Ninguna iniciativa institucional y pública conmemora los 50 años del nacimiento del movimiento
Per Jordi García-Soler per El Periódico
![]() © Miquel Zueras
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El mes de enero de 1959, bajo el impulso de Josep Benet, el entonces joven abogado Lluís Serrahima publicó en la revista montserratina Germinàbit, predecesora del Serra d’Or actual, el artículo titulado Ens calen cançons d’ara, considerado el manifiesto fundacional de lo que conocemos como Nova Cançó. El mismo año 1959, un joven de Xàtiva de 19 años de edad, Ramon Pelegero Sanchis, cantaba ante algunos de sus compañeros de la Universidad de Valencia su primera canción, Al vent, con la que empezó a ser conocido como Raimon.
También en el año 1959, una canción en catalán –Les velles places de Barcelona, de Serracant y Torres Demon– concursaba en la primera edición del Festival de la Canción Mediterránea, un presentador de la cual, el actor Albert Closas, interpretó otra canción en catalán: Mariona, de Joan Oliver y Miquel Xicota.
Poco tiempo antes habían aparecido en el mercado discográfico algunos discos con canciones tradicionales catalanas; el inquieto librero Miquel Porter se reunía semanalmente con Serrahima para realizar canciones en catalán, que él mismo interpretaba en los intermedios de las sesiones casi clandestinas del Teatre Viu, de la mano de Ricard Salvat, y todavía hacía menos tiempo que el maestro Josep Casas Augé había logrado editar los primeros discos de canción moderna en lengua catalana, autorizados por la censura con la condición de que se publicaran con sus títulos en castellano: Hermanas Serrano cantan en catalán los éxitos internacionales y José Guardiola canta en catalán los éxitos internacionales.
De todo ello, este año se cumplen 50 años. 50 años o más. Hace medio siglo, pues, del inicio de lo que fue, sin duda, el único gran fenómeno de cultura popular nacido durante el franquismo, no solo al margen, sino también contra la dictadura fascista. Medio siglo desde el inicio del único fenómeno de auténtica cultura popular en lengua catalana que durante la larga noche del franquismo supo y pudo llegar al gran público. Medio siglo desde el inicio de un fenómeno cultural que contribuyó decisivamente a poner las bases de la necesaria normalización de la lengua y la cultura catalanas, condenadas por el franquismo a su desaparición desde el final de la incivil guerra civil española, acabada 20 años antes. Medio siglo también desde el inicio de un fenómeno cultural que contribuyó como el que más a sensibilizar, cívica y políticamente, a todo un país sometido a la pesadilla permanente de la esclavitud de una dictadura militar, llevando el clamor por la libertad por toda España y por todo el mundo. Medio siglo del inicio de un fenómeno que puso en evidencia la unidad de la lengua catalana y supo hacer llegar al gran público musicaciones de algunos de los textos de algunos de nuestros poetas más grandes, tanto clásicos como contemporáneos.
Medio siglo del inicio de un fenómeno artístico que dignificó a la cançó como género y que, en muy pocos años, hizo aparecer a la luz pública artistas tan diversos y de tanta calidad como Raimon, Joan Manuel Serrat, Maria del Mar Bonet, Lluís Llach, Francesc Pi de la Serra, Jaume Sisa, Pau Riba, Ovidi Montllor, Toti Soler, La Trinca y tantos otros, algunos de ellos todavía ahora en un activo espléndido y con importantes éxitos y reconocimientos internacionales y, todos ellos, con los fundadores de Els Setze Jutges iniciales al frente –Miquel Porter, Josep M. Espinàs, Remei Margarit y Delfí Abella–, como creadores de los fundamentos que han hecho posible que hoy canten en catalán tantos y tantos intérpretes y grupos nuevos, muchos de ellos también de gran calidad.
Pues resulta que, si no me equivoco, ninguna institución catalana, empezando por el Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació, ha tenido a bien recordar o conmemorar el 50° aniversario del inicio de la Nova Cançó.
Excepto la exposición que la Universidad de Valencia ha dedicado a Raimon con motivo de los 50 años de Al vent, el espectáculo con el que Marc Parrot homenajea a la Nova Cançó, algunos recitales antológicos a cargo de Miquel Pujadó y una serie de programas veraniegos de Catalunya Ràdio presentados por Núria Ribó, no sé de ninguna iniciativa institucional y pública dedicada a conmemorar esa efeméride, merecedora sin duda de un amplio programa de actividades por todo el país.
¿Olvido? ¿Ignorancia? ¿Menosprecio? Sea cual sea la causa real, está claro que la falta de un recordatorio institucional y público de esta celebración es una injusticia histórica. Una injusticia particularmente remarcable en un país como el nuestro, tan aficionado a conmemorarlo prácticamente todo, pero tan dado también, con demasiada frecuencia, a cultivar el adanismo de los que creen que el mundo empezó con ellos, o a intentar olvidar todo aquello que no gusta. ¿Es que, como Raimon denunció hace años ya, nuestras instituciones desearían encerrar la Nova Cançó y su recuerdo en una especie de ignoto Museo de la Resistencia Antifranquista, como si hoy no fuera necesario de nuevo un artículo como el que Lluís Serrahima publicó hace ya medio siglo, diciendo de nuevo que necesitamos canciones de ahora?
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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