En CANCIONEROS estamos cumpliendo 20 años. Y qué mejor manera de hacerlo que lanzando y dedicando nuestro cancionero número 100 a Francesc Pi de la Serra, una deuda histórica que teníamos. Este es el primero de nuestros regalos de aniversario.
![]() Francesc Pi de la Serra
© Xavier Pintanel
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Francesc Pi de la Serra es el más veterano de los cantautores catalanes en activo. Pero es también uno de los que transmiten un espíritu más joven con sus canciones, que por todo el mundo ha fascinado a compañeros de oficio de un gran prestigio, desde Caetano Veloso hasta Paolo Conte, pasando por Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, a parte de varios discípulos; entre los cuales está Joaquín Sabina, que lo reconoce como uno de sus principales maestros; o Albert Pla de quien toma este estilo irreverente, gamberro, pour épater le bourgeois.
En 1962 entró a formar parte de Els Setze Jutges como juez número 5 y también como guitarrista de algunos de sus miembros especialmente de Miquel Porter. Poco después formó el conjunto Els 4 Gats, considerado el primer grupo de rock en catalán y que tuvo un cierto eco en los medios de la época, con los que grabó tres EP's.
Después de registrar algunos singles como cantautor (a partir del 1963), en 1967 publicó su primer larga duración, Francesc Pi de la Serra.
Pi de la Serra —el "Quico"— ha compuesto una larga serie de piezas que lo han consolidado como uno de los cantautores europeos que han sabido encontrar un discurso artístico más personal e independiente, con un gusto literario que entronca con el surrealismo y las demás corrientes de la gran tradición de las vanguardias de la década de 1920.
Ajeno a las modas y los condicionamientos de la industria musical, Pi de la Serra mantiene un compromiso social insobornable en su ejercicio de la canción, que entiende como una disección crítica de la realidad desde una mirada poética, a menudo teñida de un humor muy sutil e inteligente.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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