Cuando apareció Chico Cesar en escena, mientras su banda iba presentando el primer tema de la noche, lo hizo, realmente, como si de la tanda de bises se tratara. Era uno de sus temas más famosos, Béradêro, un tema que interpretaba de forma explosiva y en el que, ¡sí, desde un primer momento!, reclamó la colaboración de un público entusiasta desde que apareció el artista, para acompañarlo.
![]() Chico Cesar en la sala Barts de Barcelona el pasado viernes 28 de enero de 2015.
© Federico Francesch
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Chico Cesar hacía tiempo que no venía a Barcelona, bastantes años, en parte por su labor política en su país, pues, como lo hiciera Gilberto Gil, ha estado encargándose de la cartera de cultura, en este caso en su tierra, en el Estado de Paraíba; y aunque él afirme que no ha dejado de componer y de cantar, ciertamente no ha hecho giras extensas y menos que le llevasen hasta nosotros.
Tampoco ha grabado y por ello los temas que oímos eran, en su mayoría, procedentes de Aos Vivos Agora (2011), una revisión, dieciséis años después, del extraordinario, Aos vivos, que fue el primer disco que grabó. Pudimos escuchar, así mismo, algunos temas del trabajo que está a punto de sacar a la luz. En realidad son dos nuevos trabajos, Estado de poesia, de composiciones propias interpretadas junto a músicos de su región, algunos de los cuales le acompañaban en su concierto, y que toma el nombre de la letra de un tema suyo que ya grabara Maria Bethânia; y una segunda grabación, en colaboración con el acordeonista Richard Galliano. Del primero tuvimos algún avance en la sala Barts de Barcelona este pasado 28 de enero, donde nos ofreció un repaso de sus grandes temas, con retazos de esa novedad a la que nos referimos y una sorpresa, que ya comentaremos.
Tras ese Béradêro, con el que abría el concierto, se marcó un Mama África a ritmo acelerado de reggae con toques africanos y con los coros del público; para seguir con el homenaje que hiciera a Nelson Mandela: "Un gran líder humano nacido en África del Sur", como él lo calificó al presentar la canción, Mand’ela, a la vez que, nuevamente, pedía la colaboración del público en los coros. Luego vino, A primeira vista, el precioso tema que grabó en su momento junto a Pedro Guerra, una de las colaboraciones de ellos dos de mejor recuerdo. Una canción que han interpretado también muchos cantantes, algunos de ellos igualmente junto a él, como hicieron los espectadores en un final a capela junto al artista.
Había pasado casi media hora de concierto y ya había cantado, ya habíamos cantado, algunas de sus canciones más famosas, cuando empezó a introducir algunas de sus nuevas composiciones, apoyadas, por momentos, en ritmos populares de su país, en otros con acercamientos al free jazz, en los temas instrumentales, para pasar a una serie de canciones melódicas: la de su nuevo disco, Miaêro; o, Onde estará meu amor, que versionara también Maria Bethânia. Llegó, Alma não tem cor, y, nuevamente, volvió a pedir la colaboración del público, un público que él quería que en ese momento, dijo: "Se sintiese como la primera vez que vio a aquel niño contemplando, fascinado, a E.T. volando en su bicicleta…"
![]() Chico Cesar con Vitor Ramil.
© Federico Francesch
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La sorpresa, como os anunciábamos, fue la que dio Vitor Ramil al salir a escena junto a él. Un cantante que está pasando unos meses en Barcelona, en principio para componer y descansar, pero al que hemos visto ya en dos recitales en la ciudad, así como en pequeñas colaboraciones, como ésta, junto a otros cantantes. Fueron dos los temas que interpretaron, ambos del cantante del sur de Brasil: Astronauta Lírico y una milonga, Causo farrapo, que, como dijo Vitor Ramil, entre bromas, Chico Cesar había trasladado a un ritmo del norte, pero: "¡Del norte África!". Una colaboración creativa, y muy estimulante, en la que no se limitaron a repetir los temas del cantante invitado, sino que hicieron de ellos, verdaderamente, una nueva versión absolutamente personal.
Y si ya con Causo farrapo, algunos espectadores, especialmente espectadoras, comenzaron a abandonar las butacas y a instalarse en los amplios laterales de la sala Barts, para bailar, la cosa fue a más con su interpretación de Paraíba, de Luiz Gonzaga, a la que Chico Cesar imprimió un ritmo de swing contagioso, que estimulaba a los bailarines. Y acabó el concierto con Pedra de responsa, y su pegadizo estribillo, momento que aprovechó para presentar nuevamente, lo había hecho al principio, a sus paisanos Xisto Medeiros al bajo; Gledson Meira a la batería, y Helinho Medeiros a los teclados y el acordeón, mientras que él había ido alternando una guitarra acústica de doce cuerdas, con una eléctrica de doble mango.
En los bises, éstos sí, los oficiales, Chico Cesar tuvo tiempo de felicitar a una de las asistentes que le comunicó a gritos que era su cumpleaños, (el del cantante había sido dos días antes); cantarle a ella el Parabéns a você y dedicarle el tema, Dança, con un intercalado de Gracias a la vida, en homenaje a Violeta Parra; y despedirse, nuevamente en tono de fiesta, con la repetición de uno de los temas del concierto, al ritmo del cual bailó sobre el escenario, para delirio final de los asistentes.
Al salir, íbamos reflexionando sobre la cantidad de magníficos temas que Chico Cesar nos ha ofrecido a lo largo de su carrera, y que han cantado decenas de artistas, temas que se mantienen frescos y vigentes, a pesar de haber pasado, para muchos, dos décadas desde su composición.
Un músico de aspecto peculiar; que domina el escenario como nadie; que se mete al público en el bolsillo de forma inmediata; que puede ser divertido, melancólico o reivindicativo con sus canciones; unas canciones, todas, con unas letras cargadas de lirismo; y al que después de su etapa política, esperamos recuperar en las grabaciones y en los escenarios, para que nos vuelva a ofrecer lo mejor de su música.
![]() Chico Cesar con su banda.
© Federico Francesch
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