Septiembre de 2008
Los huérfanos de madre tenemos unas carencias afectivas curiosas. O al menos yo.
Recuerdo mi adolescencia como una larga etapa poblada por músicas anglosajonas. Externas. Me horrorizaba todo lo castizo, y de lo hispano casi solamente me atraían los folklores indígenas.
Hasta que un día escuché una voz especial. Algo que me sonaba a eso tan inexplicable que es el afecto. A nana. A cultura oral. A pasillo de mi casa. A pan recién amasado. A lo que debía haber conocido desde siempre pero que me era completamente nuevo. María Elena Walsh se convirtió desde entonces en algo más que una compositora, una cantante, una escritora. Más que una hermana, incluso.
Poco a poco comprendí que esa era una manera de comunicarse mucho más fértil, mucho más audaz y mucho más universal que la de tararear las músicas de los Beatles. Y me profesionalicé para seguir adelante con el mensaje afectuoso de la Walsh “Madraza del idioma, España mía, te venere yo ahora y en la hora de morirme de amor por las palabras…”
María Elena era y es la esencia misma de la lengua. La entraña de la música. No me hace falta verla para estar con ella. Cierro los ojos y la oigo. Oigo sus palabras, sus músicas. Permanentes. Inmutables.
Hoy se edita Tú Ve, el nuevo y sorprendente álbum de Kevin Johansen, en el que reversiona temas de su autoría y escritos por otros artistas, explorando la invitación a cantantes con los que tiene una evidente afinidad artística.
Enmarcada en el homenaje que la SGAE brinda durante el mes de mayo a Luis Eduardo Aute, se celebra del 6 al 27 de mayo de 2022, de lunes a domingo (de 16 a 21 horas) en las Galerías Palacio de Longoria SGAE (Madrid) una exposición de pinturas y objetos personales de multifacético artista.
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