Forjados en los últimos años del franquismo en el folclore más comprometido, el colectivo La Fanega regresa con un nuevo disco, Poéticos encantos, en el que ponen su folclore castellano con vocación popular al servicio de los textos de poetas como Antonio Machado, García Lorca o Gil de Biedma.
EFE - "Para nosotros, la canción no es una cosa elitista, sino que es algo que tiene que hacer todo el mundo, como leer. La canción es para nosotros un medio de expresión, como lo entendía el pueblo", explica en una entrevista telefónica con Efe Jesús Martín, miembro fundador del colectivo, que actuará hoy en la Sala Galileo Galilei de Madrid.
Entre 1974 y 1978, este grupo musical compuesto por jóvenes estudiantes de Valladolid formó parte de la escena de cantautores y folclore que desde la música trasladaban un mensaje político de cambio y renovación para España.
"Éramos mucho más ingenuos, más 'naif'. Pensábamos que se podían cambiar mucho las cosas", recuerda Martín sobre una época de reivindicaciones y "muy politizada en las universidades".
Con sólo dos discos en los que recogieron el alma del folclore y las melodías castellanas, La Fanega se disolvió en 1978 y no fue hasta 2004 cuando volvieron a tocar juntos en un acto de la Universidad de Valladolid, un paso clave para que se animaran en 2011 a editar su tercer disco Torrelanga.
Ahora publican su cuarto álbum, Poéticos encantos, en el que los protagonistas son los poemas de figuras de las letras como Antonio Machado, Federico García Lorca, Jaime Gil de Biedma o Pedro Salinas.
"Antonio Machado, por ejemplo, nos interesa mucho porque es un filósofo popular", explica Jesús Martín sobre unos "poemas que puede leer cualquiera".
En este nuevo disco, las melodías del folclore de La Fanega se apoyan en los matices del productor Alberto Gambino, quien ha desarrollado adornos con acordeones y vientos siempre mirando con respeto a la música popular.
"El folclore es algo que ha llegado hasta nosotros de generación en generación, que tiene una riqueza increíble y que tenemos la suerte de que se conserve", explica Martín, quien considera que la música sigue teniendo un papel político.
Por ello, anima a que los jóvenes se fijen en el ejemplo de Irlanda, donde se hace folclore "sin prejuicios" y actualizando una música que en el fondo es una herencia viva y compartida.
"El folclore debe ser una cosa viva. Si no lo es, no sirve. Las nuevas generaciones tendrán que hacerlo como quieran", concluye Martín.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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