Entre los días 7 y 9 de mayo se celebró en Bilbao (Euskadi) la segunda edición del EXIB Música, el mercado de música iberoamericana que este año ha aumentado y consolidado su propuesta desde su primera versión del año pasado.
Inauguración del EXIB Música de Bilbao el pasado 6 de mayo.
© Xavier Pintanel
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A estas alturas difícilmente alguien podría discutir la necesidad y oportunidad de celebrar una expo musical de las características de EXIB Música. Tender puentes comerciales desde uno y otro lado del Atlántico parece algo de sentido común y más en un mundo en donde los mercados locales son cada vez más pequeños debido principalmente a la piratería, las crisis y una globalización mal entendida.
La organización del EXIB ha sabido captar esta necesidad y además lo ha hecho con nota y elegancia. Después de una primera edición que apuntaba maneras, este segundo encuentro ha aumentado y afianzado su propuesta y ha sabido diferenciarse de otros proyectos aparentemente similares y mucho más consolidados.
Sus secretos, seguramente, un tamaño que lo hace más abarcable, una especialización que lo hace más eficiente, buen gusto y rigor en la programación que lo hace más atractivo, sensibilidad por la diversidad —el extraordinario foro sobre música y lenguas originarias/lenguas sin estado es un buen ejemplo— que lo hace más universal y este difícil equilibrio entre compromiso, industria e identidad.
Y, especialmente, su obsesión no tanto en la captación de "vendedores" —a corto plazo muy atractiva porque con el importe de sus acreditaciones ayudan a financiar este tipo de eventos—, sino en la de "compradores" —sirva como ejemplo la presencia de casi 30 festivales en esta edición— que con su presencia ejercerán un efecto magnético sobre el resto de la industria musical.
Todo ello hace pensar que, si no se tuercen las cosas, al EXIB no le queda otro camino que seguir creciendo hasta convertirse en pocas ediciones en la puerta de entrada a Europa de los artistas latinoamericanos y puerta de salida hacia América de los peninsulares, otorgando a Bilbao esa capitalidad musical iberoamericana en el viejo continente que durante muchos años ostentó París y que ahora se disputaban Madrid y Barcelona.
Adriana Pedret, directora del EXIB, en el lanzamiento de las redes profesionales RICMU (Red Iberoamericana de Comunicadores Musicales) y RedIGM (Red Iberoamericana de Gestores Musicales) el pasado 9 de mayo.
© Xavier Pintanel
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Después de 50 años, sale a la luz la grabación de la actuación de Mercedes Sosa en el Town Hall de Manhattan, un testimonio único de su arte y compromiso y de la fuerza artística y política de La Negra. El disco aparece solo unas semanas después del lanzamiento de otro disco póstumo e imprescindible: En Vivo en el Gran Rex 2006.
Nano Stern y Luis Emilio Briceño presentan en Europa, En septiembre canta el gallo —ganador del festival In-Edit Chile—, un documental sobre la Nueva Canción Chilena, desde sus inicios hasta el golpe de estado de Pinochet; todo ello narrado a través de las voces de sus protagonistas y de imágenes, algunas de ellas inéditas hasta la fecha. Esto será hoy 2 de noviembre en el marco del festival In-Edit de Barcelona.
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