Los periodistas Tamara Smerling y Ariel Zak se propusieron dar cuenta de una historia que conjuga la música con el compromiso militante de los años 70 y gestaron un libro que repasa la trayectoria de Huerque Mapu, el grupo folklórico argentino que compuso La Cantata Montonera, el disco oficial de esa organización.
Télam - Los periodistas Tamara Smerling y Ariel Zak se propusieron dar cuenta de una historia que conjuga la música con el compromiso militante de los años 70 y gestaron Un fusil y una canción, un libro que repasa la trayectoria de Huerque Mapu, el grupo folklórico argentino que compuso La Cantata Montonera, el disco oficial de esa organización.
"La historia de la Cantata Montonera y los Huerque Mapu nos interesó porque era algo que permanecía oculto, casi olvidado. Sin embargo nos parecía un hecho cultural muy rico que merecía ser contado", explica Smerling en diálogo con Télam.
Este grupo que combinaba sonidos andinos con entonaciones de zambas y ritmos propios de los joropos venezolanos empezó a formarse como tal en una fecha emblemática para la militancia que resistía a la dictadura de Alejandro Lanusse: el 22 de agosto de 1972, cuando se produjo la Masacre de Trelew.
Ese día, en el que fueron ejecutados 16 guerrilleros en una base naval de la Patagonia, el núcleo original de la banda actuó por primera vez en un festival que se llevó a cabo en la Facultad de Arquitectura de la UBA.
La noticia de los asesinatos de los militantes revolucionarios en el sur del país generó un clima de agitación entre el público que se trasladó a los músicos, quienes decidieron que debían formar una banda para acompañar desde el arte el proceso de cambios que se gestaba en la sociedad argentina.
Así, con Hebe Rosell —hermana de Andrés Calamaro— en voz, vientos y percusión; Naldo Labrín en guitarras; Lucio Navarro en charango; Ricardo Munich en violonchelo; y Tacún Lazarte en guitarra, surgió en mayo de 1973 los Huerque Mapu, una voz mapuche que significa mensajeros de la tierra.
La banda debutó en el teatro Payró, en los días en los que Héctor Cámpora asumía la Presidencia de Argentina tras ganar los comicios que se llevaron a cabo en marzo de ese año.
Los Huerque Mapu alcanzaron un apreciable grado de notoriedad en el ambiente musical, y a fines del 73, la organización Montoneros les propone componer una obra coral que narrara la formación de la guerrilla peronista que surgió al ejecutar al dictador Pedro Eugenio Aramburu.
La propuesta la hizo Nicolás Casullo, un joven funcionario del Ministerio de Educación que formaba parte de Montoneros y actuaba de enlace con los integrantes de la banda.
"La conducción de Montoneros quería algo de calidad y les encargó a los Huerque la composición de una cantata, una manifestación artística que se encontraba de moda porque remitía a la participación colectiva. Era una forma de contar cantando entre muchos", apunta la coautora.
La cantata retomaba la tradición de las canciones revolucionarias de la Unión Soviética, las de la Guerra Civil Española y obras similares que se habían difundido en los años 60 en América latina.
"El grupo chileno Quilapayún había grabado en 1969 la Cantata Santa María de Iquique. Esa fue una forma de relatar con música determinadas gestas sociales", remarca Smerling.
Los Huerque presentaron La Cantata Montonera en un acto multitudinario el 28 diciembre de 1973 en el Luna Park que presenciaron 15 mil personas, en su gran mayoría militantes de la tendencia revolucionaria del peronismo.
La conducción soñó a la cantata como una composición que con el tiempo relevara a la Marcha Peronista, pero pese a su calidad musical, algunos dirigentes de la organización cuestionaron el refinamiento que tenía el disco.
"Hubo un cruce de opiniones con respecto a la cantata. Algunos dirigentes consideraron que se trataba de una obra demasiado refinada, y pretendían algo más popular, peronista, que reflejara el espíritu de las manifestaciones populares", remarca Smerling.
Con un estilo de escritura ágil y preciso, el trabajo repasa las tensiones que se dieron entre los poetas, los músicos y los militantes que participaron en la creación de estas diez canciones que componen el álbum oficial de Montoneros.
También se repasa las vicisitudes vividas por los músicos tras el pase a la clandestinidad de Montoneros, las persecuciones sufridas por la Triple A, los años de exilio y el retorno a Buenos Aires en los primeros años de una frágil democracia.
Smerling y Zak, periodistas con una amplia y promisoria trayectoria en medios gráficos, logran en Un Fusil y una canción sacar del olvido una historia rica e intensa que no merecía perecer en el olvido.
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Regresamos con nuestra cita anual de nuestros 15 discos imprescindibles, esa lista que no es ni pretende ser una lista de los mejores, sino de aquellos que creemos que son representativos del año que nos acaba de dejar y que consideramos que es una buena herramienta para los amantes de la canción de autor. Este año añadimos dos títulos de alguien que siempre será imprescindible.
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