La catalana Mayte Martín, a quien el maestro Leo Brouwer presentó como la mejor voz en la historia del flamenco, electrizó con su arte y sinceridad al público que llenó al Teatro Mella para su concierto Flamenco Clásico.
![]() Mayte Martín, una de las más apreciadas voces del actual flamenco hispano, durante el concierto Flamenco Clásico, como parte del Festival Les Voix Humaines (Las Voces Humanas), en el teatro Mella, en La Habana, Cuba, el 15 de octubre de 2015.
© AIN | Marcelino Vázquez Hernández
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AIN - Leo Brouwer, anoche, afirmó que en su carrera tuvo la suerte de trabajar con algunos de los más valiosos exponentes del cante flamenco, como Enrique Morente, pero que en su opinión personal, que coincide con una inmensa mayoría, Mayte Martín es insuperable en ese género.
Después la artista se impuso con su sola presencia, de una austeridad lorquiana, vestida de negro cerrado, sin maquillaje, una brillante melena plateada y un rostro austero, pero muy comunicativo.
De inmediato cantó una selección de nueve palos —nombres con que se definen cada uno de los géneros del cante tradicional— que, cada uno, impresionaba más, por su voz privilegiada, que modula a su antojo, según exigencias de los temas y el desgarro o rajadura requeridos por esa expresión popular hispana.
En varias oportunidades la audiencia se puso de pie a ovacionarla, arrobada por su arte y sincera entrega, que contó con un virtuoso guitarrista acompañante, Pedro Sierra, a quien el público premió en repetidas ocasiones con estruendosos aplausos.
Repetidas veces Mayte dijo que se encontraba emocionada por la oportunidad de estar por vez primera en Cuba y que eso la inhibía de conversar con el público —cosa que al parecer acostumbra a hacer en sus espectáculos—; pero las palabras sobraron, ante una actuación tan honesta y generosa.
La artista concluyó su presentación y después de una larguísima ovación se retiró; pero los presentes con sus reclamos la hicieron retornar a escena; esta vez ella misma empuñando la guitarra que tocó con gran maestría.
Destacó que quería rendirles tributo a Manuel Molina y Lole Montoya, integrantes del mítico dúo Lole y Manuel —este último fallecido en este mayo a los 67 años—, quienes en los 70, revolucionaron la poesía del flamenco con sus letras.
Interpretó Un cuento para mi niño, de Lole y Manuel, una suerte de nana que evidencia ante los ojos de un pequeño, ese lado cruel de la existencia, que al parecer la mayoría de los seres humanos tienen, por destino, que experimentar alguna vez.
Impactante resultó esa canción, una especie de compromiso para volver a asistir, el próximo día 17 en el mismo Teatro Mella a su otra presentación titulada a Cosas de dos.
Esa vez estará acompañada por la cubana Nelsa Baró al piano, sus compatriotas Gabriel Graells, al violín, Guillermo Prats al contrabajo, Chico Fargas y Vicenç Soler en la percusión y de nuevo Pedro Sierra en la guitarra.
En tal ocasión develará otra faceta de su carrera, como especial intérprete de boleros, canciones —algunas de la cubana Marta Valdés—, tangos y rancheras.
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