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Entrevista a Litto Nebbia (I)

Litto Nebbia: siempre más allá del rock

por Manel Gausachs el 15/10/2018 

Litto Nebbia actuó el pasado 18 de mayo en Barcelona dentro de una pequeña gira española de cuatro conciertos en pequeños locales. Aprovechamos la ocasión para hablar con él poco antes de cumplir los 70. En esta primera entrega de la entrevista, que publicamos en dos partes, hablamos con detalle de seis de los siete discos que ha publicado en estos últimos tres años. Seis obras de géneros muy diferentes que demuestran, una vez más, que Nebbia trasciende los límites del Rock y del relato juvenil que se le adjudicó en sus inicios. En la segunda entrega, que publicaremos próximamente, hablaremos de su faceta como productor, de su nueva autobiografía Mi banda sonora y de lo cerca y lejos que está a la vez entre sí todo el mundo hispánico de la música.

Litto Nebbia en las Ramblas de Barcelona. © Manel Gausachs
Litto Nebbia en las Ramblas de Barcelona.
© Manel Gausachs

 

A Félix Francisco Nebbia Corbacho siempre se le presentará como el primer compositor de rock de autor en lengua castellana; también como el primer líder de un grupo juvenil de rock'n'roll —Los Gatos Salvajes— que saltó la verja que le tenía trazada la industria discográfica y que —en palabras de Andrés Calamaro— 'inventó el invento' del rock argentino, y, por extensión, en gran medida del Rock Iberoamericano.

 

Pero este rosarino, hijo de músicos y melómano del Cine, es ante todo músico, y, parafraseando una de sus canciones en la que más se autodefine, 'no permite que le impidan seguir, simplemente nos invita a que lo veamos seguir'. Probablemente también es uno de los músicos iberoamericanos más dueño y señor de su presente, futuro y, en buena medida, pasado: compone y graba a diario en su casa-estudio, desde 1989 ha producido más de 600 discos desde su propio sello (Melopea) y lucha porque su legado se reedite dignamente. Es harto conocido el litigio que mantiene desde hace unos años con Warner-Chapell Argentina por la explotación comercial de la obra de Los Gatos.

 

Y como productor —preocupado porque Argentina cree 'archivo' de todos sus géneros musicales— a Litto Nebbia le debemos las últimas grabaciones de Roberto 'Polaco' Goyeneche (1926-1994), la remasterización de grabaciones olvidadas de jazz argentino de los 60, y los primeros tres discos del 'nuevo tango' de Adriana Varela, que en España se publicaron gracias al trato que hizo con su amigo Mario Pacheco (1950-2010), el director del sello Nuevos Medios. Si Iberoamérica tuviera más productores como ellos, con esa capacidad de conectarnos y de esa categoría, otro gallo nos cantaría.

 

Un buen ejemplo de lo polifacético que llega a ser Nebbia son los últimos siete discos que ha publicado en los últimos tres años, acompañado o en solitario. Desde su personal aproximación al folklore de la provincia de Misiones, con Los Núñez y Cacho Bernal en el disco Amigos del litoral, pasando por el Nebbia más rockero de Rodar que ha grabado con el grupo Pez; desde el Power Sur Trío, a su homenaje al maestro brasileño Antônio Carlos Jobim (1927-1994), en Archivo Jobim junto a Silvina Garré; y desde la recopilación de temas que, según él no tuvieron el éxito que merecían, del álbum No Hits, al Litto de siempre, sólo ante el piano de Piano y voz (En vivo en Zapala 2014).

 

Para hablar de todas estas obras, excepto de Canciones de Tucumán a Rosario con Leopoldo Deza (2018) porque en el momento de la entrevista aún no lo había publicado, y de su último libro autobiográfico, lo entrevistamos el pasado 17 de mayo, un día antes de su actuación en la sala Les Enfants, en la cafetería del bar del hotel donde estuvo hospedado, justo frente al Gran Teatro del Liceo de Barcelona, y mientras iba pasando gente que no tenía ni la más remota idea de que se estaba cruzando con uno de los pioneros del rock en lengua castellana.

 

Recientemente has publicado un disco de chamamé, un género folklórico del norte de Argentina. ¿Cómo se ha dado tu aproximación a este género?

 

Amigos del Litoral es uno de esos discos que yo armo cuando convoco gente con la que quiero tocar, con la que nunca hemos tocado juntos. Estos son músicos de Misiones, Los Núñez y Cacho Bernal. ¿Qué quiere decir? Posadas (la capital de Misiones) es un lugar que está en frontera (con Brasil y Paraguay), que convive con sonidos... Y allí el ritmo más conocido suponte que es el chamamé. Entonces yo me junté con ellos tocando el piano y cantando, pero ¿qué sucede?, no es que me puse a tocar chamamé, nunca hago que digo: "Ahora voy a hacer un disco de tango, mirá que bien que toco tango..."; no, no lo hago para un lucimiento ni una competencia de como toco. Yo finalmente toco con la forma personal que yo tengo para tocar, pero lógicamente, respetando tres o cuatro códigos que tiene cada una de las músicas, ¿no es cierto?, que tiene que ver con la rítmica, con la expresión, con la manera... Ahora... yo no voy a cantar un tango como un tanguero, pero tampoco lo voy a deformar, voy a utilizar la climática de eso. Y acá pasa esto. Ellos tocan chamamé porque es la música propia de ahí, y yo toco el piano con ellos... Ellos tienen el sabor de eso y yo toco adaptando a mi estilo para mixturarme con ellos.

 

En ese disco hay dos o tres canciones que son clásicos de ese repertorio, hay un par de músicas brasileñas de Milton Nascimento y Tom Jobim, hay dos o tres canciones que yo escribí nuevas a propósito... Porque claro, cuando vos entrás a tocar con otros músicos siempre tienen la posibilidad —si están a gusto tocando— que aparezca una nueva alternativa, una nueva química... Yo a lo mejor estoy mal acostumbrado pero yo toco solamente con gente que me gusta como tocan y que les tiene que gustar como me gusta a mí, no toco por una cuestión de: "Mirá, te conviene tocar con aquel porque salió tal cosa... por una cuestión comercial". Entonces cuando toco se produce una alegría con esta gente...

 

Ellos no habían tocado tampoco con un tipo de mi generación o de mi género. Hemos tocado ya en cuatro o cinco lugares con ese disco, en algunos festivales que son legendarios, muy tradicionales de chamamé, que nos podrían habernos 'liquidado' (sonríe) y sin embargo la propuesta fue muy bien aceptada porque se presentó como cosa fresca, que hacemos de buen gusto...

 

Y lo bueno que tiene esa conjunción cuando tocamos en vivo, es que ni ellos se han querido hacer los rockeros, ni yo me he querido hacer el folklorista de chamamé. Entonces, bueno, es un disco que es otra experiencia. Es un disco que se me ocurrió el año pasado.

 

Por cierto, es un disco, es una música donde hay bandoneón, pero en un tema me ha parecido oír un teclado mellotrón...

 

Sí, sí, hay una parte. Yo toco eso. Yo toco órgano, piano... Y el guitarrista también, fíjate que no toca con la mano a la manera de 'junk' (jazz) ni rock. Toca pulsando con los dedos, así tipo el flamenco de Paco de Lucía (1947-2014) pero en su estilo de la zona, y el bandoneonista que también es excelente —que es su hermano— ¿qué tiene de bueno? No toca como los tangueros, ni como Piazzolla, es otra historia... Yo siempre digo: "Ellos tocan como música del río, que tiene otra sonoridad"... Y el percusionista lo mismo: no toca batería, toca percusión real para seguir lo que son, las secuencias rítmicas de la música que hacemos.

 


«Chamamé de los tres», personal aproximación de Nebbia al folklore de la provincia de Misiones.

 

Pero al mismo tiempo que te aproximas al folklore publicas un disco rockero por antonomasia como es Rodar (50 años de rock argentino) (Pentimento Records, 2017), disco que has hecho con los Pez.

 

El disco que he hecho con Pez es un disco que se me ocurrió porque esta banda —que son muy buenos músicos y muy buenos amigos míos— son quizás la banda 'independiente' más antigua que hay en Argentina. Tienen ya 20 años de andanzas 'independientes'.

 

Y entre una cosa y otra, el año que viene, mi sello —Melopea discos— y mi manera 'independiente' (de funcionar), cumplirá 30 años. Entonces se me ocurrió que nos juntáramos para hacer un disco ¿con qué motivo? Con el motivo de que el año pasado —(2017)— se cumplió medio siglo 'del rock argentino', contabilizando desde el primer éxito grande que tuvo mi grupo de adolescencia Los Gatos que salió en 1967.

 

Entonces, claro, hicimos este disco por pura amistad... Con temas clásicos, viejos, un par de temas que escribimos juntos... Y el disco nos encantó hacerlo. Hemos tocado en cuatro o cinco festivales grandes este año pasado y ya nos hemos quedado con ganas de grabar otro disco que seguramente haremos antes de fin de año pero que va a ser al revés que este Rodar, va a ser todo música nueva de temitas que estamos escribiendo en coautoría. A veces yo haciendo la letra de una música de ellos, o al revés, ellos poniendo letra a una música mía.

 


Litto revisitando dos de sus temas clásicos junto a los Pez.

 

Y siguiendo con la revisión de tu extenso repertorio hace un par de años nos sorprendiste con un disco de título muy irónico y cáustico: No hits...

 

Este es un disco que yo preparé porque una universidad que hace un gran desarrollo cultural en Argentina, que a veces saca un libro o un disco de alguien, me llamó para ese año sacarme un disco mío en homenaje. En homenaje en el sentido de que sale auspiciado por la universidad y lo costean todo ellos. Y entonces me dicen: "¿Qué disco querrías? Yo tranquilamente lo podría haber sacado directamente por nuestro sello, pero bueno es como un... como un premio que te dan, como un gesto. Entonces yo dije: "Hagamos un disco historial mío, pero no hagamos esto de los grandes hits y eso de que ya hay por todos los lados...". Entonces elegí 20 canciones y empecé a poner títulos que eran ofensivos, por ejemplo: "Las 20 canciones que nadie quiso oír"... que quedó como subtítulo... pero que, modestia aparte, son canciones muy buenas armónicamente y melódicamente. Cuando tu grabas un álbum, a lo mejor hay una canción que tiene el don de gustar, que te la piden y que se hace más popular... Y quedan las otras ahí perdidas porque nunca hay una divulgación total, ¿no es cierto? Y bueno me quedé muy contento de hacer el disco y a la hora de ponerle un nombre me dije: "Busquémosle un nombre que sintetice esta ironía...". Y dijimos: "Lo vamos a poner como cuando ponen el sello Prohibido: No hits, ¡acá no hay ni un hit! (y sonreímos).

 


Su declaración de principios Yo no permito se incluye en este «No hits», pero aquí la escuchamos junto a su alumno aventajado Andrés Calamaro, del DVD de este último Made In Argentina (Warner, 2005).

 

Hablemos de Canto de la luna, el disco que publicaste en el 2016 bajo el nombre de Nebbia Power Sur Trío.

 

Este es el segundo disco que tengo con este trío. Es un trío con dos jovencitos que tocan bajo y batería —Gustavo Giannini y Julián Cabaza—. Se llama Power Trio del Sur ¿por qué? Ellos son del sur, justamente, bien lejos de la capital. De General Roca son ellos (al norte de la Patagonia). Entonces un día yo fui a tocar por ahí en invierno, con muchísimo frío y ellos me consiguieron un par de locales donde tocar... Y cuando llegó el final me dicen: "Bueno, yo toco el bajo y el otro la batería. Podemos tocar un asapado, una jam session como último tema. ¡Sí...!" Y tocamos así y salía muy bien. Entonces cuando yo volví para otra gira, un día les dije: "Bueno, ¿por qué no hacemos una cosa? Armemos esto como un trío oficial y todas las vueltas que yo viaje por el sur toco con ustedes".

 

E hicimos dos álbumes, un disco que está en vivo, el primero, y el segundo que es este Canto de la luna... Toco con ellos esporádicamente. Se me da esto de que como yo tengo armado distintos espectáculos, de pronto me sale una gira con uno, y cuando llego a la otra semana voy con otro... Y después la otra semana voy con otro... A mí me gusta eso porque me hace tener como 80 o 90 músicas en dedo. Te mantiene bien, y además, así uno divulga su música de esa manera porque con cada quinto (grupo) toco temas distintos. Es posible que con todos repita un par de canciones de las más exitosas porque, la gente, te mata si no las cantas...

 

Pero siempre te ha gustado conectar con músicos diversos y de generaciones más jóvenes...

 

Yo la única cosa que necesito es que la persona sea abierta sensiblemente. Cuando yo era muy chico, cuando tenía 10 o 11 años ya escuchaba discos de Miles Davis (1926-1991), John Coltrane (1926-1967), porque había acceso en mi casa, porque mis padres eran músicos los dos y yo hijo único. Entonces yo decía: "Mmm... me gusta esto, me gusta lo otro". Pero todos los tipos que me gustaban tenían 20 años más que yo. Me decía: "Yo nunca voy a poder conocerlos". Y ahora, que pasa la vida al revés, se me acercan tipos jóvenes para los que yo soy mucho más viejo que ellos (se ríe).

 

¿La unión cuál es? La unión es un concepto de la música. Si vos lo podés disfrutar con alguien esta persona puede tener 15 años o puede tener 80. Hay gente de ambas edades que no es sensible a eso y hay gente que es sensible también de ambas edades. Por eso tenés que buscar.

 

Cuando yo me acerco a alguien siempre es alguien con el que compartimos un gusto por algo. Muchas veces cuando toco con gente más joven les gusta que yo les cuente cosas y me preguntan de aspectos de la música de otras épocas, pero un montón de cosas que a mí me gustaban de pequeño, a ellos también ya les gusta ahora. Quiero decir que si tú le dices a alguien: "¡Qué bueno que es Miles Davis!, o, ¡Qué bueno que es Ástor Piazzolla (1921-1992)!, o, ¡Qué bueno que es Frank Zappa (1940-1993)! ¡No tiene edad! ¡Un tipo que es músico realmente le gusta todo eso! Y eso es lo que te hace unir con algunos tipos.

 


Versión del 'clásico' del uruguayo Eduardo Mateo en uno de los proyectos simultáneos que Litto mantiene con músicos jóvenes.

 

Sí, claro, claro, en la progresión, en la modulación... Sí, con la cosa de la composición melódica. A mí me gusta mucho eso. A veces está subestimada la palabra 'melódica'... Porque a veces aparecen por ahí cosas de cantantes melódicos medio 'horteras' que no es lindo, que son canciones con siempre las mismas notas...

 

Y también cuando escucho las canciones de compositores, como puede ser Burt Bacharach, como puede ser Jimmy Webb, como puede ser Michel Legrand. Ese tipo de música que es melódica, con la personalidad de cada autor, pero con un criterio más orquestal, más amplio...

 

Yo no soy músico, técnicamente no sé de música, pero en el final de La balsa —y me permito ponerme a cantar A naufragar...— diría que modulas la voz de una manera muy sorprendente por tratarse de una canción, digamos, 'rockera'...

 

Especialmente si te pones a pensar que escribí eso en 1966, menos era posible que sucediera eso. Lo que pasa es que esa posibilidad que tuve de educación musical con mis padres, de pequeño, en Rosario, hizo que, por ejemplo, con el nacimiento de la Bossa Nova, de João Gilberto, yo estaba por cumplir 11 años y yo ya conocía el tema Chega de saudade, y todo eso. Y al cabo de 3 años, a los 14, hice un curso de Paulinho Nogueira (1927-2003) de guitarra.

 

Entonces cuando yo empecé a escribir canciones para mis grupos rockeros, de mi adolescencia, mis canciones eran de beat y de rock pero tenían acordes de paso que normalmente el rock no usa, ni usaba en esa época. Por eso hay mucha gente que toca algunas de las canciones que hice en mi adolescencia y no hacen todos los acordes, hacen menos. La misma La balsa tiene un montón de giros que no los usan.

 

...Te hablaba de todo esto porque en el 2016, nos has sorprendido con un disco que has hecho con Silvina Garré dedicado al repertorio de todo un tótem de la música brasileña, Antônio Carlos Jobim. ¿Cómo surgió la idea?

 

Este disco lo hicimos para nosotros. Está cantado medio en 'portuñol'. Cuando terminamos nos preguntamos: "¿A quién le va gustar esto?", pero ganamos un premio y nos salieron tres o cuatro contratos para afuera... Y dijimos: "¡Qué lástima!", porque lo presentamos en quinteto, como lo grabamos, o sea cantamos los dos (Silvina y Litto), yo toco el piano, un flautista que se llama Leopoldo Deza, un muy buen guitarrista que se llama Daniel Homer, y un baterista muy joven que se llama Tomás Corley.

 

Y cuando hicimos el último show, uno de los chicos dijo: "¿Y por qué no hacemos el año que viene otro homenaje a otro?". Y le dije: "Bueno, si les parece vamos a hacer Archivo Burt Bacharach". Y hemos empezado a grabar el de Burt Bacharach y ya vamos por tres músicas. Es muy posible que para fin de año lo terminemos y salga el año que viene.

 

«Hemos empezado a grabar un «Archivo Burt Bacharach» y ya vamos por tres músicas. Es muy posible que para fin de año lo terminemos y salga el año que viene».
«Hemos empezado a grabar un «Archivo Burt Bacharach» y ya vamos por tres músicas. Es muy posible que para fin de año lo terminemos y salga el año que viene».

 

Del último disco del que me gustaría que nos hablaras es de Piano y voz (En vivo en Zapala 2014). Te gusta acompañarte pero de vez en cuando haces un disco a solas...

 

Toqué en la ciudad de Zapala que cumplía 100 años y no sé por qué en fiestas que hacían se les ocurrió contratarme para que, en un teatro antiquísimo y divino que tienen, yo hiciera un concierto de piano. Y por cierto lo hice y quedó tan bien grabado que puse un 'sticker' (una pegatina) en el disco que dice "Este es el disco donde mejor suena el piano de todos los que he grabado de piano solo". No sé qué pasó esa noche pero sonó muy bien con ese 'pianaso' divino y quedó muy bien la grabación y la gente muy entusiasta... Y estrené canciones en ese disco, e hice algunas improvisaciones de piano...

 


«Tristeza en los andenes», Litto Nebbia musicando al poeta rosarino Hugo Diz.

 

Próximamente, en la segunda parte de este artículo, hablaremos de su faceta como productor, de su nueva autobiografía Mi banda sonora y de lo cerca y lejos que está a la vez entre si todo el mundo hispánico de la música.






 
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