Era un día de febrero de 1997. Corría una "noche de pingüinos" tal como la catalogó Vicente Feliú. Era a él a quien íbamos a ver y escuchar en la Sala Apolo de Barcelona. Llegando a la puerta del local nos encontramos con un cartel donde se decía que "el Tinto" venía acompañado de dos jóvenes trovadores cubanos que formaban una suerte de "dúo" llamados Carlos Lage y Karel García.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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