El recorte sobre el folclore argentino que propone el nuevo filme del veterano realizador español Carlos Saura y que mañana llega a los cines locales, ofrece una variedad musical inconsistente que, bajo la dirección musical de Lito Vitale, no logra definirse estéticamente.
Télam/Sergio Arboleya - La aparente determinación de abarcar casi todas las geografías (con la excepción del canto surero) y de incluir estilos y abordajes de signo francamente opuesto (Chaqueño Palavecino y Liliana Herrero, por citar apenas un caso) ofrecen un resultado sonoro más cerca del híbrido que de la diversidad.
De algún modo, la banda sonora en vivo (a excepción de un chamamé del Chango Spasiuk y de un número de malambo) que la cámara y la fotografía de Saura iguala en sus tomas internas, en sus juegos de sombras, en la poética utilización de luces y proyecciones, no logra escapar de esa intención igualadora.
Y como todo, además, está colocado en un mismo plano que impide apreciar los virulentos matices que identifican a cada artista y a cada región, el espectador-escucha menos entrenado queda privado de asomarse a las tensiones entre la vanguardia y la tradición, entre la continuidad y la ruptura, entre los pliegues que separan lo masivo de lo popular.
Los homenajes a Mercedes Sosa, interpretando una versión en vivo y en el exilio de Todo cambia ante un auditorio escolar, y a Atahualpa Yupanqui regalando desde una foto en blanco y negro el poderoso alegato de Preguntitas sobre Dios, que se torna un gesto impactante en estos tiempos de religiosidad extendida, marcan dos de los mejores pasajes de la película.
Pero a la hora de las evocaciones, llama la atención que a falta de un tributo más explícito, la selección musical también haya obviado algunas de las muchas creaciones de Gustavo "Cuchi" Leguizamón que forman parte de cualquier cancionero imprescindible del folclore argentino.
Mejor suerte corrió el propio Vitale quien sin ser un autor dedicado a esos géneros, registró su carnavalito Diablada y ejecutó una versión solitaria en piano del clásico La Telesita.
Otros compositores beneficiados por la selección resultaron Walter Soria, quien interpreta su Gato sachero junto a Marian Farías Gómez y Marcelo Torres, y Luis Salinas, quien comanda desde la guitarra una visita a su Chacarera a Juan, en compañía de Carlos "Negro" Aguirre y Nancy y Amílcar Ábalos.
A modo de hallazgo y aunque resulte aventurado considerarlo parte del acervo folclórico, Gabo Ferro y Luciana Jury comparten la honda canción En el fondo del mal, en uno de los momentos musicales más logrados de todo el recorrido.
La belleza artesanal de las imágenes del cineasta que plasmó otros filmes musicales como Flamenco, Fados, Salomé e Iberia y los plásticos cuadros musicales asumidos por la compañía Nuevo Arte Nativo bajo la batuta de Koky y Pajarín Saavedra, no encuentran su correlato a la hora del repertorio musical.
Una galería dispar y, a la vez, uniformada, reúne, entre más, a Horacio Lavandera, la Orquesta Popular de Los Amigos del Chango Farías Gómez, Tomás Lipán, Melania Pérez, Mariana Carrizo, Soledad Pastorutti, Jaime Torres, Pedro Aznar, Juan Falú, Jairo, Vitillo Ábalos, Peteco Carabajal, Verónica Condomí, Lucho González, Lidia Barroso, Oscar Rosello y Marilina Mozzoni.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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