Ramón Mejía “Perrozompopo” es una de las promesas de la música nicaragüense. Proviene de una familia de músicos que han marcado la historia de su país: los Mejía Godoy.
Su propuesta parte de la Nueva Música Nicaragüense urbana y renueva la canción de autor con su voz melódica, sus giros flamencos y una música muy fusionada.
Pertenece a una generación de cambios sociales e ideológicos que marcaron profundamente la brújula de su trabajo. La guerra, la pobreza, los mártires, la bala de la dictadura, hombres y mujeres desaparecidas, la niñez, la marginación, la iglesia, el silencio, la corrupción, los hijos, la canción, la guitarra armada, el autobús y el ladrón, el rostro silencioso de tanta gente del campo, la falta de letras y pupitres, los amigos, el amor, la desilusión, y las ideas que todavía existen debajo de los adoquines, se mezclan con la música de autor, el rock, la balada, el rap, el reggae, y otras influencias latinoamericanas.
Perrozompopo es el resultado de todas estas transformaciones y vivencias nicaragüenses de una generación perdida.
Dice Perrozompopo:
"Nicaragua es un país exótico y lleno de contradicciones, de amores y locuras incontenibles, un país de preguntas, un país con poder, religión, poesía y sociedad, un país donde la política, la cooperación internacional, las estrategias mundiales, las grandes transnacionales, nosotras y nosotros, como en la ensalada de Galeano, todos los días tomamos café y tratamos de arreglar el problema de nuestros pequeños mundos.
Aquí hay música que habla de eso.
Otro mundo es posible, aún cae agua de muchos ojos".
El trovador chileno Nano Stern se encuentra actualmente en Europa. Este sábado actúa en Barcelona y el domingo en Madrid en donde estrenará sus nuevo disco Nano Stern canta a Víctor Jara (2023) y presentará Aún creo en la belleza (2022). Sin embargo hoy hablaremos con él de un extraordinario disco que lanzó el año pasado con Gina Allende —bajo el nombre de Ensamble La Misola—y que pasó injustamente desapercibido: Más vale trocar. Canciones de la España renacentista.
Víctor Casaus dice vivir en una constante contradicción. Por una parte su obra personal como creador —poesía, cine, testimonio— y por otra, esa absorbente e imprescindible labor como gestor cultural por la que es constantemente requerido. Ambas necesarias, ambas destacadas, pero a veces incompatibles porque "hay más tiempo que vida".
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