Ismael Serrano tiene mucho que celebrar: "lo vivido, lo aprendido y lo encontrado" durante sus dos décadas dedicado a la música. Hoy lo ha hecho en Madrid, su "casa", con un largo concierto de aire teatral en el que ha alternado las canciones con los recuerdos y ha compartido escenario con Rozalén y Pedro Guerra.
EFE | Jessica Martín - Hacía cuatro meses que Ismael Serrano (Madrid, 1974) había colgado el cartel de "no hay localidades" para su primer concierto en el WiZink Center madrileño, un espectáculo que el cantautor ha descrito como "una de las noches más emocionantes" de toda su vida.
Como eje vertebrador, su último álbum, 20 años. Hoy es siempre, en el que sus temas más conocidos conviven con "préstamos" de otros cantautores y con algunas canciones nuevas, como Ven, la elegida para un comienzo fulgurante.
Al inicio de la actuación el madrileño ha manifestado su alegría por estar en "casa" y ha agradecido a quienes también le acompañaban hace veinte años en alguno de los cafés de la capital que marcaron sus inicios.
Lo ha hecho en un escenario decorado como si fuera ese "desván" en el que guarda todos sus recuerdos y cuya parte superior ha estado habitada por su orquesta.
El concierto, íntimo y cercano pese al aforo completo, ha contado con un elemento narrativo que lo ha convertido en espectáculo: un diálogo entre el cantautor y una rosa roja cubierta por una urna de cristal, cuya voz pertenece a la cantante Rozalén.
En las conversaciones entre la flor y el protagonista de la noche, se han compartido varios chistes relacionados con la habitual "melancolía" de los cantautores y algunas reflexiones del artista, quien —ha subrayado— celebra "lo vivido, lo aprendido, lo encontrado".
"Llevo un tiempo en este oficio y creo que tengo mucho que celebrar y mucho que agradecer a toda la gente que lo ha hecho posible", ha dicho Serrano, visiblemente emocionado ante un público que se ha puesto en pie para aplaudirle.
En ese marco se han vivido momentos emotivos, con canciones como Las cuatro y diez, de Luis Eduardo Aute; y también divertidos, como el protagonizado por la canción Últimamente, donde ha mencionado de forma humorística la polémica relacionada con el máster de Cristina Cifuentes.
Después, el que fue uno de los iconos de la recuperación de la canción de autor en los años 90, ha continuado haciendo un repaso por "viejas y nuevas canciones", intercaladas con numerosos recuerdos y anécdotas que forman parte de un guion muy cuidado.
Sus versiones de otros artistas son buena muestra de que el madrileño, cuya música acaricia diferentes géneros musicales, es algo así como un puente entre generaciones, puesto que es capaz de conectar a cantautores de diferentes épocas.
Así, tras poner voz al Ojalá de Silvio Rodríguez, ha animado al público con Insurrección, de El último de la fila, antes de abandonar el escenario durante quince minutos porque la "función" de hoy, ha señalado, tenía dos actos.
En la segunda parte ha destacado un homenaje a la música que se trajo de cada viaje; el recuerdo a la voz de Mercedes Sosa mediante un elegante Todo cambia y la aparición de los dos invitados de la noche: Rozalén, para cantar a dúo Si se callase el ruido, y Pedro Guerra, con quien ha interpretado Ya ves. "Canto para recordar que aún seguimos vivos", dice esa canción.
También ha relucido el entusiasmo del público al escuchar La llamada y una acertada versión de Y sin embargo, una de las joyas de Joaquín Sabina, a quien ha mandado "las mejores energías para su pronta recuperación".
Mención aparte merece Papá, cuéntame otra vez, una "bronca" a la generación de sus padres que hay que seguir cantando en la actualidad, dice, para demostrar "que otro mundo es posible" y a la que ha añadido un verso implacable: "ahora mueren en Siria los que morían en Vietnam".
Para despedirse y después de superar las tres horas de concierto, el anfitrión ha cantado otras apuestas seguras como Vértigo, Aguas abril —un tema de Luis Pastor— o Agua y aceite, una canción estrenada el pasado año con letra de su padre, el periodista y poeta Rodolfo Serrano.
Habrá más "excusas" para celebrar porque "no faltan motivos" y nuevos brindis como el que ha puesto el broche a velada: "Por este nuevo recuerdo, por los que quedan pendientes, hasta siempre".
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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