, es uno de los que nos desvelan —con evidente claridad— su gran sensibilidad y su calidad literaria. El poema se titula —como el CD de María José— Las uvas dulces y curiosamente Labordeta lo musicalizó y cantó en dos de sus discos con distintos arreglos musicales: Primero en 1981, en el disco Las cuatro estaciones, y, doce años más tarde, en Canciones de amor (1993). (También está incorporado en el doble CD Canto a la libertad (2010) en el que tuve el placer de participar).
Antes de continuar comentando esta joya musical que María José Hernández nos ha regalado, creo que puede ser interesante —como pórtico— recordar y recuperar el poema-canción Las uvas dulces en la voz de Labordeta. Podemos hacerlo a través del enlace de "goear" que aparece debajo de la siguiente fotografía.
«Cuando las uvas dulces
van por el aire,
el otoño revienta
de parte a parte.
Y sobre el corazón
que lo contempla
nacen palomas blancas
¡qué alto vuelan!.
Palomas que son hojas
y pensamientos
que, a la vera del cielo,
se van muy lejos.
Lejos como las tardes
de aquel verano
que entre solanas altas
tomé tus manos.
Tus manos son ahora
como nostalgias
que las brumas de otoño
me traen a casa.
A mi casa, cobijo
de la esperanza
de verte en los cristales
de mis ventanas.
Ventanas que se abren
hacia el principio
de tu rostro ensoñado
por los caminos,
veredas y paisajes
donde ambos fuimos
bebiéndonos la vida
hasta el olvido».
Las uvas dulces, nuevo disco de María José Hernández, nos ofrece 13 canciones que también "van por el aire", y que son como "palomas blancas que vuelan sobre el corazón de quien las escucha" —¡qué alto vuelan!—. Un bellísimo disco del que me gustaría destacar, en primer lugar, que ha sido un trabajo de cuidadísima selección por parte de María José sobre la extensa obra cantada del José Antonio.
Soy testigo de que María José ha escudriñado, canción a canción, toda la obra del gran cantautor aragonés —maestro de cantautores— dándole vuelo y libertad a sus propias emociones y a su sensibilidad a la hora de ir seleccionando cuáles de esas canciones compondrían su nuevo disco. En ningún momento María José se ha sentido tentada a cantar lo fácil, lo más conocido de Labordeta —y quizá por eso lo más comercial—, ¡no!...; María José ha buscado en la canciones del "maestro" la belleza, la emoción, la grandeza humana, los latidos y los sentimientos de aquel hombre tan vital, tan tierno, tan bueno, tan comprometido, tan divertido y tan radicalmente honesto. Y así fue naciendo Las uvas dulces.
El resultado de ese minucioso y apasionado trabajo de María José, sobre la obra de Labordeta, ha producido en Las uvas dulces un doble y feliz resultado que me gustaría también destacar.
Por una parte, nos encontramos ante un disco que es una auténtica fotografía sentimental y humana de José Antonio...: ¡Es él mismo en trece canciones!... ¡Completo!... Como era y como le amábamos —y le seguimos amando—: el hombre solidario, el eterno buscador de la libertad, el caminante esperanzado, el inconformista radical contra la injusticia, y el gran amante, el cantor que ha creado unas de las más bellas canciones de amor que se han compuesto en nuestro país.
Permitidme que haga uno recorrido por las canciones que Maria José ha incorporado a su disco siguiendo el itinerario temporal en el que José Antonio las fue incorporando a los suyos. Es elocuentemente hermosa —yo diría que impecable— la selección que María José ha realizado. Veamos:
• Rosa Rosae y Caminaremos de Cantes de la tierra adentro (1976).
• Abrí todas las puertas de Que no amanece por nada (1978).
• Quién te cerrará los ojos de Cantata para un país (1979).
• Qué queda de ti, qué queda de mí de Qué queda de ti, qué queda de mí (1984).
• Mar de amor de Aguantando el temporal (1985).
• Guárdate de Qué vamos a hacer (1987).
• Nieve en abril y Con tu voz de Trilce (1989)
• Devuélveme y Si fueses como la aurora de Canciones de amor (1993)
• No me digas ahora de Paisajes (1997)
• Nadie, último poema de José Antonio musicalizado por María José.
Por otra parte, es claro e incuestionable, que todo ese tiempo, toda esa atención, todo ese respeto y todo ese cariño puestos por Maria José sobre la obra de Labordeta antes de grabar el disco, se han traducido en unas versiones verdaderamente hermosísimas —apasionadas— y maravillosamente interpretadas.
Nos encontramos ante un disco bellísimo en el que también han intervenido Gonzalo Lasheras en la producción y dirección musical, y un formidable equipo integrado por Sergio Marqueta (piano), Daniel Escolano (contrabajo y violonchelo), Julio Calvo (guitarra eléctrica y mandolina), Joaquín Pardinilla (guitarra acústica) y Gonzalo Lasheras (guitarra acústica y eléctrica, pandereta y shaker). Destacar también la colaboración en el diseño y la imagen de Marta L. Lázaro, Juan Miguel Morales, Beatriz Pitach y Javier Polo.
Y voy concluyendo este artículo. Voy a hacerlo utilizando las mismas palabras con las que pienso iniciar la presentación que hoy mismo voy a escribir de María José Hernández para su "cancionero" —elaborado por José Luis Martínez— del que ya podemos disfrutar en ese maravilloso portal y diario digital de la música de autor llamado CANCIONEROS.COM que dirige mi buen amigo Xavier Pintanel:
«A María José hace tiempo que la conozco a través de sus discos y de sus canciones. Recuerdo que la primera persona que me habló de ella fue José Antonio Labordeta, me dijo, más o menos, «no pierdas ni de vista —ni, por supuesto, de oído— a esta chica; ya verás cómo canta y como compone»... Fue en 1997, cuando me dio su disco Paisajes en el que interpretaba, a dúo con María José, la canción A veces te descubro.
«A veces te descubro
en el pequeño amanecer del viento,
en la frágil virtud de aquel objeto
o contra la temible impunidad del cielo:
A veces te descubro,
pero nunca te encuentro...
Si te encontrase un día
¿qué sería del mundo
y de mi vida?».
Recuerdo que aquella voz y su forma de cantar me impresionaron —¡hermosísimas!—. Poco tiempo después fue él mismo José Antonio quien me regaló el primer disco de Maria José: La línea del cielo, producido por Luis Delgado...».
El cantautor catalán Joan Isaac celebra 50 años de canciones y 70 de vida con el lanzamiento de Joan Isaac al Palau, un doble CD que recoge el concierto ofrecido el 28 de noviembre del año pasado en el emblemático Palau de la Música Catalana, en el que se acompañó de Paco Ibáñez, Joan Manuel Serrat, Maria del Mar Bonet y Roger Mas, entre otros.
Regresamos con nuestra cita anual de nuestros 15 discos imprescindibles, esa lista que no es ni pretende ser una lista de los mejores, sino de aquellos que creemos que son representativos del año que nos acaba de dejar y que consideramos que es una buena herramienta para los amantes de la canción de autor. Este año añadimos dos títulos de alguien que siempre será imprescindible.
Notas legales
Servicios
• Contacto
• Cómo colaborar
• Criterios
• Estadísticas
• Publicidad
Síguenos