Dieciocho años después de que Javier Menéndez Flores publicara el que se ha consagrado como el retrato biográfico más completo de Joaquín Sabina, Perdonen la tristeza se reedita, ampliado hasta el presente, con el análisis de los trabajos que han seguido alimentando el éxito multitudinario del cantautor en todo este tiempo.
Javier Menéndez Flores, el único periodista que ha escrito un libro sobre Sabina con el propio Sabina, quien más veces lo ha entrevistado y quien mejor conoce las claves de su cancionero, ha revisado el texto original y ha analizado los aspectos más relevantes de su trabajo desde el irrepetible 19 días y 500 noches.
Después de abordar la relación de discos lanzados hasta el que fuera su duodécimo álbum y de recorrer íntegramente la vida del cantante desde su infancia hasta los cincuenta y un años que contaba cuando la primera edición vio la luz, hoy Javier Menéndez Flores se acerca de nuevo a Sabina con mayor profundidad si cabe.
Este libro invita a pasear de forma íntima por la trayectoria del artista, sumando nuevos capítulos y testimonios al análisis de toda su discografía posterior al año 2000. Entre correcciones y material añadido, nace un volumen inédito que recoge, además, tres pliegos con imágenes exclusivas cedidas por el autor de su propio archivo personal.
«Perdonen la tristeza»
"A Sabina esta biografía ni le cuenta las ladillas, ni bucea en los desagües, ni le inventa. Ni le toca los cojones, ni barniza la verdad, ni chismorrea". Con estas —y otras— palabras, el de Úbeda agradece a Javier Menéndez Flores su trabajo con su incómoda poesía.
Como ya lo hizo anteriormente, el periodista estructura los capítulos del libro a partir del título del disco que corresponde a cada momento. En las casi dos décadas que han transcurrido desde la primera edición de Perdonen la tristeza, han pasado demasiadas cosas en la vida del último romántico (también el último canalla).
Después de la feliz etapa que supuso 19 días y 500 noches, el cantante ha lanzado cuatro discos de estudio y dos en directo, tres con Serrat —dos en directo y uno de creación—, distintos recopilatorios, varios libros, ha sostenido colaboraciones literarias en prensa, ha grabado canciones con diversos colegas y culminado unas cuantas giras. También ha sufrido un ictus del que se recuperó sin secuelas, ha superado una depresión y ha cumplido los 69 subido a los escenarios.
Iba para escritor, pero Dylan se cruzó en su camino y lo desvió de su rumbo. Aquel cambio de plan le catapultó a la fama y le ha hecho merecedor de numerosos reconocimientos y distinciones institucionales que ha ido atesorando: Medalla de Andalucía (1989), Premio Ondas al mejor artista español (1999), Premio Ondas a la mejor canción (19 días y 500 noches, 2000), Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2006), Medalla de Oro de la Ciudad de Madrid (2009), Hijo Predilecto de Andalucía (2016) e Hijo Predilecto y Medalla de Oro de Úbeda (2017), entre otros tantos.
Hoy, después de que la crítica haya sentenciado repetidamente sus últimos trabajos y a pesar de los apóstatas que creen que se ha acomodado en la mullida cama del halago, Sabina sigue despertando el interés de sus fans de siempre y el de las nuevas generaciones. Lejos de retirarse, su último disco, Lo niego todo, le ha valido un tour de más de 55 conciertos por España, Europa y Latinoamérica. Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, la República Dominicana y Miami son las próximas paradas de esta exitosa gira antes de volver a casa y reencontrarse con el público español.
Nuevos capítulos
Esta lectura es una nueva oportunidad para escudriñar la trayectoria del artista y para conocer con detalle a Joaquín Ramón Martínez Sabina, talento y genio más allá del ídolo. La biografía del cantante ha sido minuciosamente corregida y ampliada con la incorporación de cuatro nuevos capítulos que coinciden con la etapa más literaria del jienense:
En Dímelo en la calle (Olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo) se recoge la entrevista más sincera de Sabina con Menéndez Flores, marcada por el accidente cerebral que sufrió el cantante y que no duda en relatar a su manera con todo lujo de detalles. La reacción de la prensa ante aquel episodio, qué supuso para el cantante y su eufórica resurrección tras el percance de salud que frustró sus planes más inmediatos. Todo lo que encierran los versos y pasos del que fuera el momento más delicado de su carrera, al descubierto.
Alivio de luto (Con nada que ocultar, con todo por delante) reseña el proceso de recuperación del artista tras dejar atrás un cuadro depresivo, partiendo del que significó un punto de inflexión en el camino y la antesala de su disco doce más uno: el pregón de las fiestas de San Isidro en Madrid. Un capítulo insuflado de ganas de vivir y trabajar, donde también tienen cabida algunos desencuentros, la publicación de un par de libros (de entrevistas y correspondencia) y una gira con Serrat, Dos pájaros de un tiro.
Vinagre y rosas (Con sesenta qué importa la talla de mis Calvin Klein) habla del rescate de la inspiración que el cantante confiesa haber perdido durante esos cuatro años que transcurrieron desde su último disco de creación. La asquerosa felicidad doméstica le impedía escribir una sola canción decente. Hasta que en 2009 Vinagre y rosas salió a la venta, se describe un arduo periodo de remontada con un coprotagonista de categoría: Benjamín Prado.
Con Lo niego todo (Ni he quemado mis naves ni sé pedir perdón) se cierra el círculo hasta hoy. El último trabajo de Sabina, producido por Leiva, merece este aparte que abarca toda una etapa de revisionismo en el que busca desmontar su leyenda de golfo y carga contra la caricatura de su figura, sin que esto le haga desdecirse, sin embargo, de sus declaraciones pasadas. Habrá que esperar para saber qué aguarda tras este punto y seguido en el viaje del que, hábilmente, Ángel Antonio Herrera describió como "el Dylan de los que no sabemos inglés".
Cien perlas para la posteridad
Además, el libro recoge las declaraciones más controvertidas de Sabina en un capítulo exclusivamente dedicado a las que el autor ha bautizado como sus «cien perlas para la posteridad»: Sabinismos y sabinadas.
«¿Quién coño desea el equilibrio?» (La Jornada, México DF, 1997).
«Yo soy heterosexual muy a mi pesar» (El Porvenir, México, 18.4.1997).
«Me gusta que haya religiones porque me encanta pecar» (Popular 13, Paraguay, 9.7.1997).
«Cuando no trabajo me mato a pajas» (Hablan, junio de 1998).
«¿Un deporte? Tosing por las mañanas» (Guía del Ocio, Madrid, septiembre de 1998).
«Si estoy escribiendo una canción se me puede olvidar hasta que se está muriendo alguien querido» (Interviú, septiembre de 1999).
«Todas las mañanas me arrodillo, me doy cabezazos contra el suelo y doy gracias por haberme permitido estafar a la gente durante tantos años» (Efe Eme, septiembre de 1999).
«Sospecho que soy intratable» (Clarín, Buenos Aires, 6.11.1999).
«Creo que del mismo modo que les exigimos a los obispos, si alguna vez lo hacen, pedir perdón por su actitud con el nazismo o el franquismo, la izquierda de este país, a la que orgullosamente he pertenecido y creo pertenecer, debiera pedir perdón por su complacencia con ETA durante muchos años. Yo tuve en mi casa de Londres a etarras y era una gente encantadora que pegaba tiros en la nuca, algo que nos parecía una cosa muy graciosa en ese momento. Y hacíamos mal, porque de aquellos polvos vinieron estos lodos. Así que creo que la gente como yo está muy obligada a estar muy en contra y a decirlo muy alto por cobardes que sean. Y yo lo soy como el que más» (Interviú, diciembre de 2000).
Como en la primera edición, numerosas personalidades del mundo de las artes y la cultura participan nuevamente en Perdonen la tristeza escribiendo sobre el autor en un apartado en el que se dan cita escritores como Antonio Muñoz Molina, Manuel Vázquez Montalbán o Joaquín Leguina, músicos de la talla de Joan Manuel Serrat, Andrés Calamaro o Miguel Ríos, y actores como Juan Echanove o Pepe Sacristán, entre otros.
La cantautora chilena Magdalena Matthey combina en Instinto raíces latinoamericanas con sonoridades setenteras y cuenta con las colaboraciones destacadas de Natalia Lafourcade y Tata Barahona.
Albert Pla presenta Todo me va bien, el primer adelanto de su próximo disco — que verá la luz a finales de este año—, una inesperada colaboración con Kase.O que combina humor, crítica social y un estribillo tan irónico como pegadizo.
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