La voz del histórico creador extremeño, músico y poeta, 'abrazó' ayer al auditorio de la Residencia de Cazoña durante su paso poético por Santander.
Por José Carlos Rojo Puente para El Diario Montañés
![]() Pablo Guerrero visitó ayer el IES Torres Quevedo de Santander.
© SANE
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Hubo una vez un hombre que susurraba palabras. Palabras convertidas en versos. Poesía que encontraba en la música la habilidad para «envolver y acariciar; para dejar en libertad a quien la escuchaba». Fue el regalo que el cantautor Pablo Guerrero (Esparragosa de Lares, Badajoz, 1946) sirvió ayer al auditorio de la Residencia de Mayores Caja Cantabria, entre el que se encontraba la consejera de Educación, Rosa Eva Díaz Tezanos. Recitó sus últimos versos mientras una proyección audiovisual evocaba alguna de sus canciones para conmemorar el 30 aniversario del Instituto de Educación Secundaria Leonardo Torres Quevedo. Comenzó la lectura y rogó atención. «Aunque siempre he pensado que es un privilegio y más que pedirlo, hay que merecerlo». La recibió, como lo ha hecho durante sus más de treinta años de carrera, merecedores del premio 2009 a toda una vida de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música. Tres décadas y una obra que cantan a la libertad con la sensibilidad de quien nació poeta.
-¿Poesía musicalizada o música poética?
-Son dos vertientes artísticas que están muy unidas. Desde el principio de los tiempos. Comenzando con el Romancero y las Jarchas hasta nuestros días. Pero yo distingo a la hora de escribir un poema o componer una canción. La melodía debe tener una estructura tremendamente lógica, y ha de ir acompañada de una palabra también con sílabas muy medidas. Aunque me salto esa norma muchas veces y he hecho muchos temas sin ningún rigor en ese aspecto para liberar la creatividad.
-La mezcla de ambos está muy patente en su último disco, 'Luz de tierra'.
-Ha gustado mucho y la gente lo ha aceptado muy bien. Lo noto en el directo, que estoy haciendo ahora. Es un trabajo en el que pongo música al trabajo de quince poetas extremeños.
-¿Buena tierra de poetas?
-Hay muy buenos poetas y sólo es el comienzo. Hace poco tiempo no salía gente que escribiera poesía, pero desde que la Facultad de Letas funciona en Extremadura, se ha conformado una importante cantera.
-También afirma que la poesía cada vez interesa más ¿Tendrá que ver con este fenómeno?
-Nunca se ha escrito más poesía que ahora, y han aparecido infinidad de editoriales pequeñas gracias a las facilidades que otorgan las nuevas tecnologías. Lo que no sé es si se lee más que antes, o sólo somos los poetas los que leemos a otros poetas...
-La música se convierte entonces en vehículo idóneo para llevar los versos al gran público...
-Mi faceta de cantautor hace que se rompa el círculo vicioso. Mis libros los lee gente que no ha leído poesía pero ha escuchado la música de los cantautores que hemos sido poetas. La música es una forma de leer poesía, y de escribirla.
-Afirma que el mundo de la poesía mejora pero, ¿Qué hay del mercado musical?
-Todos estamos un poco desconcertados. Hay dos vertientes, la positiva y la negativa.
-Dígame...
-Por un lado puede llegar un momento en el que un trabajo tuyo haya sido descatalogado por la compañía, y si alguien lo cuelga en la red puede encontrar una nueva vida. Aunque sea gratuito, al menos tienes la compensación de que eres escuchado, en todo el mundo.
-¿Y sobre los derechos de autor?
-Vivimos en un mundo en el que se respetan los derechos de los demás. A nadie se le ocurre robar un coche sin pensar que va a ser castigado por ello; sin embargo, los derechos de autor es un apartado que está en el aire. Se hace daño a los autores, a los músicos, cantantes, escritores, cineastas, poetas, etc. Es un fenómeno nuevo que la industria no ha sabido ver venir. No ha sabido adaptarse y ahora hay que encontrar solución.
-El primer intento ha levantado una importante polémica...
-Estoy en contra de las leyes tajantes que prohíban o que encarcelen a quien descargue de Internet. Me parece una barbaridad. Creo que hay que pensar en la responsabilidad de cada cual.
-¿Entonces sería más admisible el canon?
-No sé si es lo mejor. Pero es un dinero que gestiona una sociedad que luego se ocupa de repartir y a ver cómo llega al autor. De verdad, es muy complicado encontrar solución a todo esto.
-Alguna vez dijo que la sociedad española no era tan envidiosa como se afirmaba, pero sí muy agradecida. Con usted lo ha sido, durante 30 años...
-Conmigo ha sido muy agradecida (entre risas). He estado mucho tiempo trabajando. Incluso me he retirado durante 6 años y no me han olvidado. Tengo un público no muy numeroso, pero muy fiel.
-Fiel a su continua búsqueda musical. ¿Continúa ese afán por la experimentación?
-Siempre seguirá, aunque matizado por la edad. Ahora no veo nada que me atraiga especialmente de cara al futuro. Creo que he encontrado una línea musical que abraza un poco, que envuelve y te da libertad para hacer y pensar con ella.
-A principio de los sesenta apareció su canción 'Tiene que llover'. Por aquel entonces tenía que llover sobre el franquismo, ¿dónde se centra la reivindicación ahora?
-La situación del trabajo. Es un derroche increíble que la gente estudie una carrera y no pueda trabajar en ello. La carestía de la vivienda. Las familias se forman muy mayores, los jóvenes se van de casa muy tarde y tienen hijos a edades muy avanzadas. Hay mucho que reivindicar y la poesía debe fijarse en ello para hablar de todas las inquietudes sociales.
-Sobre los proyectos a nivel musical, prepara un disco, 'Once canciones con nombre'.
-Lo he pospuesto porque creo que estoy en la edad de hacer una antología personal con mis 13 canciones esenciales, las que mejores recuerdos me traen.
-¿Cuales serían?
-Aún no lo he decidido, pero creo que con el equipo de músicos que me acompañan ahora puedo abordar el proyecto y hacer algo muy bonito.
-Sobre el papel prepara el libro 'Los cielos tan solos'...
-Trabajo sobre ello. Hoy voy a leer algún poema de ese texto en el acto.
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