José Domínguez "El Cabrero", y su hijo, Emiliano Domínguez Zapata "Zapata", avanzarán el próximo 8 de mayo en el auditorio Pilar Bardem de Rivas Vaciamadrid temas de sus nuevos discos, que tienen previsto publicar en otoño, según ha adelantado hoy a Efe su productora.
EFE - El Cabrero (Aznalcollar, 1944), que debe su nombre artístico al oficio que sigue ejerciendo, y su hijo son dos voces al servicio de estilos musicales diferentes pero con el mismo empeño por la claridad, la pasión, la hondura, la autenticidad y el compromiso.
Esa es la materia del espectáculo que llevarán a Rivas Vaciamadrid el próximo 8 de mayo, Voces en Resistencia, con la misma estructura del que estrenaron el año pasado en el Pilar Bardem.
Además, desvelarán algunos de los temas que ambos artistas tienen previsto publicar el próximo otoño y presentar, juntos, en la Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz y el Zentral de Pamplona-Iruña, a finales de octubre.
El de El Cabrero será un disco en su línea de sobriedad y clasicismo pero con una mirada especial a la música de América Latina, como hiciera en los 90 con su versión del soneto de Borges, La Lluvia, y sus adaptaciones de las canciones de Alberto Cortez.
Emiliano Domínguez Zapata (Sevilla, 1980), un rockero con "voz de tronco", como su padre, publicará la segunda parte de su Poesía en Resistencia, es decir, poemas de García Lorca, Blas de Otero, Neruda y de Miguel Hernández, Cernuda, Benedetti y Alberti que ya estuvieron en el primer volumen.
En la primera parte del recital mandará la poesía, de Miguel Hernández a Antonio Machado, de Rafael Alberti a Mario Benedetti, con guitarras distorsionadas, bajo, batería, teclados y la voz grave, sólida y rotunda de Zapata.
El Cabrero, icono del flamenco, "obrero" durante cuarenta años "del compromiso, la coherencia y la resistencia", como le gusta recordar, mandará en la segunda parte con sus conocidas seguiriyas, bulerías, tonás, fandangos y soleares.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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