BarnaSants invitó a participar a Sílvia Comes en esta edición del año 2015. La casualidad quiso que este año se cumplan 30 años desde que subió por primera vez a un escenario. El año 1985 queda lejos así que no estamos ante una recién llegada sino ante una artista y una intérprete de solvencia contrastada.
![]() Sívia Comes en la sala Luz de Gas de Barcelona.
© Xavier Pintanel
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Sílvia Comes presentó el 13 de Febrero un concierto a base de canciones de amor, quizás como prolegómeno a la jornada siguiente donde en España se celebra el día de "los enamorados". Bueno, ya hicimos algo de broma con respecto a eso. En Catalunya la celebración es en todo caso el 23 de Abril, pero sea como fuere allí estábamos dispuestos a escuchar un ramillete de canciones de contenido amoroso, con todo lo que ello conlleva.
Sílvia ha musicalizado muchísimos poemas. Sensible como es y dotada de una voz francamente buena se presentó con Carles Muñoz al violoncelo y Fanny Fortet en la batería, que con discreta elegancia la acompañaron.
Empezó el concierto con Canço d’amor de Joan Vinyoli y más tarde Vincles, del mismo poeta. L’home brossa de Sílvia Bel y dos poemas de Jaime Gil de Biedma: Canción de aniversario y T’introduire dans mon histoire. Cantó también I no morir de fred de la poetisa valenciana Teresa Pascual y Tango de noche de Inmaculada Mengíbar. De Gloria Fuertes escuchamos Silencio de nieve, Suceso, Carta canción, Cuando muera y Letanía Carta a la luna. Quedó clara la admiración de Sílvia por la obra de la poetisa madrileña que ha sido inspiración y motivo del último trabajo que Sílvia presentó hace escasamente un año en el BarnaSants de la pasada edición, el precioso trabajo llamado Fuertes. Cantó tres canciones propias: La carabina, Por si te vas y Tu estufa, mi frío y cinco canciones ajenas bastante distintas entre sí. De Ester Formosa Balla amb mi, la maravillosa Amor particular de Lluís Llach y una de las canciones más versionadas de la música moderna, Ne me quitte pas, del belga Jacques Brel.
Hago mención aparte de dos canciones muy especiales. Una de ellas fue cantada por la propia Sílvia en el entierro de alguien querido. Explicó lo complicado que se hizo cantar en esas condiciones. Me refiero a Al alba de Luis Eduardo Aute y me resulta fácil imaginar la emoción en un acto de por si intenso el cantar precisamente esa canción. Solo de pensarlo se me eriza la piel. El concierto terminó con otra de esas canciones hermosas que se ha convertido en una de las canciones más conocidas en Catalunya y que cantan jóvenes y mayores, me refiero a Boig per tu, de Sau, cuya interpretación fue también bastante sentida puesto que ese día 13 de Febrero se cumplían 16 años desde la muerte triste y repentina del cantante del grupo de rock catalán, Carles Sabater.
Pocas veces hago una reflexión sobre cierta frialdad por parte del público, pero así lo sentí. La magia de un concierto a veces se produce en una especie de comunión hermosa entre lo que pasa arriba y el patio de butacas, pero ese día pareció que el frio ambiental nos había dejado sin ánimos. Sílvia lo intentó en diversas ocasiones pero no encontró mucho eco abajo. Ya sabemos que el repertorio tampoco permitía muchos excesos porque se trataba de canciones más bien intimistas. Allí no habían ritmos caribeños, ni salsa, ni cuecas ni chacareras, con lo que estaba claro que difícilmente se producirían grandes expresiones entre el público presente, pero siempre hay pequeños y fáciles estribillos que son muy "cantables", pero ese día no pareció que tuviésemos ganas. Muchos de los presentes se encontraban con las chaquetas puestas porque el frío ambiental era inusual y Sílvia es una intérprete que invita a escuchar más que otra cosa, pero en más de una ocasión tuve la impresión que la dejamos un poquito sola. Su interlocutor más válido lo tenía a su izquierda: Carles Muñoz, pero abajo había mucho silencio, infinito respeto y pocas exclamaciones.
De lo dicho anteriormente podría pensarse que el concierto no gustó, pero no es verdad. Creo que Sílvia estuvo bien, como no podía ser de otro modo, y creo también que la gente salió satisfecha de lo que había escuchado. Para mí, salvo esa especie de seriedad excesiva abajo, el concierto respondió a lo que se esperaba y Sílvia Comes gustó una vez más a los que tuvimos el gusto de verla y escucharla.
![]() De izquierda a derecha: Fanny Fortet a la batería, Sílvia Comes y Carles Muñoz al violoncelo.
© Xavier Pintanel
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